Mi historia con Lily comienza hace varios años. En aquel entonces, me enamoré perdidamente de una de las joyas de LELO, un juguete que vibraba al ritmo de tu canción favorita. Ahora, que vivimos rodeades de dispositivos inteligentes, asistentes de voz y conexiones varias, es más habitual, pero en ese momento fue toda una revolución.
Poco después me crucé con Lily 2. Era prácticamente igual que ese juguete que vibraba con la música, pero más sencillo y más pequeño. Además, estaba impregnado con aromas para estimular el sentido del olfato mientras lo usabas. Recuerdo que dejé de usar el juguete musical y me quedé con Lily: discreto, cómodo, versátil. Fue mi vibrador de cabecera durante meses… pero alguien que prueba juguetes no puede encariñarse.
Lo que no sabía entonces era que hubo un Lily 1 que salió hace justo 20 años, los mismos que cumple la marca sueca este año. Para celebrarlo, han decidido sacar una versión mejorada de este icónico juguete: Lily 3. La noticia me puso contenta y con grandes expectativas, como cuando vas a volver a encontrarte con esa amiga especial a la que hace tiempo que no ves.
Lily 3 es un masajeador personal, aunque también lo definen como minivibrador. Y no es para más, porque el juguete no supera los 7,5 centímetros de largo y los 4 de ancho y pesa 45 gramos. De hecho, cabe en la palma de la mano. Sus dimensiones lo convierten en un vibrador manejable, discreto y fácil de utilizar.
Aun así, lo mejor de su aspecto es la forma. Lily 3 tiene una forma ligeramente curva pensada para adaptarse a la anatomía de la vulva y que sea muy ergonómico. Ese pequeño ángulo es precisamente lo que necesitamos en un juguete como este, ya que nos da estimulación en el clítoris y un agarre cómodo. Además de eso, tiene una punta redondeada pero directa, así que las vibraciones se concentran en la zona que queremos.
Algo que valoro muy positivamente de este juguete es que me permite utilizarlo en posturas menos convencionales. Por ejemplo, bocabajo. Al ser tan pequeño, no molesta tenerlo bajo el cuerpo y cumple muy bien su función. Si pensamos en el uso que se le puede dar en pareja, es un buen complemento para posturas de tribadismo de una persona sobre otra donde pueda mantenerse fijo.
En este caso, Lily 3 es inofensivo solo en el exterior. Dentro tiene un motor que va de un rango suave a una potencia considerable. Aun así, es silencioso. Dispone de 10 modos de vibración para que encuentres el que mejor te estimula y podrás controlarlo con una interfaz de 2 botones. No hay pérdida: + para encender y – para apagar (pulsando varios segundos en ambos casos), pulsar + un par de veces rápido para cambiar de modo y el + o – varios segundos para subir o bajar la intensidad.
Está fabricado con materiales respetuosos para el cuerpo. El exterior está compuesto de silicona biocompatible y tiene un acabado suave. Está disponible en tres colores: dark plum, polar green y calm lavender (como el mío).
Al igual que el resto de juguetes de la marca, Lily 3 es sumergible para que te entretengas bajo el agua y descubras sensaciones nuevas. También es recargable, con un par de horas de carga disfrutarás de otras dos de juego.
Lily 3 viene en el packaging característico de LELO. Me ha alegrado comprobar, además, que el tamaño de la caja es menor, que es más sostenible. Viene bien colocado bajo una plancha de espuma e incluye el manual de uso, el cargador, una muestra monodosis de lubricante, la bolsita de tela para transportarlo y la tarjeta de la garantía. Tiene 1 año de garantía y 10 años de garantía de calidad.
La mejor noticia de Lily 3, sin embargo, viene ahora: para conmemorar los 20 años de LELO, podrás conseguir el juguete con un descuento del 50 % durante todo el año. Un vibrador de calidad como este a un precio que lo hace más accesible me parece estupendo. A mi modo de ver, vale mucho la pena y es una forma de conocer la marca y la calidad de sus productos.
En definitiva, que Lily haya sido un superventas en los 20 años de historia de LELO era de esperar. Lily 3 es pequeño, versátil, ergonómico, potente y accesible. Ahora sabemos dos cosas: la primera, que el placer está en tus manos. Y la segunda, que el placer también cabe en la palma de tu mano.
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