Poco se está hablando de la trama lésbica de la serie Centro Médico que actualmente emite La Primera de RTVE. Y hay mucho de que hablar, porque la historia de Diana y Ainhoa es una de las historias más auténticas que se está emitiendo actualmente en la ficción nacional.
Tengo que confesar que yo solo había visto Centro Médico un ratito y hace mucho tiempo, cuando en octubre de 2015 se convirtió en la continuación de Seis Hermanas y te quedabas ahí un poco rezagada. No me gustó. Centro Médico era un docu-ficción educativo de temática médica que escenificaba casos reales de pacientes que acudían a un hospital. Se limitaba solo a eso, a contar un par de casos por capítulos y explicar la resolución y dar consejos a cámara por parte de los médicos.
Pero resulta que Centro Médico llegó a los casi 250 episodios y la cosa gustaba, pero le faltaba algo más para terminar de enganchar. Fue entonces cuando a la productora Zebra Producciones y a RTVE se les ocurrió darle vidilla a la docu-ficción y convertirla en una serie con tramas personales, exteriores y nuevas incorporaciones. Fue así como en la segunda temporada de Centro Médico, en septiembre de 2016, se le empezó a dar importancia tanto a la vida personal del personal del hospital como a la de los pacientes.
Ahora, Centro Médico se ha convertido en una serie que sigue siendo muy educativa, pero no solo en el campo de la salud. La serie también educa en diversidad y tolerancia. En las historias que nos cuentan hemos podido ver a heterosexuales, gais, lesbianas, transexuales, bisexuales… Vamos, lo que viene siendo la vida: diversidad.
Y en esta diversidad yo quiero contaros la historia de la doctora Diana Ortega, interpretada divinamente por Rebeca Valls. Diana es cardióloga y además tiene un corazón que no le cabe en el pecho. Ella se implica con sus pacientes hasta el punto de, muchas veces, olvidarse de proteger su propio corazón. En mayo de 2017, Diana hace amistad con una paciente del Centro Médico que se llama Lola y que resulta ser un bollito envenenado. Os confieso que yo ayer mismo vi todos los vídeos de la vida de Diana del tirón (sí, casi doce horas de golpe, pero es que la cosa engancha), gracias a un canal de youtube que ya me resolvió la papeleta con la historia de Ana y Teresa de Amar en Tiempos Revueltos, y gracias a eso he podido ver la evolución de Lola en unas horas, muy bien traído por cierto. Pues bien, la teniente Lola se enamora de Diana y resulta que acaba todo como el rosario de la aurora, porque la chica no está muy bien de la cabeza y no acepta muy bien el rechazo de la doctora, que en esos momentos lleva una vida heterosexual. Después de toda esta movida, intento de asesinato incluído, en junio llega a Centro Médico una nueva doctora del servicio de emergencias, Ainhoa Cortel, a la que interpreta Cristina Llorente.
Ainhoa es muy maja y muy guapa, además de muy lesbiana. Y después de muchas vueltas y muchos tira y afloja, ahora estamos con Diana y Ainhoa enamoradas y saliendo, cada una a su ritmo, del armario. La historia está en pleno apogeo en estos días, así es que no voy a contaros nada más. Os recomiendo poneros al día y seguir la serie desde ya, porque la cosa está interesante y además se aprende mucho de medicina y salud en general, que siempre viene bien.
Nunca pensé que me gustaría una serie de este tipo, pero tengo que reconocer que la fórmula tiene su gracia. Los actores cuentan cosas a cámara y las tomas son como muy casuales, a través del ojo de buey de las puertas o desde la esquina de un pasillo. Se nota que los intérpretes improvisan los diálogos con frecuencia, aunque se ciñan a un guion, y eso le da cierta frescura y verosimilitud que, unido a que los casos que se cuentan son reales, hace de Centro Médico una serie muy interesante.
.- La Oveja Rosa (@laovejarosa)