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Luces y sombras en ‘Sé quién eres’

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Con un par de años de retraso, Mediaset estrenó el pasado enero Sé quién eres, una apuesta por la ficción adulta hecha, y muy bien hecha, en España. Sé quién eres narra la historia de Juan Elías (Francesc Garrido), un abogado implacable que amanece sin memoria tras un accidente con su coche, en el que se encuentra el móvil y manchas de sangre de su sobrina desaparecida. Todo parece apuntar a que ha sido él el culpable.

Desde hace relativamente poco, parece que atrás quedaron las series familiares del estilo de Médico de Familia y Los Serrano, y por fin hemos entrado de lleno en esa especie de portal interdimensional desconocido hasta ahora en nuestro país, no así en el resto del mundo, en el que se cuentan historias que van más allá de la cotidianeidad de una familia y los parroquianos de un bar (o de una farmacia, o de un consultorio, o…). Sé quién eres no utiliza la desaparición como excusa, la trama principal es la desaparición, y a partir de ella se van desarrollando otras historias, pero siempre teniendo una relación con este suceso, que va a sacar a la superficie hechos que permanecían ocultos. A partir de aquí, espoilers.

Los flashbacks de los personajes y sus conversaciones nos van desvelando poco a poco como Ana, la chica desaparecida, no era en absoluto un angelito. Maquinadora y, desde luego, muy consciente de los deseos de los hombres hacia ella, el único punto genuinamente bueno que podemos ver de ella es su relación de amistad con Charry, una Nausicaa Bonnín que está estupenda. Guardiana de sus secretos, Charry es lesbiana, y tiene que enfrentarse continuamente a las acusaciones de estar enamorada de Ana, algo que nunca queda del todo claro. 

El desarrollo del personaje no está fundamentado en su orientación sexual, sino en su estrecha relación con Ana. Aún con todo, los guionistas no han podido resistirse a darle un giro dramático al personaje, haciendo que su novia le fuera infiel con Santi, el hermano de Charry. De todos modos, eso podría pasar de puntillas por la serie, porque no aporta absolutamente nada. No así su final, que nos remite a lo peor de la ficción que hemos visto en los últimos tiempos.

El ser la amiga intima de Ana Saura conlleva, como ya hemos dicho, ser la depositaria de todas sus confidencias, entre ellas quién es el padre de su futuro hijo. Algo que otro de los personajes principales, Alicia Castro (Blanca Portillo) no puede consentir que se divulgue.

Cuando te detengan, que lo harán, pase lo que pase nunca digas que el hijo que esperaba Ana era de Pol

¿Por qué? Porque Pol es el primo de Ana. CHAN. Drama. El caso es que las amenazas de Alicia son tan contundentes que Charry, que tenía un pasado de drogodependencia, se ve sola y atacada, amenazada y sin pilares en la vida, y decide tomarse el pastillero entero, falleciendo en el hospital.

Sí, lo acabas de leer bien. Otra lesbiana muerta más en la ficción.

Entramos en el debate de siempre: ¿es lícito en este guión en concreto que una mujer LGBT muera, o debemos abrir el plano y unir su destino al de las casi 200 que han sufrido el mismo destino?. A gustos, colores. Bajo mi punto de vista, en este caso la orientación sexual de Charry es lo de menos. Su final hubiese sido exactamente igual si hubiera sido heterosexual, ya que su condicionante no era ese, sino su amistad con Ana. Ahora, que no es heterosexual, eso también. Una torpeza por parte de los guionistas, que podemos achacar a que la serie lleva grabada desde 2015, antes de la explosión por parte de las fans, que estamos un poco hartas.

Sin embargo, otro de los personajes de la serie merece nuestra atención. No es una mujer, pero sí es LGBT. Se trata del policía interpretado por Pepón Nieto (quien, por cierto, es LGBT en la vida real). El inspector Giralt, cuya trama principal en la serie es, obviamente, investigar la desaparición de Ana Saura, tiene un trasfondo muy, pero que muy interesante, y que en mi opinión es un ejemplo perfecto de cómo deberían ser los personajes LGBT en las ficciones. Giralt hace sus cosas de policía a lo largo de los episodios: detiene a los sospechosos, va juntando pistas, coge testimonios… esas cosas. Pero poco a poco podemos apreciar cómo trabaja más de lo debido, cómo está triste, agobiado. Y eso tiene una explicación, que se desvela en uno de los episodios: la pareja de Giralt se suicidó con la pistola de éste, en su casa. Y la pareja era otro hombre.

El pasado del personaje influye en él exactamente igual que si la pareja hubiera sido una mujer, pero, una vez más, no lo era. Con este descubrimiento, podemos entender porqué el inspector se comporta como lo hace, porqué pasa las noches en comisaría, obsesionado con resolver la desaparición. No es por vocación, es porque no puede estar en casa. La representación de los personajes LGBT debe, de algún modo, trascender a su propia orientación sexual. Por eso, el ejemplo de Giralt me parece muy revelador. No es ‘el gay’ de la ficción, porque su conflicto no tiene que ver con su orientación sexual, y es lo que deberíamos pedir en todas las ficciones.

Willow y Tara, 20 años después

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Creo que hablo en nombre de todas, por lo menos las que ya estamos en la veintena avanzada, al decir que la primera muerte que hemos sufrido por lesbianismo fue la de Tara. Fue una bala la que puso fin a las mariposas que nos hacían sentir esas dos y nos devolvió a la fría y dura realidad, esa en la que aprendimos que si se es lesbiana, mejor llevar un chaleco antibalas por si las moscas, que luego pasa lo que pasa.

Con motivo de la reunión por el 20 aniversario, todo el cast, bueno, casi todos porque Anthony Stewart no pudo asistir, se ha vuelto a juntar como en los viejos tiempos para que veamos lo bien que se conservan y queramos ser cómo ellos cuando nos hagamos mayores y recordar viejos tiempos. Sarah Michelle Gellar y David Boreanaz han sido los que han copado las portada y los titulares pero, quién nos interesa a nosotras son Alysson Hannigan y Amber Benson, que han hablado sobre sus personajes.

Fue una relación preciosa y no fue gratuita, no se basaba en dos chicas montándoselo, eran dos personas que casualmente se identificaban como mujeres y se enamoraron.

Tara y Willow siempre estarán en lo más alto de nuestro top de parejas croquetas, fueron las primeras de una lista que, durante mucho tiempo, no aumentó demasiado, y porque ayudó a muchos adolescentes a encajar las piezas. Antes de Buffy “no hubo ninguna serie que tuviera un personaje gay desde sus comienzo. Fue un personaje del que pudimos ver su camino, fue revolucionario”, dice Alysson Hannigan.

En una época en la que buscar representación LGBT era como buscar una aguja en un pajar y, cuando se encontraba a veces daban ganas de volver a enterrarla bien hondo, Joss Whedon nos dio dos personajes que parecían reales y eran creíbles, a cuya relación se le daba la misma importancia que a cualquier otra relación heterosexual en la serie, y que vivieron su sexualidad en un ambiente de total aceptación. “Había muchos chicos jóvenes que se sentían aislados, y al ver a dos personajes en la televisión ser aceptados por su grupo de amigos, cambió las reglas del juego”

Si encuentras a alguien que quieres, eres afortunado… No importa el género, el sexo o lo que sea. Si encuentras a alguien que te entiende y tú lo entiendes, tienes mucha suerte

Sobre la muerte de Tara y toda la polémica que la rodeó, Amber Benson aclara que “en ningún momento se quiso que fuera ofensivo para nadie, estaba relacionado con la trama de la adicción de Willow y el hecho de tocar fondo y perder a la persona más importante para ella”

Suzie y Beverlee, una historia de amor a través de Airbnb

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Dentro de las nuevas empresas que están surgiendo con la economía colaborativa como base, Airbnb destaca entre todas por su compromiso con la igualdad y la solidaridad. Muestra de ello es su política de alojar gratuitamente a aquellas personas que han perdido su hogar a causa de desastres tales como guerras o catástrofes naturales. En esta línea, Airbnb se distingue por una norma muy clara: ahí puede alojarse todo el mundo, sin importar nada de él. Y esto incluye, claro, a las personas LGBT, que pueden sentirse seguras utilizando sus servicios. Así nos lo cuentan en su blog corporativo, donde encontramos aSuzie y Beverlee, dos hosts de Oakland que narran su experiencia como usuarias de la red, tanto alquilando su hogar como yendo a otros.

Nos encanta viajar y, cuando lo hacemos, nunca ocultamos nuestra sexualidad, porque forma parte de quiénes somos. Es cierto que, una vez, una pareja se comportó de forma extraña cuando aparecimos juntas en su casa, pero pensamos “No hemos hecho nada malo. Lo mejor que podemos hacer es darles una imagen positiva de lo que significa ser una pareja LGBTQ”

Existen todavía muchísimos prejuicios sobre lo que significa ser LGBTQ, prejuicios que se van derribando cuando la realidad es más fuerte que ellos. Pero, al parecer, ser anfitrionas también ha cambiado la visión de estas dos mujeres sobre mostrar su relación en público.

Ser una pareja LGBTQ de anfitrionas ha hecho que dos mujeres introvertidas como nosotras nos sintamos a gusto mostrando quiénes somos con naturalidad a todas las personas a las que conocemos

Puedes leer su testimonio completo aquí. Porque cada historia es diferente, pero al final, todas tienen un poso común en el que podemos encontrarnos con facilidad.

‘Wentworth’, el retorno más dramático de la TV

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Las series de cárceles tienen siempre un hueco especial en nuestro corazón, y la versión australiana nos lo robó hace ya cinco temporadas, sumando la presente. Por fin podemos decir que ha vuelto, y el 2017 empieza a tener un tono mas azul.

La que fuese la gran desconocida el año pasado, de repente ha cosechado un gran éxito tras la temporada anterior y es que como ya sabéis, la muerte de Bea Smith en el final de temporada marcó un antes y un después.

Tampoco podemos olvidar la pareja que brevemente formó con Allie Novak. Nos enamoraron y rompieron el corazón con ese final tan triste. Cuando pensabamos que Allie moriría, fue Bea quien tras despedirse de su amor, acabó muriendo a manos de Ferguson “The Freak”

Tras esta breve recopilación, era de esperar que el principio de la quinta temporada fuese con el funeral de Bea. Por partida doble, dentro y fuera de prisión. Con los pelos de punta, la intro del episodio nos dejó llorando a moco tendido. Y esto no había hecho nada más que empezar.

Realmente Wentworth es una serie que merece una oportunidad, no sólo por la presencia croqueta, sino por los personajes. Cómo se interioriza en cada uno, que diversos son, y que controversia de sentimientos despiertan, hasta aquellos que deberíamos odiar, su construcción antagonista es verdaderamente sublime.

Pero si necesitáis croqueto-enganche, me repetiré de nuevo y diré dos palabras:

Franky Doyle

Aunque no sabemos si Nicole Da Silva estará toda la temporada, sí que ha aparecido en el primer episodio, y ¡menuda tramita! Parece que lo suyo va para largo en la serie, la duda de si volverá a prisión o no es candente, y sufro mucho con ella. Y más sufro y sufriré si #fridget se rompe por culpa de la cárcel. Realmente Bridget y Franky se merecen ser felices juntas. No es mucho pedir.

Veremos cómo avanza la cosa en los once episodios que nos quedan aun por ver. Desde luego que está todo muy interesante, aunque lo más duro es la espera a que haya subtítulos, porque el acento australiano se las trae 😉

PD: Os dejo por aquí mi último vídeo sobre la relación de Franky y Bridget con SPOILERS del último capítulo. ¡Espero que os guste!

Irán: 100 latigazos por ser lesbiana

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Irán es uno de los más de 70 países del mundo en los que la homosexualidad, en 2017, sigue siendo un delito. En la República Islámica lesbianas y gais han sido perseguidos desde la revolución iraní de 1979, asentándose en un código penal -regulado según la sharia o ley islámica- que contempla diferentes penas según el género: para ellos, la pena de muerte. Para ellas, 100 latigazos por ser lesbiana. 

Amnistía Internacional reconoce en su informe sobre la república islamista del ejercicio 2016/2017 que “algunas conductas homosexuales consentidas seguían siendo punibles con la muerte”. Esa pena máxima, sin embargo, solo se contempla, en principio, en lo que el código penal define como sodomía -la relación sexual entre dos hombres- en su artículo 108. Es en el punto 127 donde el código profundiza en el término mosaheqeh, la homosexualidad femenina genital, y en los sucesivos artículos especifica las diferentes condenas a las que tienen que hacer frente las mujeres lesbianas por el simple hecho de amar a otras mujeres y tener relaciones con ellas.

De esos 100 latigazos iniciales para cada una de las partes, se llega, en el Artículo 131, a la pena de muerte si la mujer ha sido acusada más de tres veces por mosaheqeh. Las mujeres pueden ser, también, flageladas simplemente por besar a otra mujer. En un país que se vanagloria de “no tener homosexuales” -“¿Homosexuales? Nosotros no tenemos de eso“, decía Mahmud Ahmadineyad, ex presidente iraní, en Estados Unidos en 2007-, queda patente la represión extrema.

Pero por mucho que se jactase el antiguo mandatario iraní hace 10 años, es obvio que hay lesbianas y gais y personas del colectivo LGBTI en Irán. Sometidos y perseguidos, pero ahí están, como apunta el estudio “Being Lesbian in Iran” de OutRight Action International: “La comunidad lésbica en la República Islámica de Irán está sometida a una confluencia de discriminación legal, acoso social, abuso doméstico y actos de violencia, infringidos tanto por funcionarios estatales como por ciudadanos”.

De ello, de ese abuso por parte del sistema y de la sociedad, habló en una entrevista para Broadly Azadeh -nombre ficticio-, una joven lesbiana iraní de 25 años que pasó tres días sometida a interrogatorios que “le parecieron tres meses”.

Esas 72 horas de tortura las pasó en un “curso de reorientación”, un eufemismo para los interrogatorios, que según explica en la entrevista “consistían en recibir instrucción religiosa y en repetidos intentos de obligarla a admitir que era gay”.

“Me torturaron vertiendo agua hirviendo sobre mi piel y golpeándome, sobre todo en la cabeza. [Pero] más que torturas físicas, sufrí sobre todo abusos verbales”, afirma. “No paraban de decirme que era una ‘lamecoños'”.

“Antes me esforzaba muchísimo por interpretar el Corán de un modo que fuera más compatible con mi situación como lesbiana”, sigue contando Azadeh en Broadly, donde también entrevistan a Kevin Schumacher, experto en Oriente Medio de OutRight.

Schumacher aglomera todas las causas y consecuencias y dice que “las lesbianas no tienen visibilidad. Te hace preguntarte qué se siente al ser una mujer [en Irán] que quiere estar con otra mujer. Desde una edad muy temprana ves cómo estas chicas sufren bullying en el colegio, cómo reciben el acoso de sus compañeros de clase y sus profesores”.

“La historia que no se cuenta es realmente la de la presión social, la violencia doméstica que sufren estas mujeres”, reconoce Schumacher. Porque no son solo 100 latigazos. También son todas las agresiones físicas y psicológicas que sufren las mujeres lesbianas y que el código penal no contempla, pero sí esa sociedad opresora que flagela por un beso.

 

Reseñas de libros: ‘Otoño y los palíndromos’, de Esther Semedo

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Ana no quiere enamorarse de nuevo. Su última relación la dejó muy, muy tocada, y se ha construído una coraza para protegerse de cualquier cosa que pueda pasar. Lo que no esperaba es que pasase Ruth, una chica mucho más joven que ella, y con el superpoder de meterse, irremediablemente, en lo más hondo de Ana.

Descubrí Otoño y los palíndromos prácticamente por casualidad, ya que Esther Semedo no ha publicado más obras, ni he visto ninguna otra reseña en internet. Pero no puedo estar más contenta de haberlo comprado, porque lo he disfrutado muchísimo. La historia, romántica y sencilla, te atrapa como pocas lo han hecho conmigo últimamente, y los dilemas de las protagonistas son tan humanos y cercanos que zambullirse en ellas es una tarea que se antoja sencillísima.

En esta historia no hay giros sorprendentes, no hay vuelcos al corazón. Lo que hay es un profundo sentido de la honestidad por parte de la autora, que hace encaje de bolillos con situaciones por las que todas hemos pasado, hilando los sentimientos humanos más universales para dar forma a un relato sencillo y disfrutable, aunque demasiado corto para mi gusto.

Esta pequeña joya de la literatura lésbica es una de las recomendaciones más entusiastas de esta temporada. Echadle un vistazo, porque merece muchísimo la pena entrar en la historia de Ana y Ruth.

Puedes comprar Otoño y los palíndromos aquí.

‘Estereotipos’, un corto que te hará reir

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Tú también lo has pensado, no puedes negarlo: Esa chica que ha pasado por tu lado, con media cabeza rapada y unas gafas de pasta, o con una camisa de cuadros, o con zapatillas, o con una bandolera, o (inserte aquí estereotipo al gusto), esa chica… tenía que ser lesbiana. No queda otra. ¡Es que lo parece!. ¿Y cuantas veces te has llevado un chasco?

Desde Multiversosproducciones nos envían este pequeño corto sobre los estereotipos que nos persiguen a las mujeres LGBTI, contado con muchísimo humor. Son cosas que pasan, y lo mejor es reírse de ello.

¡Gracias Ysysky por el soplo!

Scarlett Johansson tampoco será Lisbeth Salander en la nueva de ‘Millenium’

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Sabíamos que Rooney Mara no iba a repetir el papel Lisbeth Salander en la nueva película que retoma la saga Millenium en el cine, pero otro de los nombres que sonaban fuerte se cae también de la lista. Hablamos de Scarlett Johansson, quien ha hecho unas declaraciones a The Playlist que no dejan lugar a dudas: no será ella quien interprete a la hacker (?) bisexual en el cine. De hecho, se ha enterado por casualidad del interés que había por ella.

Me enteré porque alguien me mencionó algo, pero nunca fue a través de un profesional. Ni siquiera me lo mencionó alguien con el que trabaje. Pero es dificil de imaginar [que pase]. Mucha parte del atractivo del proyecto era trabajar con David Fincher.

Fincher, quien ya dirigió Los hombres que no amaban a las mujeres, se ha descolgado también del proyecto, que ahora está en manos, al parecer, de Fede Alvarez, director uruguayo especializado en cine de terror. Este proceso de producción va a estar muy, pero que muy interesante.

Vía: The Playlist

“A lo mejor un amigo te puede llevar”: una pareja de chicas, vetada de su baile de graduación

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Hay una tradición estadounidense que es más estadounidense que Obama. Nos referimos, por supuesto, al Baile de graduación, ese ritual de paso a la vida adulta que hemos visto com ochocientos millones de veces en las películas y series que nos llegan del otro lado del charco (o del mismo, según en donde estés). Normalmente los estudiantes van acompañados de sus parejas, pero al parecer si eres alumna del St. Petersburg Catholic High School de Florida, la pareja que tiene que acompañarte ha de ser obligatoriamente del género opuesto.

Esto es lo que le ha pasado a Paula Goodgame, de 17 años, y a su novia Anjali Persad, quienes han sido avisadas de que no van a poder ir juntas. Aunque la escuela, muy amablemente, les ha indicado que quizá un amigo las pueda llevar como cita.

https://twitter.com/paula_goodgame/status/847084559292387329

Paula dice que esta es la primera vez que se siente discriminada desde que llegó a la escuela hace cuatro meses.

Hay otras personas LGBT en el instituto, y un par de estudiantes tienen padres gays. Nadie esperaba que esto pasara, especialmente mis amigos y yo.

 

De momento la escuela no se ha pronunciado al respecto, pero las dos chicas han recibido miles de mensajes de apoyo en las redes, además de muchas cartas dirigidas a la escuela para que revoque su política en cuanto al baile de graduación.

https://twitter.com/_kitteenn_/status/847511782197415936

Esta noticia choca de pleno con otras que hemos ido publicando a lo largo de los años, en las que veíamos con alegría como muchas chicas llevaban a sus novias a sus bailes de graduación, e incluso eran elegidas Reinas del mismo. Resulta triste ver como en 2017 siguen existiendo estas políticas absurdas en las que las organizaciones privadas se reservan el derecho a exigir a la gente que lleven acompañantes de un genero determinado, en vez de a la persona con la que quieran acudir. Esperamos de verdad que algunos se den cuenta de que el mundo sigue girando a pesar de su pensamiento troglodita.

Vía: Logo

Rivales en la pista y pareja fuera de ella: la pedida de mano entre dos jugadoras de hockey hielo

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Gran Bretaña en un lado. Países Bajos en el otro. IIHF División IIA Campeonato Mundial Femenino de hockey sobre hielo. Duelo de titanes. Pero el resultado no nos importa, lo que de verdad ha llamado positivamente nuestra atención es algo que pasó después del encuentro.

La defensa holandesa Cloë Keijzer salió tras el combinado británico tras terminar el partido, y para asombro de algunos (pocos), se arrodilló delante de una de las jugadoras de Gran Bretaña, Katie Henry. Y digo para algunos porque resulta que las dos son novias hace muchísimo tiempo. Bajo la atenta mirada de todo el equipo, las componentes de la selección naranja se quitaron sus camisetas, y debajo de ellas tenían unas que rezaban “Número 6, ¿te casarías conmigo?. Y ella, claro, aceptó. 

Justo ayer hablábamos de cómo las mujeres llevan la delantera en cuanto a visibilidad LGBT en el deporte. No es la primera vez que dos deportistas aprovechan un encuentro, o una victoria, o algo eminentemente público, para pedirle a sus parejas que se casen con ellas. En los Juegos Olímpicos de Río pudimos ver una pedida de mano preciosa entre una jugadora del equipo brasileño de rugby y su pareja, y los gestos de cariño y amor entre mujeres son una constante en las competiciones deportivas. Nosotras no nos cansamos de verlas.

¡Gracias Ane por el soplo!

Vía: The ice garden