Sí, habeis oído bien: final. Porque a partir de este momento yo me declaro en huelga y no pienso ver ningún episodio más de Tierra de Lobos.
El de #Crisabel pasará a la historia como uno de los peores finales jamás contado, el peor llevado y buscando el morbo más barato y facilón, porque eso de querer matar a una de las protagonistas es algo que todas esperábamos (aunque ahí quedaba la cosita del “y si…”), porque la esperanza es lo último que se pierde.
La muerte de Cristina es denigrante y está tratada de una forma totalmente secundaria. Es cierto que nos esperábamos un final trágico, pero como ilusas creímos que se iba a tratar de algo más heroico, más acorde con la valentía del personaje de Cristina y la fortaleza que en él está representada. (Porque otra cosa que sabíamos en lo más profundo era que, sin remedio, sería Cristina la que acabaría muerta).
Pues no, nos volvimos a equivocar del todo. El final de Cristina no sólo ha sido trágico, sino triste desde el punto de vista de la poquísima importancia que le han dado en el que probablemente sea el penúltimo o antepenúltimo episodio de la serie. Durante las dos primeras temporadas #Crisabel fue una de las relaciones lésbicas mejor contadas; una relación tierna, cuidada, y con un trabajo impecable por parte de las actrices Berta y Adriana, que siempre han estado volcadas con los personajes y nos han brindado momentos magníficos.
Gifs de quinnfabrai.tumblr
Pero la tercera temporada fue la crónica de un fracaso anunciado. Tramas enrevesadas sin sentido, buscando el morbo y la polémica sin más, buscando levantar la audiencia y buscando, buscando… yo sé de más de uno que se murió buscando. La locura llegó hasta tal punto que no las reconocíamos. Ni a Cristina ni a Isabel. ¿De repente se habían vuelto locas y no nos habíamos enterado? ¿Sufrían un trastorno bipolar? ¿Las poseyó el espíritu de Jenny Shecter o cómo? Porque otra explicación no había para los líos en los que las metían, episodio sí y episodio también.
Y entonces llegó. Creo que el primer signo de que íbamos cuesta abajo y en picado, vino de la mano de la primera salida de guión facilona, que para mí fue liar a Cristina con Ruiz, delante de Isabel. Y como las telespectadoras ya tenemos callo con estas cosas, sabíamos que el embarazo llamaba a la puerta aunque nos negáramos a verlo… Y entonces llegó, ZAS, la segunda salida facilona: efectivamente, teníamos bombo y bebé en camino.
http://youtu.be/KRTCAPXuL9U
Para mí la tercera señal de que las cosas se estaban torciendo sin remedio fue el intento de aborto fallido. Quedaba la posibilidad de la fuga (el final que todas habríamos elegido y que hasta podría estar basado en hechos reales), pero aquello seguía oliendo a lesbiana muerta porque Cristina no había perdido al niño. Entonces intuimos que lo único que estaban haciendo era introducir más dramatismo a lo que aún estaba por llegar. Y, por fin, llegó la cuarta y última salida facilona y la que nos ha dejado rotas, cabreadas y frustradas: matar a la lesbiana embarazada. Matar a Cristina.
Y para hacerlo más trágico e indignante, la han matado por accidente. ¿A alguien más le parece significativo que sea el marido de Isabel quien haya acabado con ella? Accidente o no, es un potente mensaje de “heteronormalización” de las cosas, ¿o soy yo, que veo fantasmas donde no los hay?
Pero ya no contentos con este ventilador que esparce mierda por todos lados, tenemos que sumarle que la han dejado sola y tirada, sin que nadie se enterase de lo que había ocurrido. Todo esto solo para dar la última estocada, el golpe de efecto: que fuera Isabel quien la encontrase muerta. No otra persona cualquiera. Qué va. ELLA. Para que duela todavía más. Para jugar todavía más con nuestras emociones. Entonces, después del dolor físico tras la pérdida (porque nos dolió el corazoncito), los guionistas deciden apenas dejarnos unos pocos segundos para asimilar lo que estamos viendo… y cambio rápido a otra cosa, que aquí ya está to el pescao vendío. Y ya está, en apenas cinco segundos han liquidado una de las tramas más queridas por toda la comunidad croquetil, ya no solo española, sino a nivel mundial.
Aplausos. Levantaos de la silla, porque los guionistas se merecen una ovación.
Mientras tanto, ellos estarán seguro descorchando el champán y brindando porque han petado las redes sociales (su mejor regalo de Navidad). Y también porque aquí estamos, como idiotas, llenando blogs, publicaciones y foros con nuestras protestas (más publicidad). Se ve que no solo de pan vive el hombre, sino también del share. Es una lección a aprender para la próxima.
El final de #Crisabel es, siento decirlo señores guionistas, un final de mierda.