Los Premios Tony, los galardones otorgados a las mejores obras dramáticas y musicales representadas en los teatros de Broadway, se tiñeron de arcoíris en su edición de 2016: la gala celebrada el 12 de junio, tal y como recalcó el maestro de ceremonias James Corden, estuvo dedicada a las 49 personas asesinadas en la masacre homófoba de Orlando. “El teatro es un lugar donde cada raza, credo, orientación sexual y género es igual, es abrazado y es amado. El odio nunca ganará. Juntos tenemos que asegurarnos de ello. La gala de esta noche es un símbolo y una celebración de ese principio”, proclamaba el polifacético presentador.
Los discursos estuvieron marcados por la conmoción, el universal #LoveIsLove y el apoyo a la comunidad LGTB, e incluso el musical favorito de la noche, el hip-hop sobre la revolución americana Hamilton, que partía con 16 nominaciones y consiguió la nada desdeñable cifra de 11 galardones –aunque no pudo igualar el récord de una docena de premios Tony de The Producers –, renunció a usar armas en su actuación recreando con mímica la batalla de Yorktown de 1781, en repulsa al tiroteo que había tenido lugar unas horas antes en la ciudad de Florida.
El colofón arcoíris de la noche lo puso el musical The Color Purple, basado en la novela de la ganadora del Premio Pulitzer Alice Walker, que consiguió el Tony al mejor revival de su género. Aunque Danielle Brooks, Taystee en Orange Is the New Black, no consiguió el premio a mejor actriz protagonista representando al color púrpura –ese punto lo anotó Renée Elise Goldberry para Hamilton–, la actriz Cynthia Erivo sí se hizo con el Tony a mejor actriz de reparto por su papel de Celie, una mujer oprimida durante toda su vida por los hombres que acaba en los brazos de la independiente Shug.