¡Croquetillas! Creemos que esta entrada es muy importante y necesaria a día de hoy, por desgracia. Muchas personas siguen teniendo en su cabeza estos falsos mitos sobre la transexualidad y automáticamente los relacionan con cualquier persona trans que conozcan. Así que vamos a desmontarlos un poco. Bueno, un poco bastante no os vamos a engañar.
- Cambio de sexo. Habitual e incorrectamente, se dice que las personas transexuales realizan un “cambio de sexo”, cuando en realidad no es así. Somos del sexo que nos sentimos, no del que nacemos. Por lo tanto, lo único que hacen es adaptar su cuerpo mediante hormonas y cirugías para que se asemeje a su sexo sentido. Sí cambian los documentos oficiales, el nombre y la mención de sexo en el DNI (por ejemplo). El término correcto sería transición.
- La transexualidad es una elección/opción/capricho. Por desgracia es uno de los mitos más extendidos en la población, y en ningún caso lo es. Las personas transexuales pasan por pruebas psicológicas, médicas, administración periódica de hormonas durante toda la vida, operaciones que no siempre tienen el resultado esperado… A nivel social, salir del armario en su entorno más próximo (con el posible rechazo que eso pueda generar); a nivel jurídico, tener que esperar 2 años para cambiar los documentos oficiales. Si todavía creéis que es un capricho…
- La transexualidad es lo mismo que travestirse. Son dos conceptos que normalmente se confunden. Las personas que se travisten lo hacen por diversión, porque su profesión lo requiere, por diversos motivos. Estas personas no requieren ningún cambio físico/social/jurídico para ser felices, sin embargo las personas transexuales sí.
- Las personas transexuales trabajan en el mundo del espectáculo. La transexualidad no influye en la profesión. Es cierto que durante una determinada época, las personas transexuales tuvieron que refugiarse en el mundo del espectáculo para poder sobrevivir, pero eso no ocurre en la actualidad. Hay personas trans con diferentes oficios, tantos como personas trans hay.
- Las personas transexuales son personas extravagantes, exhibicionistas y les gusta llamar la atención. Cada persona es un mundo, y las personas trans no son la excepción. Del mismo modo que no todas las personas trans trabajan en el mundo del espectáculo, no todas son extravagantes, exhibicionistas o les gusta llamar la atención.
- Las personas transexuales son personas enfermas porque la transexualidad es una patología. En primer lugar hay que aclarar que la transexualidad NO es una enfermedad, bajo ningún concepto. Sin embargo, el término “disforia de género” permanece en el DSM-V (manual publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría) y CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades, publicado por la OMS) para designar la “angustia” que siente una persona trans por el mero hecho de serlo. Entre todxs debemos conseguir que este término desaparezca por completo y, al mismo tiempo, seguir teniendo cobertura sanitaria.
- Asociar la transexualidad con la prostitución. Esto es debido a que las personas transexuales, en concreto las mujeres, han tenido un difícil acceso al mercado laboral. Ante esta barrera, algunas de ellas han tenido que recurrir al trabajo sexual. También han tenido que recurrir a ello para poder costear las operaciones cuando aún no las cubría la Seguridad Social.
- La transexualidad es lo mismo que la intersexualidad. Las personas intersexuales son aquellas cuyos genitales no se han formado de una manera estándar, mientras que las personas transexuales sí tienen desarrollados sus genitales de manera estándar pero no se corresponden con su sexo sentido. Por otro lado, hay una estrecha relación entre ambas identidades, ya que la ausencia de protocolos sanitarios en este ámbito ha dado lugar a una toma errónea de decisiones con respecto a los genitales. En la adultez, algunas de estas personas intersexuales han tenido que empezar su proceso de reasignación sexual.
- A las personas transexuales se les debe tratar según su sexo biológico y preguntarles por su nombre “anterior”. Como ya hemos mencionado en el primer punto, las personas somos del sexo que nos sentimos. No se debe decir “el transexual” sino “la mujer transexual”. Tampoco “la transexual” sino “el hombre transexual”. Preguntar por el nombre de una persona transexual antes de reconocerse a sí misma como tal, genera incomodidad y malestar. El nombre que importa es con el que esa persona quiere que nos dirijamos a ella.
Y con esto y un bizcocho, esperamos haber desmontado algunos mitos que nuestra sociedad todavía propaga sobre las personas trans. ¡Hasta la próxima, croquetillas!