O tengo muy mala suerte o el mundo está mal hecho.
Esta semana he visto las noticias en la tele solo dos veces (soy yo poco dada a enfrentarme a los televisores) y las dos me he quedado sobrecogida: en ambas ocasiones me he topado con la noticia que informaba muy por extenso sobre un supuesto caso de falsa denuncia por violencia machista. Esto ocurría primero el miércoles —creo—, a mediodía, pasadas las tres de la tarde, en Telecinco; en horario de máxima audiencia. Mientras la voz en off daba los detalles sobre la manera en que la mujer había sido captada por las cámaras de una tienda comprando los utensilios que utilizó para simular su secuestro y su posterior vejación, en la parte inferior de la pantalla se podía leer, en letras blancas y discretas, el teléfono de atención a la mujer maltratada. Espeluznante.
Esta noticia se repetía esa misma noche o la noche del día siguiente, esta vez ampliada con información sobre la abogada de la mujer, que había renunciado a seguir defendiéndola tras conocer los informes policiales que apuntan a que es falsa la acusación de secuestro y agresión impuesta por esa mujer a su expareja. Acto seguido, en un contraste casi tan espeluznante como el de esas letras mudas que mostraban el teléfono 016 para las mujeres maltratadas de verdad, Telecinco añadió un brevísimo reportaje en que aclaraba, con números precisos, que el porcentaje de denuncias falsas en el año 2015 fue de un 0,0015%.
Sin embargo, amigos de Telecinco, cuando llegó esa aclaración, el daño ya estaba hecho.
Comentaba hace pocos días con uno de mis alumnos que una de las variables que provocan la subjetividad en el periodismo informativo es justamente la selección de información. Los medios eligen qué noticias dar y no dar; y, dentro de cada noticia, eligen qué datos aportar y no aportar. Esa es una de las formas en que el periodista moldea la información según sus propias opiniones y valoraciones, y uno de los métodos con que parte del público receptor resultará sutilmente manipulado.
Telecinco podía haber recordado que se cumplía una semana desde las manifestaciones del #MiercolesNegro por las violaciones y asesinatos de mujeres en Argentina; y, sin embargo, eligió emitir la noticia de una denuncia falsa. Telecinco podía haber incluso informado de cualquiera de las denuncias reales por violencia machista que se computan diariamente en nuestro país; y, sin embargo, eligió dar la noticia de una denuncia falsa. Telecinco podía hasta haber elegido no dar esta noticia, pero la dio. Y, sabiendo ya que la emitía, podía haber elegido proporcionar una información más completa: explicar que la mujer que simuló su secuestro había sido maltratada realmente por su expareja, el cual había amenazado con matarla al salir de prisión. Telecinco podía haber explicado —y no solo haber sugerido al final, en la segunda parte de la noticia— que el sistema judicial no es efectivo, que las mujeres nunca estamos completamente protegidas, que probablemente esa mujer fingió su secuestro como medida extrema de autoprotección porque estaba muerta de miedo (y para seguir solo muerta de miedo).
Sin embargo, esta cadena televisiva, como otros medios de comunicación, ha elegido manchar la imagen de la mujer. Ha decidido contribuir a que aquellas mujeres maltratadas que ya de por sí tienen miedo a denunciar se sientan aún más pequeñas. Ha escogido dar alas a los que se amparan en los casos (aislados) de denuncias falsas para atacar las leyes contra la violencia “de género”. Ha elegido contrarrestar el trabajo llevado a cabo por diversas asociaciones y movimientos feministas, bajo lemas como #NiUnaMenos, para condenar los feminicidios y la violencia machista en general.
En definitiva, tratamientos informativos como este no hacen más que perpetuar la imagen culpable de la mujer, aquel ser llamado Eva que le robó al hombre el paraíso. Ni más ni menos.
#NiUnaMenos #VivasNosQueremos #MiercolesNegro