Le llaman la serie de la generación Z, y según TIMES uno de los episodios de su última temporada emitida fue el mejor momento televisivo de 2016. BoJack Horseman es una de las series insignia de Netflix, una historia de animación creada por Raphael Bob-Waksberg, con animales antropomórficos en una despiadadamente cómica Hollywood.
Una serie de animación pero no infantil, que sigue la estela de otros clásicos como Los Simpson o Padre de Familia. Y como pasa con esas otras dos producciones, el humor negro, corrosivo y deslenguado de BoJack Horseman hará que gente ame la serie y que otros la tachen de irreverente.
Por poner un poco en contexto: BoJack Horseman es un caballo que en los 90 vivió su gran salto a la fama por la serie cómica Retozando. Los 90 se acabaron, y el cariño que la gente profesaba por el caballo dorado también se acabó. A partir de ahí la vida de BoJack se convierte en el desastre que él mismo es. Porque todo lo que toca el actor venido a menos, acaba por los suelos: sus relaciones, sus proyectos, sus amistades… Tiene la gran capacidad de destrozar todo lo que toca, pero su gran sueño es dejar la huella de su herradura en la industria y pasar a la posteridad.
Pero no hemos venido aquí a analizar la serie en sí, sino a hablar de un episodio en concreto. En el quinto capítulo de la tercera temporada de BoJack Horseman, que se llama Amor y/o matrimonio, la trama gira entorno a una boda de dos chicas. Bueno, no la boda, una cena de ensayo para el gran día nupcial.
BoJack está celebrando el éxito de su primera película, la que siempre quiso hacer, y como el buen caballo egocéntrico que es, piensa que la guinda que le falta a ese ensayo de boda es la presencia de un actor famoso que le de caché.
Pero, cómo no, todo lo que toca el actor se va a pique, y esta unión no iba a ser menos. Da un discurso muy elocuente en el que dice que sabe lo complicado que es encontrar esa pieza del puzzle que te falta, y que cuando lo encuentra, lo sabes. Y entonces Tanisha, una de las dos prometidas, se da cuenta de que quizá no lo sepa tanto como cree.
Tanisha ama a Karen pero se pregunta si le llena del todo. BoJack le dice a la novia a la fuga que nunca encontrará a nadie que le llene completamente, pero que si encuentra a alguien a quien medio tolere tiene que hincarle las uñas, y aparecen los fantasmas del caballo y dice que se hará mayor y estará más amargada y más sola si no sigue adelante con la boda.
Karen y Tanisha finalmente se casan, y aunque no vemos la boda en sí, lo especial del episodio es que, en una serie en la que las parejas son extravagantes (un caballo y una gata, o una búho, o un perro y una humana), nos presentan a una pareja de chicas interracial y a sus familias disfrutando de una, al final feliz, historia. Y en una época en la que la diversidad en televisión es una de las grandes tareas pendientes de la caja tonta, BoJack Hoarseman es un soplo de aire fresco muy, muy interesante.