Jason, quiero decirte algo y no va a ser bonito.
Sí, me has roto el corazón de muchas maneras diferentes. Una, porque Lexa era el mejor personaje de la serie, y dos, porque una de las razones por las que me gusta The 100 es porque se aparta de lo que es norma general en cuanto a sus personajes y en cómo son tratados, sobre todo los femeninos, pero con el capítulo de la semana pasada me has decepcionado profundamente. Nivel Fosa de las Marianas de profundo.
Este último capítulo ha incrementado la población de la ciudad de las lesbianas muertas y a mí me ha dejado en un estado emocional que oscila entre querer llorar desconsoladamente y querer alterar el orden público porque ASÍ NO SE HACEN LAS COSAS.
Lexa tenía que morir para que avanzase la trama. Bien. Vale. Lo acepto. Hay otras alternativas igualmente válidas, pero la tuya también me vale. Te voy a dar un voto de confianza en este punto porque su muerte parece que no fue baladí al descubrirnos cosas importantes para la historia. Lo que no me vale es la forma en la que has decidido que todo sucediera.
Hablemos primero del cuándo. Era absolutamente imprescindible que sucediera en ese justo instante en el que sucedió. Ya. Claro. PUES MIRA, NO. Ni Lexa se merecía esa birria de muerte, ni nosotras que fuese inmediatamente después de habernos dado esos minutos de gloria, cosas bonitas y Alycia sonriendo como nunca antes la habíamos visto que nos venías prometiendo desde hacía tanto tiempo con todo ese queerbaiting. Has jugado con nuestros corazoncitos croquetas (que son mayoría en la audiencia) Y NO ME GUSTA. Ni una pizca.
Ahora hablemos del cómo. Parece que hayas estado viendo demasiado Buffy recientemente, porque es como ver la muerte de Tara, otra vez. Y eso es un golpe bajo para nosotras. Una fórmula muy perezosa y cutre si tienes en cuenta que estamos hablando de la Comandante, no de un secundario cualquiera que pasaba por ahí. Lexa se había convertido en un personaje icónico que cargaba con todo una buena parte del peso de la serie y, ella y Clarke, el reclamo para que semana tras semana estuviéramos pegadas a la tele a ver si por fin sí o si no. Si alguien merecía una muerte honorable y digna era ella. Podía haber sido en el campo de batalla, haber explotado el love is weakness, por culpa del descontento de los clanes con la Skaikru, yo qué sé, pero algo un poco más elaborado y memorable que el simple estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Ups, mala suerte. Really, Jason? REALLY?
Y ni me voy a molestar en mencionar el hecho de que estés usando la imagen de Lexa como reclamo para que veamos el último capítulo de la temporada. Sólo me queda decirte que ojalá las hordas de furiosos guerreros y croquetas despechadas fieles a Lexa te persigan hasta en tus peores pesadillas y te causen la mismo desazón que nos has causado a nosotras. Blood must have blood.
Y voy a parar ya porque me estoy poniendo mala y no quiero saber ya más nada de este asunto.