Como croqueta básica que soy, vivo para rebuscar representación lésbica. Desde que me hice cuenta en Netflix hace unas semanas, ojeo este tipo de series y películas más de lo que admitiría.
Escribo ahora esto gracias a la catarsis que sufrí el otro día viendo la recomendación The Feels. La película empezaba con una mujer hablando de su amor, su estabilidad y sus planes de boda. Asumiendo ya una historia en la que su boda se vería frustrada por el descubrimiento de su nueva sexualidad, me di un mazazo en la cara. ¿Se casaba con una mujer? ¿Perdona? ¿Ya? Pero si es el principio de la película. El hecho de que esto me resultase tan chocante me llevó a hacer una exhaustiva y especializada investigación.
Lo has adivinado: busqué “películas lesbianas” en Google. Loca me quedé mientras veía película tras película de represión, falta de aceptación, salidas del armario, replanteos de heterosexualidad, confusión… En todas las pelis, al menos una de las protagonistas empieza sin sospechar que le pudiesen gustar las mujeres, o lo sospechaba, pero nunca actuó al respecto. Freeheld, Bloomington y If these walls could talk 2 fue lo único que pude rascar después de 10 minutos bajando listas y listas de títulos. Aún minutos más tarde, no fui capaz ni siquiera de sacar tres películas que tuvieran un personaje lésbico cuya relevancia en la historia no fuese su represión o descubrimiento o salida del armario.
Mi conclusión fue bastante sencilla: ¿puedo empezar siendo ya lesbiana? Una tontería que ningún director parece replantearse. Soy una gran amante del cine y veo 8000 películas a la semana donde me trago a gusto a sus 8000 respectivos heteros, solo pido sentirme identificada con algunas. Y si ya no me siento identificada, es porque las películas de lesbianas no son de lesbianas, son películas sobre el lesbianismo. Bueno, pues ya no necesito que me vuelvan a explicar el lesbianismo, lo he pillado.
Es genial que un director quiera representar nuestra realidad, pero parece que para ellos fuésemos otra especie, como si nuestras vidas no fuesen otra cosa que la lucha 24/7 contra el tabú social. En su mayoría son tan incapaces de escribir papeles de mujeres lesbianas o bisexuales, que hacernos empezar “normales” es una forma de manejar la situación. Señores, hace mucho que descubrí mi sexualidad, con bastante facilidad. Hace mucho que salí del armario. Mi vida siguió y mi vida sigue. Juro que hace tiempo que sigo existiendo, y sigo existiendo lesbiana. ¿Algún director necesita analizarme para un próximo proyecto?