Conquista a medias es la nueva película de Netflix, dirigida y firmada por Alice Wu, artífice también del clásico croqueta Saving Face, y que se acaba de llevar el premio del Festival de Cine de Tribeca.
Aquí, Ellie, una adolescente chino-americana, es la chica lista de la clase. Paul es el deportista. Aster es la última punta del triángulo amoroso que forman. Falta de dinero, y con un padre que no parece ser capaz de adaptarse a la sociedad americana, gana algunos dólares escribiéndoles trabajos de clase a sus compañeros y escribiéndoles cartas de amor a Aster por encargo de Paul. Lo que él no sabe es que no es el único enaorado de Aster, Ellie también lo está.
Este revisionado y modernización de la historia de Cyrano tiene como resultado una tierna historia donde a pesar de que de primeras podemos pensar que no ofrece nada demasiado extraordinario ni novedoso, Wu consigue que sobresalga del montón poniéndole mucho cariño y corazón haciendo que todo funcione a la perfección. El eje principal de la historia no cabe duda de que es ese triángulo amoroso, pero no es lo primero en lo que pienso cuando me acuerdo de ella. Y a pesar de haberla visto hace casi una semana, os sorprendería la de veces que aún me sigue viniendo a la mente (sobre todo la escena final, que me pareció preciosa). Es esa relación de amistad que se forja entre Ellie y Paul, dos personas con más bien pocas cosas en común, más allá del interés por la misma chica, la relación de Ellie con su padre y cómo Ellie va cambiando, lo que se quedó conmigo una vez terminó el metraje.
Comprendo que alguna pueda sentirse decepcionada si lo que busca es una comedia romántica más al uso, pero yo me alegro mucho de que, poco a poco, las películas con personajes lésbicos protagonistas vayan explorando otras opciones y nos enseñen nuevas realidades. Conquista a medias es un ejemplo de que, si seguimos así, vamos por el buen camino.