Si hay un momento decisivo en la vida de toda croqueta, ese es, sin lugar a dudas en el que se baja Brenda por primera vez sale del armario. Frente a la eterna duda de ¿qué va a pasar? te facilitamos, amiga, una guía en dos capítulos, que, a modo de inventario, te servirá para detectar algunos cuantos tipos de reacciones que encontrarás por el mundo.
Yo también tengo que contarte algo
Sí, tu se lo dices, lo descubre, lo que sea, pero cuando por fin sabe que eres lesbiana, va un día, se sienta (y te sienta), invita a cocacola (aunque realmente hasta ese momento solo fuera un conocido simpático) y te cuenta (tras no pocas vueltas) que cree que es gay, y que como eres la única persona que conoce ‘igual’, te lo cuenta a ti. Que te quedas entre confusa y anonadada mientras pides la siguiente ronda, ahora ya de cervezas.
¿De verdad?
Al que llamaremos el escéptico por excelencia. El que siempre duda ¿pero de verdad? ¿de verdad, de verdad? Y prosigue ¿pero entonces los hombres nada? ¿nada, nada? ¿un poco sí, no? Para cuando consigues que entienda que es bastante ‘de verdad’ puede ser hayan pasado años, te haya visto enrollarte con un mínimo de 20 tías y conocido dos novias formales, y entonces quizás atisbe a entender que sí, que era verdad, (que hay vida más allá del aparato reproductor masculino, señores)
Perfecto, colega
Porque ahora, de repente ¡sorpresa! puedes ser su compañero de aventuras. Te ve como su socio, su partner ( y como un excelente anzuelo para que ambos os acerquéis a bellas damas) Y va más allá, contándote a partir de ese momento TODOS sus problemas con las señoritas y la vida, serás la confesora de historias que hasta ahora solo podía contarle a machotes y no creas, te dará todo tipo de detalles sexuales que tu soportarás con tu mejor cara de ‘cosas que pasan’ y una tapita de croquetas.
Entonces eres competencia
Efectivamente, premio para el señor. Tenemos los mismos gustos en cuanto a género —no me giraré a verlas pasar sólo porque yo tengo visión periférica y vosotros no— pero, al igual que tu, voy a ir a por las mujeres cuando salgamos por ese bar de modernos. Pero tranquilo, prometo no usar mis poderes bollerizantes con tu novia (si es que decides presentármela sin temor).
Si necesitas ayuda, ya sabes
No se ha escrito, hablado y debatido suficiente sobre estos especímenes.
Los que te proponen (directa o indirectamente) un trío. ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ, EN SERIO? De verdad, de verdad ¿alguien en su sano juicio piensa que vas a decir: Claro, te guardo en la agenda en emergencias de necesidad? La mejor respuesta que puede recibir este muchacho es *sonrisita forzada*
Porque muchachos, si de verdad un día quisiéramos montarnos un trío, seríais la última persona a quien llamaríamos.
No puede ser
Sí, esta este pobre muchacho que no tenía ni idea. Cero idea. Tenía (y tiene) tan poca idea que acabas de romperle el corazón, y aunque te sonría y te diga (tras pasar un tiempo en el ‘modo escéptico’) ¡qué bien!, más pronto que tarde se tomará alguna copita de más y te escribirá en mitad de la noche un mensaje ultralargo de tono sentimentalodie, o te dirá si tienes la suerte de estar con él aquello de ‘si no fueras lesbiana…’
Porque al final, eso del armario, que parece un mundo, luego resulta no ser tanto y con el tiempo te acostumbras a salir de entre la ropa de invierno casi a diario. Por lo que ¡suerte! lo peor que te puede pasar es que, evidentemente, se ofrezcan a hacerte cambiar de opinión (eso es que no te ha ido bien hasta ahora), y tu *sonrisita forzada 2.0* declines amablemente mientras sales volando cual cometa por el cielo.
Esta solo es mi forma de disculparme por haber hecho un post solo con fotos de hombres.