Rose (Piper Laurie, Twin Peaks), de 85 años, su hija Patty (Brooke Adams, Braindead) y su nieta Allison (Emily Baldoni) se reúnen en la casa del lago de la abuela para ponerse al día de sus vidas. La relación entre las madres y sus respectivas hijas no es la más suave del mundo, pero abuela y nieta se llevan fenomenal. Tanto es así que Allison se ha molestado en ir a la tienda de fotos y revelar un carrete que llevaba 45 años dentro de la cámara. Por supuesto, las imágenes ocultas durante tanto tiempo desencadenarán un torrente de recuerdos en Rose, y será la oportunidad para sincerarse con su familia sobre una temporada que la marcó para siempre.


Es cierto que algunos diálogos y escenas pueden sonar a cliché, a novela romántica del baratillo. Pero, eh, nadie es perfecto, y la historia de las dos mujeres, acompañada de una fotografía luminosa y una banda sonora que engancha y sirve para enmarcar la época de una manera perfecta, es lo suficientemente tierna (y sexy) como para que lo podamos pasar por algo. Además, el contraste con la Rose anciana, con la angustia que después de tantos años puede liberar, funciona de maravilla. Muy recomendable.

