
El caso es que, habiendo una aplicación de por medio, la demandante, a quien se refieren como N.P., ha asegurado en el documento que “We-Connect monitoriza y graba, en tiempo real, cómo usamos el aparato”, y que Standard Innovation envía esa información privada a sus servidores en Canadá. Y no solo eso. Si puedes controlar un vibrador con una aplicación, un hacker también podría hacerlo, claro.
A priori puede parecer una novela random de espionaje, pero es cierto que la empresa de seguridad en internet Trend Micro, de Los Ángeles, ya había avisado a principios de año de que los juguetes sexuales “inteligentes” son vulnerables a los piratas internautas. La empresa demandada ha escurrido un poco el bulto y ha dicho en un comunicado que, “dada la naturaleza íntima” de sus productos, “nos preocupamos seriamente por la privacidad de nuestros clientes y por nuestra política de transmisión de datos”. ¿En qué se quedará la demanda de N.P.?



