Igual decir esto es un sacrilegio para las que seais fan del fúbol, pero yo conocí a Megan Rapinoe por ser “la novia de”. y es que no tenía ni la más mínima idea de quien era hasta que no hizo pública su relación con su actual pareja, Sue Bird, una de mis jugadoras de baloncesto favoritas, que me empecé a fijar en ella. Hasta ese momento si alguien me preguntaba por jugadoras de fútbol creo que sólo podría nombrar a Alex Morgan. El caso es que hace unas semanitas me crucé con One life tremendamente rebajado y me animé por pura curiosidad. Total, si no me gustaba la pérdida tampoco iba a ser muy grande. Sin embargo, como plot twist inesperado e insospechado, me flipó.
One life cuenta la vida de Megan desde que era una renacuaja hasta el día de hoy. Cero sorpresas hasta aquí. Lo que no esperaba encontrarme en Rapinoe es a una persona tan comprometida y sin miedo a actuar de la manera que cree más correcta. La figura de Megan Rapinoe no termina en el campo de fútbol, sino que también es una persona política, preocupada por lo que sucede a su alrededor. Es consciente de su posición de privilegio y de su obligación de posicionarse y hablar alto como consecuencia de ello, ya sea contra la homofobia, el machismo, el racismo u otras injusticias sociales.
Esta autobiografía escrita por la propia Rapinoe con la colaboración de la periodista Emma Brockes es tremendamente entretenida y amena. En poco más de 200 páginas habla de la lucha por la igualdad salariar, su salida del armario, su familia, su amor por el fútbol (obvio), las lesiones, etc y nos permite ser partícipes de cómo llegó a ser una de las mejores futbolistas del mundo. Aunque no seais aficionadas al fútbol o, como yo, el nombre de Rapinoe os diga más bien poco, basta con que tengáis un mínimo de curiosidad para que valga la pena darle una oportunidad.