En 1971 se creó el primer grupo japonés para que mujeres lesbianas pudiesen conocer a otras mujeres homosexuales. Se le llamó Wakakusa no kai, pero, mucho antes, en el Japón del Período Edo (1603-1898), las personas LGBT japonesas habían gozado de cierta flexibilidad en cuanto a sexualidad y género, en contra de lo que se puede pensar de una sociedad generalmente estricta.
En ese período, que abarca desde el gobierno del Shogunato Tokugawa o Ed hasta la restauración de la época imperial, eran comunes el homoerotismo, la androginia, la ambigüedad de género o la bisexualidad.
Wim Lunsing apunta en Beyond Common Sense: Sexuality And Gender In Contemporary Japn que hay constancia de relaciones sexuales entre mujeres en la era Edo e incluso antes, en el Período Nara (646-794), aunque reconoce que “pocos japoneses son conscientes de ello”. Y añade que las “mujeres japonesas tuvieron que redescubrir sentimientos lésbicos generación tras generación”.
“Cuando se echa un ojo a la historia de las relaciones sexuales y románticas entre mujeres en la historia japonesa, la documentación es bastante escasa en comparación a las relaciones entre hombres”, reconoce Erin Subramian.
Y es que, si hay algo verdaderamente destacable del Período Edo, previo al occidentalismo nipón, no es precisamente la documentación de relaciones lésbicas, sino la figura de los wakashu o el “tercer género”, jóvenes adolescentes que, por su androginia, eran objeto de deseo tanto para hombres como para mujeres antes de que llegasen a la edad adulta.
El Royal Ontario Museum de Toronto, Canadá, ha sido el primero de América del Norte en acoger una exposición sobre los wakashu del Período Edo. La muestra A Third Gender: Beautiful Youths in Japanese Prints retrata a través de 65 piezas -entre grabados de madera, libros y objetos preciosos-, sobre este tercer género que “apreciaron y gozaron” tanto mujeres como hombres.