Uno de los orgasmos más poderosos que he experimentado fue tras el ascenso al Vesubio. Fue después de coger un avión Barcelona – Nápoles de madrugada y pasar el día descubriendo las ruinas de Ercolano. Aunque se puede llegar a las faldas del volcán en coche, el último tramo hasta llegar al cráter solo puede hacerse a pie. Durante el ascenso se juntaron el cansancio y una menstruación inminente, aunque estaba segura de que la energía del volcán estaba presente de alguna manera. Aquella noche, ya de vuelta en el hotel, me regalé un momento de placer y sentí que esa energía, la del volcán, de la misma naturaleza, me acompañó al clímax.
Es, tal vez, por experiencias como la que te acabo de contar que el placer, para mí, va mucho más allá. Lo concibo como una forma de conectar conmigo misma y con otras personas, de sentirme poderosa teniendo el control y también cediéndolo. Por eso el juguete del que te voy a hablar ahora me conquistó desde el principio: un dildo llamado Kalii.
Se trata de un artilugio que forma parte de la colección The Elements de Biird, una marca de la que te había hablado con el succionador Namii, que me sorprendió muy gratamente. Esta colección está inspirada en los elementos de la naturaleza y busca transmitir su belleza y su poder. La forman diferentes juguetes eróticos sin motor: varios dildos, un plug anal y unas bolas tipo yoni. Todos ellos son piezas fabricadas en metal, vidrio o cuarzo rosa.
Kalii, por tanto, es un dildo de vidrio de borosilicato diseñado para estimular la zona G. Tiene una forma ergonómica y muy sensual que se adapta a la anatomía de la vagina. Además, ambos extremos pueden servir para la penetración, de forma que con un solo juguete tenemos dos dildos que ofrecen sensaciones diferentes. Un extremo es más estrecho y tiene una punta plana y el otro es más puntiagudo y tiene textura de ondas. Tiene un diámetro aproximado de 3 cm y un largo aproximado de 18 cm.
Pero antes, hablemos del material del que está hecho este dildo. Y he usado “hecho” en lugar de “fabricado” a propósito, porque Kalii está hecho a mano de forma artesana, así que cada juguete puede ser ligeramente diferente, tanto en aspecto como en dimensiones (pueden variar un poco). Tiene un acabado entre morado y un halo arcoíris que me ha resultado magnético, convirtiéndolo en un juguete que merece estar expuesto en una vitrina. Según le dé la luz, cambia su aspecto, y la experiencia de masturbarse con un dildo tan mágico es muy potente.
El vidrio como material tiene unas peculiaridades muy interesantes frente a la silicona a la que podemos estar acostumbrades: es más duro y pesado y, como no es poroso, resulta más fácil de limpiar. La dureza y el peso pueden ser propiedades ideales para personas que busquen una penetración más firme y rígida, y una estimulación en la zona G más estable. Además, Kalii es más resistente, por lo que puede durarnos varios años, por lo menos hasta que veamos alguna grieta, momento en el que deberíamos dejar de utilizarlo.
El vidrio también tiene una propiedad muy acertada para el uso íntimo: permite jugar con la temperatura. Kalii se adapta a la temperatura del cuerpo, pero también se puede calentar o enfriar, y eso le da mucho juego tanto en pareja como en solitario. Yo suelo cambiar la temperatura con agua para controlarla mejor: fría o caliente (aunque nunca hirviendo), de forma que puedo ir sumergiendo el juguete más o menos tiempo según el resultado que esté buscando.
Mi experiencia con Kalii ha sido maravillosa desde que lo tuve en las manos y lo saqué de la caja. A pesar de que lo había visto en fotos, cuando pude sostenerlo en las manos y mirarlo con mis propios ojos me pareció todavía más bonito. Era mediodía y un rayo de sol entraba por el ventanal del dormitorio… así que el efecto también fue mágico.
Todas las veces que he utilizado Kalii, también he usado el lubricante del que te hablé la última vez, überlube. Al ser de silicona, es compatible con otros materiales, como con el cristal. La textura sedosa de este lubricante junto a la firmeza de Kalii son la mezcla perfecta para una sensación envolvente. La medida del juguete me ha parecido ideal, igual que la firmeza y la dureza del material.
Pero igual que te explico que mi experiencia con Kalii ha sido muy positiva, también te digo que un dildo de cristal no es para todos los gustos, sobre todo por la dureza, rigidez o el peso. Si lo que prefieres es un dildo más suave, flexible o ligero, o buscas un primer dildo para explorar la penetración, Biird también tiene algunas opciones para ti: Suri, Bae o Boo.
Como comento a menudo, las posibilidades con los juguetes son infinitas y es cuestión de ponerle imaginación. Kalii se puede usar de muchas maneras, aunque a mí me ha encantado la experiencia de usarlo en momentos de masturbación en los que busquemos empoderarnos o regalarnos un ratito de amor propio a través del placer. Pero también se puede utilizar en pareja, y te recomiendo que lo hagas si tienes oportunidad primero como artilugio para masajear el cuerpo entero jugando con la temperatura. Incluso puedes alternar el dildo con otras texturas más suaves como telas delicadas o más cálidas como masajeadores de madera. Kalii puede usarse para casi todo, excepto para la penetración anal, porque no tiene base y el esfínter podría succionar el juguete.
Biird me sorprendió con su packaging en Namii, y Kalii no se queda atrás. Primero, una caja preciosa con un acabado holográfico que combina a la perfección con el juguete, y una etiqueta que nos indica el número de la pieza, porque recuerda: cada dildo está hecho a mano y es único. Asimismo, cada uno de los juguetes de la colección The Elements viene en un estuche azul precioso de piel vegana con cremallera que ayuda a protegerlo y a transportarlo. Es un plus que se agradece, porque no solo conseguimos una forma de almacenar el dildo, sino que también nos puede servir como joyero o para llevar algunos básicos en el bolso.
Pero esta marca también me gusta por sus valores y compromiso. Por un lado, Biird planta un árbol por cada juguete vendido. Por el otro, nos ofrece una garantía de placer de 5 años como muestra de la calidad de los productos. Y ahora, si durante los primeros 30 días el juguete no nos convence, nos dan el mismo importe en crédito para cambiarlo por otro. Sin duda, son facilidades que solo se pueden poner cuando una marca está muy segura de que está haciendo las cosas bien.
En cuanto al precio, estoy muy sorprendida por la cifra. Kalii no llega a los 50 €, y después de tocar, probar y disfrutar de este dildo, me parece poco. Si buscas un juguete sin motor que te permita estimular la zona G, Kalii es ideal y te ofrece una experiencia única que fusiona el poder de la naturaleza con el detalle de una marca comprometida con el placer.
En definitiva: Kalii es el dildo más bonito que he tenido el placer de probar y que esté hecho a mano en vidrio ofrece varias ventajas para quienes buscamos una penetración intensa, firme y profunda. Poder jugar con la temperatura lleva la masturbación o el sexo a otro nivel, ofreciendo una experiencia poderosa inspirada en la naturaleza.
Hazte con tu Kalii AQUÍ.
