Si os digo el nombre de Shonda Rhimes a muchas os sonará y os quedaréis pensando de qué. Y otras muchas, probablemente la mayoría, sabréis de sobra que se trata de la guionista y productora de una de las series más longevas de Hollywood. Aunque no le pongáis cara o en vuestra mente aparezca Oprah (sí lo sé, se parecen, pero no, esa no es… y no me miréis así. Me pasa también con Mel Brooks, Alanis Morissette y Shania Twain. Suene la canción que suene, para mí siempre canta Shania, pero esa es otra historia).
Divagaciones aparte, a estas alturas ya sabes perfectamente de lo que te estoy hablando ¿verdad? Exacto, Anatomía de Grey. En este momento te dejo que te sientes, porque ahora es cuando vas a sentir físicamente el paso de los años. Esta serie que transcurre en un hospital de Seattle empezó a emitirse nada menos que en 2005. Te dejo reposar un poquito y seguimos… ¿mejor? Yo también sufro mientras lo escribo, no te creas. Nada menos que 9 añazos en antena, por lo que muchas nos hemos ido acercando peligrosamente a la treintena desde entonces.
Y en ese tiempo (y quienes digáis que no estáis mintiendo como bellacas), hemos retomado la serie a trompicones. Porque por muy fan que seas de algo, el ser incondicional durante todos esos años pues… cuesta. Y a veces te preguntas si la sigues porque te continúa enganchando, por inercia o porque “dios mío de mi vida que acabe ya, que quiero saber el final y seguir con mi vida”. Este último sentimiento supone un punto de inflexión muy importante. Porque aquí es cuando has llegado a ese momento en el que en lugar de esperar una nueva temporada henchida de euforia e hiperactividad, sufres cuando lees esto: Anatomía de Grey ha renovado por otra temporada más.
Y de repente, sientes como una losa en el corazón porque sufres una evolución de acontecimientos parecida a esta:
1. “Mierda, joder. No me acordaba de que la había dejado a medias”.
2. Recuerdas que la dejaste en un parón de Navidad “de cuyo año no puedo acordarme”. Y por supuesto, no sabes en qué episodio. Claro. ¿PARA QUÉ LO IBAS A APUNTAR SI LA SEGUÍAS AL DÍA?
3. Cuando más o menos te suena la temporada que era, vas viendo episodios sueltos, hasta que te comes un mega-spoiler y dices vale. Aquí me quedé.
4. Una vez que te comes el mega-spoiler es cuando te das cuenta de que te quedan 3 temporadas por ver. Y entonces lloras. Porque es un largo camino hasta que la veas toda y, además, sabes que vas a sufrir y mucho.
Pero no seamos derrotistas ni malas con Shonda; a fin de cuentas, no es su culpa que no pueda parar de crear. Además, la próxima temporada tiene una pinta tremenda. Dicen que caerá un meteorito en el hospital y que habrá muertes inesperadas de personajes super importantes. ¿Quiénes serán los fallecidos esta vez? ¿El nombre del hospital pasará a llamarse Armaggedon Memorial Hospital? ¿Morirá Grey? Entonces la serie debería pasar a llamarse Anatomía de Karev o Anatomía de Bailey ¿no? Por aquello de tener en cuenta la antigüedad…
Ahora hablando en serio, creo que después de todos estos años y aun tratándose de mi relación más larga hasta la fecha, estoy pensando plantarme en la temporada 10 y a lo mejor ver los resúmenes del Calzona en las siguientes, para comprobar cómo acaba la cosa y no quedarme a medias. Pese a que ha habido momentos decisivos en los que debería haber dicho “hasta aquí hemos llegado”, creo que el anuncio de que habrá una temporada más es, para mí, la gota que colma el vaso. Así que con todo el dolor de mi corazón y a pesar de los momentos inolvidables juntas: se acabó, Shonda. Te dejo. Esta relación ya no va a ninguna parte.