Siempre que hablamos de Orange is the new black en términos de por qué es una serie tan valiosa, sacamos a relucir que es precisamente porque es un safe place para mujeres. Pocas veces nos encontraremos una serie tan femenina, y que nos presente tantos tipos de femineidad como esta. Y esto es, claro, porque la inmensa mayoría de protagonistas son mujeres, algo que también nos tenía encantadas porque es muy difícil de encontrar en el panorama televisivo actual. Cuando os hablamos del Test de Bechdel, aquel que nos sirve para catalogar el sexismo en el cine, nombramos a la serie como un rompe estándares, ya que cumplía de sobra con las reglas del test. Pues bien, parece que algo que en principio debía ser positivo, alguien lo encuentra reprobable. Y no es un garrulo en el bar de debajo de tu casa, no, es un columnista de The Atlantic.
Noah Berlatsky ha escrito un artículo que, literalmente, ha incendiado las redes sociales con quejas y, bueno, extrañeza. En su texto hace notar que los personajes masculinos de Orange is the new black son una minoría mal representada en el show, pese a que la mayoría de la población reclusa es masculina. Quizá alguien debiera hacerle notar que se desarrolla en una cárcel de mujeres, donde por definición no hay hombres, exceptuando a los guardas. Se queja de que, pese a que la serie muestra mujeres latinas, negras, bisexuales, lesbianas, transgénero, en resumen, todos los grupos que pueden mostrar discriminación, y de hecho lo hacen, los hombres están poco y mal representados, lo que deja a la serie coja.
El artículo no tiene desperdicio, nombrando incluso las violaciones en masa de Bosnia como algo que captó mucha atención, en detrimento de las muertes de soldados masculinos, de las que según este señor se habló menos (?). Es bastante alucinante el como que haya un reducto absolutamente femenino en televisión ofende de semejante manera. Es inaceptable que tengamos un espacio propio, un espacio nuestro, sin elementos masculinos de peso que actúen como guías de nuestras acciones. Quizá un buen ejercicio para este señor sería mostrarle el artículo con los géneros cambiados, allí donde ponga hombre cambiarlo por mujer, y enseñarle como entonces se ajusta a casi cualquiera de las representaciones femeninas en los medios. Parece mentira que en pleno siglo XXI un hombre al que se supone cierta educación y cierta formación hable en estos términos, quejándose de lo que nosotras sufrimos día tras día, película tras película, serie tras serie.
Vía: The Atlantic