Con esta frase (casi un lema. Casi un mantra) arrancaba el sábado 16 de noviembre pasadas las diez de la noche la gala de clausura de la 22ª edición el Festival Internacional de Cine LGBT de Extremadura. Drigida por Javier Herrera y presentada por el actor Fermín Núñez, la actriz Laura Corbacho y le activista trans Leo Arán, el acto estuvo marcado por la reivindicación en todo momento. Una reivindicación que, en palabras de Pablo Cantero, uno de los directores del festival, “siempre ha sido una necesidad. Hoy es una urgencia”.
La preocupación por la entrada masiva del fascismo en las instituciones estuvo más que presente durante las dos horas de una gala que congregó a alrededor de doscientas personas. Y como arma ante esta preocupación, se convirtió en protagonista de cada discurso (tanto de les premiades como de les entregadores de premios) una palabra: resistencia. En las calles, en las instituciones, en la vida y, por supuesto, en el cine.
Un cine que, como se encargaron de señalar les conductores de la gala, ha avanzado en representación, pero al que le queda mucho camino por recorrer para conseguir la inclusión plena y realista de personajes LGTB. Este es uno de los motivos por los que seguimos necesitando festivales como el Fancinegay, que no sólo llevan a rincones rurales el cine diverso de calidad, sino que también premia la labor de visibilización de diferentes personalidades del cine y la cultura.
Este año, el Festival ha premiado por tal labor a escritores como Roy Galán, dramaturgos como Alberto Conejero o periodistas como AlanaPortero. Las chicas de la compañía de teatro A Panadería también se llevaron para tierras gallegas un galardón, por su revisión de la historia de Elisa y Marcela desde una obra natural y valiente. Completaron el palmarés Cocodrilo, elegido Mejor Cortometraje por el Jurado joven, y el festival cacereño Horteralia, que el 23 de noviembre cumplirá diez años de apuesta por reivindicar el mamarracheo y la diversidad en territorio extremeño.
Mención aparte merece el coro alicantino de mujeres CCPink, que amenizó la gala con versiones desde Rihanna hasta Extremoduro, pasando por temas de la BSO de Titanic. Ellas se encargaron de poner el broche final a dos horas y de emoción, risas y activismo. Y lo hicieron interpretando Titanium, de Sia, un tema cuya letra deberíamos tomar como himno en los tiempos que corren.
Ante su odio, el cine como herramienta transformadora. Bailar bajo la lluvia y refugiarnos en los paraguas de nuestres compañeres. Unión. Sororidad. Cuidados. Y sobre todo, mucha, mucha resistencia. Somos muchas. Somos más.