Cobra: dícese del nombre vulgar que se le da a una clase de serpiente muy venenosa. Es fácil reconocerlas ya que cuando se sienten amenazadas o en peligro realizan un rápido movimiento hacia atrás de la cabeza. Alguna seguro que sabe por donde voy y este movimiento le suena. Os refrescaré la memoria…
“Hacer la cobra” dícese también del acto reflejo, muy voluntario, de echar la cabeza hacia atrás cuando se quiere evitar ese beso que no quieres aceptar ni con todo el Jagger del universo en vena. Ese movimiento genera la sensación de Ninja, nivel experto, en quien realiza la cobra y evita el beso y una sensación de “¿la salida de emergencia más cercana dónde queda?” en quien efectúa el acercamiento al beso.
Todas hemos o nos han hecho alguna… Pasa hasta en las mejores familias. Una noche tonta con demasiado alcohol en vena, confundirse al interpretar señales inexistentes o existentes pero que en el último momento cambian de opinión, un armarse de valor y que salga el tiro por la culata… Las situaciones son infinitas… pero el resultado de una cobra es el mismo para todas: “Tierra trágame!!!”.
La chica que te gusta, desde hace mucho o de esa misma noche, puede que te lance señales o no, que tu veas que hay donde “rascar” o no, que llega un momento que tu decides armarte de valor y lanzarte a por un posible beso y bien sabes que pueden suceder dos cosas…
Una, que el beso termine en buen puerto y se convierta todo en una película de Disney o comedia romántica a lo Pretty Woman o Notting Hill y acabes de encontrar a tu Julia Roberts particular, ya sea para toda la vida o esa misma noche.
O… ¡Zas! Que de pronto descubras una faceta que desconocías en esa chica y es que domina la técnica Matrix de esquivar balas, casi mejor que sus protagonistas y sin efectos especiales, para evitar ese beso que tan valiente e ingenuamente te has atrevido a dar.
Porque hay que reconocer que hayamos hecho o nos hayan hecho la cobra, el acto de atreverse a besar a alguien por primera vez, elegir el momento, el sitio, las razones, las señales… Es un acto de valentía porque por muy fácil que te lo pongan o muy claro que lo tengas, siempre existe esa probabilidad de que te hagan un “Moon Walker” que te deja calculando en nanosegundos excusas y actos reflejos que te permitan disimular el hecho de haberte lanzado, y ya sea un “Uy! Que tropezón más tonto!”, “Besarte? Noooo! Es que veo mejor de cerca!” o disimular saludando a la persona más cercana, simular un baile ridículo, sacudir el hombro de la chica haciendo que le quitas el polvo o un pelo o hacer que coges la copa que está detrás de ella… Son solo algunas de las opciones posibles para salir del paso.
Pero también hay que reconocer que es un papelón para quien rechaza o esquiva. Siempre se puede saldar con un simple “¿Qué haces?”, “Mejor solo amigas!”, “Creo que te has confundido!”, “¡Tengo novia!” o incluso “¡Tengo novio!”, no será verdad pero los sentimientos de la chica no salen tan mal heridos… Son algunas de las posibles (e infinitas) opciones más que manidas para acabar con el momento incomodo para ambas partes.
Y es así como se da fin a una “no futura relación”, con una señora cobra. Después de la cobra ya está todo dicho, cualquier cosa que se añada, casi está de más, pero ayuda a pasar rápido la sensación de acaloramiento o “tierra trágame” de cada una de las partes.
Aunque también “he visto cosas que vosotr@s nunca creeríais” además de “atacar naves en llamas más allá de Orión”, se han llegado a dar casos que tras hacer una cobra, la chica que rechaza ha pedido disculpas y dado explicaciones de porque se ha producido el retroceso, acompañándolo todo de un abrazo y que con el tiempo y el trato han terminado juntas.
Si, amigas si, hay cobras que han terminado en relación. No suele ser lo habitual pero por estas extrañas cobras de finales felices merece la pena sufrirlas no? Al fin y al cabo es solo un pequeño mal rato donde solo piensas que quieres desaparecer de la faz de la Tierra, teletransportarte al otro lado del universo, que llegue el fin del mundo y otras opciones mas o menos apocalípticas que hagan pasar desapercibido el momento.
Pero dejarme que os comente una cosa que no se si tendréis presente, parte de la culpa de las cobras no es de la persona que lo hace. No es que no le gustes o que le crees rechazo… No, para nada! La culpa sin duda es de Disney, siempre es de Disney!
Todas o casi todas sus películas comienzan con esos amores, híper súper mega románticamente dulzones rozando la diabetes donde sus protagonistas por una u otra razón acaban frustrando todos los primeros besos. Las películas Disney fomentan los besos frustrados, seguro que no lo recuerdas pero os insto a volver a ver las películas de antaño y ver esos primeros besos truncados de los protagonistas que vuestro cerebro no tiene presente. Están en el subconsciente, de primeras no lo recuerdas y solo eres capaz de recordar lo romántico de los finales, esos besos de amor donde son felices y comen perdices pero no eres capaz de recordar ni una sola de esas cobras, esos no primeros besos malogrados de casi todas las películas Disney.
Por ejemplo, La Cenicienta justo cuando su príncipe descolorido esta a punto de besarla, suenan las 12 y… Cobra al canto. Aladín cuando está a punto de besar a Jasmine la primera vez ahí está el Genio para interrumpirles, o la Sirenita a su querido marinerito descafeinado, que aparecen los colegas acuáticos de la sirena e interrumpen ese beso. Llámales genio, colegas acuáticos o amigas graciosillas que interrumpen en el momento menos indicado y más inoportuno que provocan que el beso no acabe en buen puerto, una cobra al fin y al cabo provocada por terceros.
Estos son sólo algunos ejemplos y es por culpa de estas películas infantiles que llevamos la cobra tan dentro de cada una, queramos o no, seamos conscientes o no, Disney no solo nos inculcó la cultura del príncipe descolorido, insípido, descafeinado y la mujer mojigata e indefensa, si no que nos sugestionó en lo mas profundo de nuestro inconsciente el hecho de rehuir de ese beso no grato. Disney es una de las primeras culpables y precursoras de las cobras que hacemos o recibimos. ¡Pensadlo!
En cualquier caso si eres de las que te lanzas, de las que te atreves a mostrar tus sentimientos siendo la primera en ir a por ese beso sin importante la cobra, es importante que siga siendo así… Piensa que nunca será peor que la “cobra” entre Chenoa y Bisbal que la vio toda España y parte del extranjero.
Nunca se sabe donde puedes encontrar a la chica de tus sueños. Puede que sea tras una inesperada cobra y que esa cobra sea el principio de todo, el inicio de una historia o la historia de tu vida.
Además, si Chenoa sobrevivió, ¡todas podemos! A lo mejor no de una forma tan terapéutica como ella haciendo un anuncio de telefonía móvil: “Tu compañía te cobra o no te cobra?” pero si aceptando que la cobra no es si no otra forma mas de perfeccionar tu estilo del disimulo para sobrellevar la valentía de atreverte a hacer el ridículo… o no.