Andi (Constance Wu) y Lu (Angela Trimbur) se van a casar, y sus amigas les han organizado un fin de semana espectacular a modo de despedida de solteras. Habrá vino, decoración, juegos, y hasta marihuana. Pero entre unas cosas y otras, y sobre todo tras la confesión de Lu de que no ha tenido jamás un orgasmo, las cosas se vuelven raras e incómodas.
The feels no engaña con el nombre. Va, directamente, sobre sentimientos, sobre todo sentimientos reprimidos y conversaciones pendientes que no tenemos porque, bueno, nunca es el momento. Va sobre la confianza que debes tener con alguien para dar el paso de casarte, y va sobre trabajar juntas en una relación, y no cada una por su lado intentando que, mágicamente las cosas se solucionen solas, mientras que lo que sucede es que una bolita de angustia se va asentando en el estómago.
Y esto no sucede únicamente con la pareja principal, sino que es algo que podríamos extrapolar a todos los personajes de la película que, por cierto, son un 80% mujeres. En los cortes en los que van explicando cómo fue su primer orgasmo vamos descubriendo también otras cosas sobre su personalidad, y qué les ha llevado a ser como son hoy en día.
Por otro lado, me parece interesante que se trate un asunto que, creo, quizá pasa desapercibido ya no en la pantalla, que seguro, sino también en el mundo real, y es que las relaciones entre dos mujeres también tienen problemas en la cama, y a veces, con esto y con más asuntos, y aunque se nos tache de ser excesivamente comunicativas y emocionales, se opta por dejarlo correr.
Esta película, digna hija de todo el cine California style, plagado de gente exitosa, guapa, y con problemas un poco de niñas 1600, es un ejercicio de cómo se puede armar una historia a base de diálogos y experiencias reconocibles. Una cinta muy agradable, por cierto financiada con crowdfunding, y que cualquiera, LGBT o no, puede disfrutar.
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