Debo decir que en realidad yo no odio TANTO San Valentín, pero a petición popular y porque me acabo de levantar y en estos momentos lo odio absolutamente todo, voy a hablaros sobre esta celebración infame que, en realidad, si lo piensas, es bastante odiable.
En mi casa siempre se ha celebrado, la verdad. No sé si es que mis padres son más moñas que las recomendaciones de M o que les encanta hacer regalos. Me inclino por una mezcla de las dos, porque atención a la lista de los acontecimientos en los que se regalan cosas: cumpleaños, Navidades (Reyes y Papa Noel, ojo), aniversario de boda, aniversario de cuando empezaron a salir y de cuando fueron a vivir juntos, San Valentín y Sant Jordi. Y creo que no me dejo nada.
Sólo os cuento que mi padre le compró hace veinte días unos pendientes a mi madre y me llamó para preguntar cuál era la siguiente fecha en la que tenía que regalar algo.
El caso es que yo lo veía como una fecha más; pero entonces llegan tus san valentines. En ese sentido creo que esta es una celebración muy igualitaria. ¡TODO EL MUNDO LA ODIA!
Si no estás con alguien es francamente horripilante verlo todo decorado con corazones y todo de rojo y rosa y las ofertas para hacer cosas de pareja y que todo el mundo tenga un plan para ir a cenar y celebrar lo mucho que se aman y se quieren y se adoran.
Es nauseabundo.
Todo el mundo con sus mejores galas saliendo a un sitio pijo a mirarse a los ojos mientras come y luego se regala chocolatinas (que siempre están terriblemente malas) y postales (que siempre son horripilantemente cursis) y se hace promesas de amor eterno que quizás no puedan cumplir.
Enternecedor.
Y mientras, tú que no tienes pareja, ahí estás, un viernes por la noche (que encima este año cae en viernes, manda cojones) comiendo helado de vainilla con cookies (que es lo mejor que me ha pasado en esta vida después del chocolate blanco con oreos que descubrí el otro día) y viendo Rosas Rojas (que todo el mundo sabe que es el equivalente lésbico a El Diario de Bridget Jones, aunque a mí me gusta más éste, pero queda poco lesbiano decirlo).
Sólo para que veáis que no soy tan mala
Pues me gusta más el plan de soltera, déjame decirte. AL MENOS COMES ALGO DE VERDAD. (Siempre he querido preguntarle a Gio por esa moda de dejar a la gente con hambre en los restaurantes, espero que sus recetas de Gastronobollo estén pensadas para, no sé, COMER).
Y después de todo ese sufrimiento como soltera (si de verdad llamamos sufrimiento a comer helado, no sé), por fin llega un San Valentín en el que tienes pareja, y te das cuenta de que esta celebración es todo lo que siempre habías esperado Y PEOR.
Os reto a que encontréis una tarjeta de chica para chica. “A la mejor novia del mundo..con amor de tu enamoradO.” “Porque es nuestro primer San Valentín juntOs… pero no el último.” “Besos de chocolate de parte de tu chicO.” (No creáis que me invento cosas tan absurdas, son reales). NI SIQUIERA ME HACE FALTA INVENTAR ESTAS MIERDAS, SON REALES.
Aunque mi momento preferido es aquel en el que encuentras una postal de chica para chica, y estás ahí, cantando el Aleluya de Haendel y con lágrimas en los ojos y una emoción que pareces Bustamante y… SIGUES LEYENDO. “Feliz día del amor y de la amistad”. De la amistad. DE LA AMISTAD. BOOM. Ahí lo tienes. Porque evidentemente no es una tarjeta de amor, es una tarjeta de la amistad. Degenerada, que eres una degenerada. ¿CÓMO IBA A SER UNA TARJETA DE AMOR ENTRE CHICAS?
Si es que tenéis unas cosas…
Pero eso no es todo.
Intenta ir a comprar unas flores un día de San Valentín. ¿Que no has salido del armario en tu barrio? ¡Tranquila! ¡El tener que dictarle la tarjeta del ramo de rosas que le vas a enviar a tu noviA lo hará por ti!
Además está LLENO de momentos especiales.
El especial momento de llegar al restaurante en el que habías reservado mesa y se dan cuenta de que sois dos chicas, el especial momento de tener que buscar un detalle, el especial momento de elegir qué te pones, el especial momento de comprar las chocolatinas, ¿he hablado ya de los geniales y especiales momentos de comprar la puta tarjeta y las putas flores?
PUES CHICA, QUE ME QUEDO CON EL HELADO Y LA PELI.
Por suerte, mi novia no es de celebrar San Valentín, así que espero que mi plan sea de helado de vainilla con cookies (si no es vuestro sabor, fuera de mi vida) y una peli (me apetece Miss agente especial, ¿no os parece un peliculón?) con mi novia al lado quejándose de lo mala que es la película. (Como si a alguien le importara la película, ¿verdad, Sandra Bullock?).
Pero no os preocupéis, que mi madre ya se ha encargado de comprarme chocolatinas para que se las regale a mi novia.
Al final celebras San Valentín aunque no quieras.
Porque de verdad que no soy tan mala