Doctor Who ha vuelto. El Doctor ha vuelto, la Tardis también y el timey-wimey wibbly-wobbly ha hecho lo propio también. Esta temporada, la décima, será la última de Capaldi pilotando la Tardis y la última de Moffat pilotando la serie, pero también es la primera (¿y será la última?) de Bill Potts, la nueva acompañante del Doctor. The Pilot ha sido su carta de presentación y no puedo menos que citar a Eccleston como Nueve y decir que ha estado fantástica.
Bill Potts es simpática, curiosa, adorable, poco convencional y, preparad el confeti, la primera acompañante croqueta del Doctor. Quiero achucharla, que sea mi BFF y que Moffat no la cague con ella. Resumen, estoy emocionadísima.
No voy a negar que, a la vista de los antecedentes de Moffat, especialmente con Irene Adler en Sherlock, tenía dudas acerca de cómo iban a tratar la sexualidad de Bill y la importancia que iba a tener, pero mis nervios se han calmado. Por el momento, al menos. A los dos minutos de comenzar el capítulo ya sabíamos que Bill era croqueta, ¿y cómo lo supimos? Pues como hubiéramos sabido que un personaje cualquiera era heterosexual, con toda la naturalidad y normalidad del mundo. Sentada en el despacho del Doctor comienza a hablar de lo mucho que le gustan sus clases, de que a veces no entiende las cosas y de que hay una chica que le gusta y a la que le regala patatas fritas, porque así es como se liga, con comida. Maggie Sawyer consiguió a Alex Danvers con una pizza, y Bill intenta hacer lo mismo con patatas, pero como esto es Doctor Who, lo alienígena se mete de por medio y nadie puede ser nunca feliz.
Este pedazo de pan que veis aquí, Bill, ha conseguido ya enfadar a lo grande a los señores de Internet, porque ya sabemos que a la gay agenda le gusta toquetearlo y arruinarlo todo. La BBC ha cedido al Imperio gay y ha introducido una chica que no es blanca, a la que no podrían darle más igual los chicos y que, además, no está ahí para servir de eye candy al público masculino. Y no sabéis lo mucho que me alegro yo de esto.
¿Es posible que Moffat haya hecho algo bien en cuanto a diversidad? Sí, es posible. Le voy a conceder el beneficio de la duda, por lo menos en tanto no veamos más sobre Bill y qué es lo que le depara el futuro, que espero que no sea una muerte ni una marcha dolorosa, ni para ella ni para nosotras.