En HULEMS nos gusta la música, como concepto general: Lo mismo escuchamos a Martirio que hacemos un bailecillo en la silla con lo último de St Vincent. La única condición que ponemos es que sea buena música. Y de esto, nadie sabe más que las C’mon Pili, que después del exitazo de su última fiesta, se estrenan en esta, vuestra web, haciendo un repaso a todo lo que sonó en su última cita, con Playlist de Spotify incluída. Hoy es un gran día 😉
>>Empezamos la lista con una canción festiva como High Five de Angel Olsen —que las detractoras del country y sus sucedáneos odiarán con toda su alma, desgraciadamente—. La razón es que nos parece muy adecuado comenzar un repaso de la fiesta con la frase que abre la canción: “I feel so lonesome I could dieeeeeeee” (“me siento tan sola que podría moriiiiiiiiiiirrrr”). La cosa cambia un poco a medida que la música sigue, porque parece que Angel Olsen encuentra a otro ser humano, chocan los cinco y entendemos que se vienen a C’mon Pili.
A partir de este gran pistoletazo de salida, seguimos con Elephants, de Warpaint, con ese arpegio de guitarra hipnotizante y esas voces lánguidas. La canción acaba justo cuando estamos a punto de caer en un trance y perdernos en un bosque en combinación (ya sabéis, esa gran prenda del pasado), y entonces comienza Brill Bruisers. Se trata de un temazo que The New Pornographers se marcaron en su último disco y que las fans del grupo asociarán a esa actuación del grupo en un Late Night norteamericano en la que Neko K Ase, perdón, Neko Case, además de ser la mejor del mundo, lleva unas mallas con faraones del antiguo Egipto.
https://youtu.be/9SaHXd4RhDs
Creemos que Courtney Barnett tiene que molar como colega. No podemos decir más que eso, y que esta canción suya, Pedestrian at best, podríamos pincharla en loop infernal y nos quedaríamos más que contentas. Por lo que cuenta la mujer en la canción, estaba pasando por una grave crisis existencial cuando la escribió. Una crisis existencial que no implica crisis económica, como demuestra diciendo “Give me all your money and I’ll make some origami, honey”. Ya sabéis, no le dejéis dinero a Courtney Barnett, que podéis intuir lo que va a hacer con él. Si no habéis visto el vídeo, aquí lo tenéis, a ver si os hace tanta gracia-pena como a nosotras.
Strange Hellos, de Torres, es como un salmo para un 50% de C’mon Pili, y cuando la pincha, los ojos empiezan a hacer espirales y no se le puede hablar. Un día empezó a levitar, y la otra C’mon Pili tuvo que bajarla del techo con mucho esfuerzo para poner la siguiente canción.
Y la siguiente podría haber sido esta, perfectamente. St Vincent con Digital Witness, en la que, acompañada de unas trompetillas de clara herencia David Byrniana, nos recuerda el repelús que da vivirlo todo a través de Internet y plantea el sentido que tiene compartir una foto diaria de nuestros pies en la playa, en lugar de martirizar con las fotos únicamente a la vuelta de las vacaciones. ¿Se nos está yendo de las manos? Quizás no dice exactamente eso, pero es nuestra interpretación.
Sleater Kinney con No cities to love en su esperado último disco nos presentaron una confesión acerca de lo que realmente les gusta de las ciudades a estas mujeres: su tiempo meteorológico. Básicamente vienen a decir: “Notre Dame está muy bien, pero os llueve, parisinas”. Y además tiene un vídeo genial en el que se rodean de colegas ilustres grabándose cantando a su rollo, como lo hacemos nosotras en nuestras habitaciones. Mención especial a Ellen Page y Evan Rachel Wood, por supuesto.
No podría faltar I need some fine wine and you, you need to be nicer de los Cardigans, un grupo del que no sabríamos qué decir, porque con las alegrías que nos han dado en la vida, nos quedaríamos cortas. Unos 10 años antes de conocernos las C’mon Pili, asistimos a un concierto suyo en la sala Caracol de Madrid, y parece ser que estuvimos las dos en primera fila, prácticamente hombro con hombro. Obviamente las dos queríamos estar delantísimo de Nina Persson para decirle “Holi Nina”.
Zero de Smashing Pumpkins fue un gustazo que se pegó una de nosotras en un momento de venirse arriba, y que alcanzó su apogeo cuando alguien vino a la cabina a agradecerlo con lágrimas en los ojos. ¡Alegrías inesperadas del pinchar!
What kind of man es uno de los adelantos del nuevo disco de Florence + the Machine, que una de las Pilis ve claramente como la reencarnación inglesa de Rocío Jurado: intensa como ella sola, pelirroja y con vozarrón que se desgarra a base de drama en sus canciones. No podía faltar en esta fiesta de abril, ya que protagoniza su cartel, ni más ni menos.
Grimes, esa duendecilla. No nos cansamos de pinchar Oblivion, pocas canciones animan así el cotarro en cualquier situación. Temazo de la vida.
Una de las Pilis adora y se emociona viva con The XX sin saber muy bien por qué. Loud Places no lo firma el grupo entero, pero casi, y desde ya entra en el top de sus canciones sin dudarlo ni un momento.
I’m a ruin de Marina and the diamonds es un himno de electrodrama, como diría una asistente ocasional a C’mon Pili desde otras tierras, a lo Robyn pero más tranquilito. Y electrodrama…rima con lesbiana.
Y hablando de himnos y de lesbianas, aquí tenemos Espada, de Javiera Mena, poco más que decir. Hemos visto corear esta canción de cabo a rabo a personas que nunca os imaginaríais…
Podíamos haber elegido cualquiera de las 80 canciones de Haim que ponemos en cada C’mon Pili, pero If I could change your mind nos ganó con el vídeo oficial y sus bailes, que es como el punto álgido de horterismo ochentero maravilloso y flipamiento de estas hermanas, y punto álgido de nuestra fascinación por ellas.
Y, por último, Ray of Light de Madonna. Nunca la habíamos pinchado hasta esta fiesta, pero en algún momento tenía que ocurrir, porque nos encanta la canción (¡al menos a una de nosotras!) y había que rematar la noche bien arriba. Fue un gran éxito. Nosotras no nos acordamos de aquel momento todo lo bien que nos gustaría. Dicho esto, comeremos rabitos de pasas hasta la próxima fiesta.
¡Os dejamos la playlist de Spotify!