En los últimos tiempos hemos venido experimentando un notable incremento de la representación LGBT en el cine, esto es así, es un hecho objetivo e innegable, pero también hemos venido observando una tendencia paralela un poco regulinchis, la de decirlo en vez de mostrarlo. La de presentar personajes de los que no se hace ninguna alusión a su orientación sexual durante la película pero que nos dice el guionista/director/actor de turno que son LGBT por el pinganillo y qué alegría, qué alborozo, personajes LGBT en una superproducción de Hollywood. Pues mira, no.
No es necesario remontarse muy atrás para encontrar ejemplos: Dumbledore en Animales Fantásticos, Valkyria en Thor, y el último en sumarse a esta nueva corriente, Lando en Han Solo. En los tiempos en los que el subtexto era todo lo que teníamos, igual hubiésemos hecho un bizcocho, comprado un billete de avión y nos hubiésemos plantado en casa de quien hubiese dicho que fulanito o menganita es LGBT, porque menos da una piedra, pero a día de hoy, y con los tiempos que corren, ya no es suficiente. Necesitamos algo más que a J.K. Rowling diciendo que Dumbledore es gay, o a Tessa Thomson diciendo que sí, que Valkyria es bisexual como en los cómics pero que no podremos verlo en la película porque eliminaron la escena, o a Jonathan Kasdan afirmando que cuando escribió a Lando lo escribió como pansexual. Esto no es representación LGBT. Si le preguntamos al espectador random de la fila 8 butaca 3 no tendrá ni idea de que X personaje forma parte o no del colectivo. Para la gran mayoría de gente los personajes comienzan y terminan con la película, no tienen ni idea ni les interesan las entrevistas o las declaraciones que se puedan hacer. Ellos sólo van a ver la película y todo lo que no quede reflejado en ella no existe. Y por ahora, la heterosexualidad sigue siendo la orientación por defecto en tanto no haya declaración en contrario.
Los grandes estudios con este me mojo pero no mucho y a ver si de casualidad me dan una medallita buscan contentar a todos. Por un lado al colectivo para que mostremos nuestro apoyo a la película y no nos quejemos por la falta de representación. Por otro, se evitan pérdidas económicas y reacciones negativas de los sectores y países homófobos. Pero lo que antes nos hubiera parecido bien, e incluso podríamos haber alabado por ser un paso adelante, ahora nos hace poner los ojos en blanco. Mostradlo, no lo digáis.