Cuando era pequeña conocí a una mujer que conducía un coche. Ella conducía el coche de la familia. Era raro que una mujer condujera un coche hace treinta años, pero más raro era que no lo hiciera el marido. En esa familia el marido se sentaba siempre en el asiento del copiloto y ella en el del volante. Creo que alguna vez pregunté por qué era así, por qué no conducía él. Supongo que me contestaron con naturalidad, sin darle mayor trascendencia de la que tenía, porque no recuerdo cuál fue la explicación que recibí al respecto.
Después, con los años, he seguido viendo a mujeres que conducen, mujeres que llevan cualquier tipo de coche o moto y cada vez ha sido más frecuente, hasta que hoy en día es lo más normal del mundo. Conducen taxis, camiones, trenes y hasta aviones.
Sin embargo, aunque tanto hombres como mujeres conducen y lo hacen de forma indistinta, hay algo que me ha llamado la atención hoy buscando juguetes para Reyes. Me ha llamado tanto la atención que quería compartirlo con vosotras.
La imagen que aparece a continuación es de un juguete de una famosa marca de coches y vehículos variados para niños y niñas.
Han pasado treinta años desde que le pregunté a mi madre por aquella extraña señora que conducía el coche de su, dedujo mi “yo” niña, marido. Pero la gran caja del coche con esa imagen (ocupa toda la cara frontal) estaba esta tarde en una famosa y céntrica juguetería de Valencia (junto al Mercado de Colón) y miles de niños y niñas van a acostumbrarse a ver al niño conduciendo (activo, intrépido) y a la niña dejándose llevar (pasiva, recatada, sin carisma).
Al llegar a casa he seguido con la inquietud metida en el cuerpo y he querido comprobar el resto de juguetes de motor de la marca en cuestión. Cuál ha sido mi sorpresa cuando he visto que tanto niños como niñas conducían coches y motos de juguete de forma indistinta. Pasaba imágenes en mi pantalla y niños y niñas sonrientes conduciendo me mostraban su felicidad. Entonces me he topado con estas dos escenas:
Y la realidad me ha golpeado fuerte:
Esta marca permite que la niña conduzca, la niña independiente y libre. Ella sí puede hacerlo, por eso presentan motos y coches de distintos tamaños y colores donde una niña disfruta sobre ruedas. El problema no es si la niña (mujer) puede conducir (cuando viaja sola), el problema (y esta marca lo tiene claro) es que si hay que elegir entre ambos, él es el que lleva el volante.
He repasado varias veces la galería de imágenes (no quería equivocarme), pero solo hay estos tres vehículos con dos pasajeros y, como podéis observar, en los tres conduce el niño.
Me ha venido a la cabeza que estas fiestas el ayuntamiento de la ciudad junto con el Colectivo LAMBDA* ha promovido una campaña de Navidad especialmente encaminada a la no discriminación por razón sexual y de género a la hora de regalar juguetes. Sin embargo hay tanto por hacer todavía que da vértigo. Porque la norma es tan invisible y la realidad está tan enraizada en nuestro propio inconsciente, fijándose y convirtiendo todo lo que nos va llegando a través de los sentidos en lo cotidiano, que hay que pasar dos veces por la misma juguetería para empezar a reflexionar sobre cómo hacemos las cosas. Sobre el origen de lacras como el machismo o sobre cómo poner freno y educar en contra de la violencia contra las mujeres. Porque cosas como el coche de juguete no debería ser lo que enseñamos a los más pequeños, porque debemos cuestionarnos las cosas y enseñarles a ellos a cuestionárselas también. Porque no es solo el coche, el juguete es la punta del iceberg, es una punta de las miles que vivimos a diario.
El niño que conduce trasmite esta idea al niño que contempla el juguete: “Tú tienes (debes) llevar el control siempre. No te dejes dominar ni muestres nunca tu indefensión o tu miedo. Tú tienes el poder”.
La niña que lo acompaña trasmite esta idea a la niña que contempla el juguete: “Tú tienes (debes) dejarte llevar, confía en quien conduce y no muestres interés en cambiar las cosas. Así es como debe ser”.
Podréis decirme que soy una exagerada, una alarmista. Podréis pensar que llevo al extremo un hecho inofensivo, pero justo pensar que es inofensivo, que no es para tanto, es lo que lo convierte realmente en poderoso, porque pasa desapercibido.
*Fe de errores: En el artículo indico que el Ayuntamiento ha iniciado una campaña junto con el colectivo Lambda para concienciar sobre el no sexismo en los juguetes, pero en realidad la campaña en la que participa Lambda no la ha hecho con el ayuntamiento, sino con la Consellería de Igualdad. La campaña del ayuntamiento es otra (con la misma idea que la anterior) y la promueve la Concejala de Igualdad Isabel Lozano.
*Aquí podéis leer más sobre la campaña: http://www.eldiario.es/cv/valencia/Juguetes-rebelan-sexismo_0_592840946.html