‘Wonder Woman’ no es tan feminista como queríamos, pero sí la película de superhéroes que esperábamos
A pesar del furor que causó en Estados Unidos y el resto de países donde ya se estrenó, Wonder Woman en España ha tenido una recepción más bien tibia. No ha generado ni la mitad de expectación ni de entusiasmo, y los espectadores, en general, han salido o decepcionados o con sentimientos encontrados.
Parte del problema, sospecho, viene por la inmensa burbuja de hype en la que nos metimos desde el 2 de junio, fecha de estreno en Estados Unidos. Artículos, tweets, opiniones y mil y una impresiones que nos llegaban por todos los frenes ensalzándola y alabándola. Las expectativas, como es normal, se dispararon. Además de que nos dieron tres largas semanas hasta que por fin se estrenó para crearnos nuestra propia película de Wonder Woman. Una que era contendiente a los Óscar, también la mejor película palomitera de superhéroes ever y, además, LA película feminista que tanto llevamos ansiando ver y claro, cuando la hemos comparado con la original, pues se nos ha quedado corta. Si es que cualquier película se nos quedaría corta.
Dicho esto, yo he salido de la sala del cine con una sonrisa de oreja a oreja que me ha durado días por lo bien que me lo pasé y lo mucho que me hizo disfrutar. Era la primera vez que veía a una superheroína molar tanto desde la butaca de la sala de cine. Con algunas escenas de acción se me cayeron las bragas (¡Madre mía, las amazonas peleando contra los alemanes!) y con Gadot, la baba por lo bien que lo ha hecho en el papel de Diana. Mención especial a Chris Pine, que hace de un genial Steve Trevor. Un Steve que sí que tiene bastante protagonismo, pero que no creo que en ningún momento eclipse a Gadot. Es un personaje con su propia trama paralela, importante para Diana, pero la verdadera e indiscutible protagonista de Wonder Woman es ella.
Me he leído algunos cómics de Wonder Woman pero no soy ninguna experta en el personaje, así que si es fiel o no a su espíritu es algo en donde no voy a entrar, pero como película de superhéroes cumple con creces y se va a lo más alto de mi lista de favoritas. Es entretenida, divertida, y consistente y coherente. Me falla el personaje de Elena Anaya, la Doctora Poison, que resulta plano y acartonado y me hubiera gustado que fuera más feminista. A mí todo me gustaría que fuera más feminista, básicamente, pero en este caso especialmente porque tenían material de sobra de donde tirar. En ese sentido sí que me dejó una sensación agridulce. Me hubiera gustado ver a más mujeres, después de la primera media hora, más o menos, es casi un desierto para las féminas, que Etta Candy hubiera tenido más protagonismo o que hubieran mencionado a Afrodita como la creadora de Diana.
Aún así, Wonder Woman marca un buen punto de partida para más y mejores películas de superheroínas para las que que no creo que tengamos que esperar demasiado para disfrutar.
Carson McCullers: rebelde, bisexual y una de las grandes voces de la literatura del siglo XX
Calificada por Gore Vidal como “la desgraciada más talentosa”, Carson McCullers es uno de los máximos exponentes del gótico sureño. Junto con William Faulkner, Flannery O’Connor, Eudora Welt o Catherine Anne Porter, Carson McCullers ayudó a darle forma a ese subgénero de la novela gótica en la que se integran elementos sobrenaturales pero no como recurso para el suspense o el terror, sino para explorar la cultura del sur de los Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX, un momento de cambio social en el que el modelo agrario estaba agotado y daba paso al industrial.
Fue su padre el que puso en sus manos su primera máquina de escribir durante la que sería la primera de muchas convalecencias causada por una enfermedad reumática mal diagnosticada. Tenía 15 años y, quien hasta ese momento había sido la perfecta jovencita sureña de una familia de clase media, dejaría salir el espíritu rebelde que la acompañaría hasta el final de sus días canalizado, inicialmente, a través de sus textos.
Con dieciocho años se mudó a Nueva York para estudiar piano en Juilliard, pero fue la literatura la que la terminó seduciendo. Con sólo 23 años publicó su primer libro, El corazón es un cazador solitario, donde se insinúa la relación homosexual entre los dos sordomudos protagonistas. El libro le conseguiría inmediatamente el favor y las alabanzas del público, pero le costaría las amenazas del Klu Klux Klan. Esto la llevaría a una mayor reclusión, pero no la disuadió de tocar temas que por entonces se consideraban incómodos, como el adulterio, la homosexualidad o el racismo en sus obras, caracterizadas por las situaciones grotescas y por dar voz a personajes inadaptados y marginados por la sociedad.
Como diría ella, se casó con el primer hombre que la besó. Ese fue Reeves McCullers, militar y escritor frustrado que no sería capaz de superar el hecho de que su mujer fuera mejor que él y se suicidaría poniendo así fin a un relación tormentosa y truculuenta para ambos lados. De Reeves se divorció en 1940 y se volvió a casar tras su regreso de la II Guerra Mundial en el 45. Entremedias se trasladaría a Brooklyn, donde comenzó a frecuentar los círculos de intelectuales, y donde conocería a los gemelos Mann, hijos del escritor Thomas Mann e íntimos amigos de Annemarie Clarac-Schwarzenbach, la protagonista de la biografía novelada Ella, tan amada, de la que dijo que “tenía un rostro que, lo supe enseguida, me perseguiría hasta el fin de mi vida” y con quien mantuvo una relación corta pero intensa durante la estancia de ambas en Nueva York. Una de sus obras más reconocidas, Reflejos en un ojo dorado, gracias a la adaptación cinematográfica de Liz Taylor y Marlon Brando, vería la luz en esta época.
A finales de los años 40 por fin el reconocimiento del público iría acompañado del de la crítica también. La revista Quick la nombra una de las escritoras más influyentes de la posguerra y la revista Mademoiselle, una de las diez mujeres más importantes de Estados Unidos.
Tras varias intervenciones quirúrgicas por su enfermedad reumática, quedaría convaleciente y escribiría sus memorias, Iluminación y fulgor nocturno, a dictado, meses antes de su muerte en el 67. Con una estructura fuera de lo convencional, optaría por el monólogo interior para darles forma.
A pesar de su corta vida, McCullers no pasó de los 50 años, sus obras han perdurado y seguirán perdurando, y ella será recordada como uno de los grandes nombres de la literatura del siglo XX.
Agáchate con Bück Dich: pala de spanking y dildo
Ser spanker o spankee, esa es la cuestión. Vamos a ver, ¿te gusta azotar o que te azoten? Si no lo tienes claro, deberías probar ambas cosas. Y si el spanking no es lo tuyo… ¿por qué no le das una oportunidad? A pesar de lo excitante y morbosa que puede resultar esta práctica, tiene numerosos beneficios para el cuerpo. Citaré una vez más a Valérie Tasso hablando sobre esta práctica a propósito de las Tigresas Blancas:
… es muy sano y permite que la piel de los glúteos no pierda su firmeza (¡puedo corroborar esto ya que hablo con conocimiento de causa!), e impide que se vaya acumulando grasa en esa zona tan delicada para las mujeres.
Pues eso, croquetas mías, que igual estaría bien probarlo. Eso sí, antes de ponerte a dar azotes asegúrate de haberlo hablado antes con tu pareja. Puedes empezar con caricias suaves para ir aumentando la intensidad poco a poco, o ayudarte de artilugios específicos para el spanking, como por ejemplo Bück Dich.
Sé lo que estás pensando: “¿dónde está la otra pala de pimpón?”. Lo sé porque yo pensé lo mismo nada más sacarlo de la caja. La gracia de este juguete y el motivo por el que se parece a una pala de pimpón es que se trata de un producto 2 en 1. Puedes utilizarlo como pala para spanking y también como dildo.
Bück Dich está fabricado en silicona, con lo cual es un tanto flexible, una de las características que busco en las palas para dar azotes. De hecho, tiene un núcleo “firme pero flexible”, según Fun Factory. Si quieres usarlo para spanking es perfecto, porque el mango/dildo es comodísimo de sujetar, de tamaño perfecto.
La zona de la pala tiene dos lados: uno liso y otro un poquito rugoso. Lo que me ha gustado mucho es el hecho de que la pala está muy cerca del mango y es más fácil controlar la fuerza de los azotes. Así, podemos dar uno suave o uno más fuerte, de esos que pican…
Cuando ya se haya caldeado el ambiente, puedes utilizar la parte del dildo que, curiosamente, imita la forma de Stronic Drei de la misma marca. Está diseñado para alcanzar el punto G con su curvatura y las texturas también son muy agradables. Se puede utilizar de forma anal, aunque yo prefiero dildos todavía más flexibles para eso. Aun así, la textura también es interesante en su uso anal y promete horas y horas de diversión.
Como Bück Dich mide 12,9 cm. de largo y 4,4 cm. de diámetro, asegúrate de utilizar un buen lubricante y/o un producto adecuado para uso anal. Ahora bien, una vez está el dildo introducido, el agarre por la parte de la pala es un poco raro. Pero teniendo en cuenta que se trata de un juguete 2 en 1, está bien justificado.
Al no tener motor, la última de tus preocupaciones debe ser si puedes usarlo bajo el agua. ¡Claro que sí! Llévatelo a la bañera, incluso a la playa o a la piscina si te atreves. El contraste de los azotes con el agua fresquita es lo más. A lo mejor, si lo dejas al lado de un par de pelotas de pimpón nadie sospecha de lo que es en realidad…
En definitiva, este juguete me ha parecido ideal para principiantes porque, gracias a esa firmeza flexible, se controla muy bien la fuerza que aplicamos en los azotes. También es perfecto para las más experimentadas, porque el rango de impacto va desde unas leves caricias hasta azotes que pican mucho. Además, es una alternativa para aquellas que seáis veganas: puedes olvidarte de las palas de cuero sin tener que recurrir a la dureza de las de madera.
Por cierto, “Bück Dich” significa “agáchate” en alemán, así que ya sabes. Ya va siendo hora de que te Bück Dich y te dejes dar unos cuantos azotes…
Para hacerte con tu Bück Dich ve AQUÍ.
Laura, Andrea, Emma y la literatura lésbica
Estas últimas semanas han ocurrido cositas interesantes en el ámbito de la literatura lésbica que levantaron algo de polvareda que todavía está posándose. Voy a ver si saco el trapo y me limpio las ideas.
Un resumen por orden cronológico:
- Laura Gallego, autora de reconocido éxito, especialmente en la literatura juvenil y fantástica, concedió una entrevista en la que dijo que ella no iba a meter personajes LGTB porque le parecía forzado.
- A colación del debate (o linchamiento tuitero diario) suscitado por las palabras de Laura Gallego, salió también Andrea Tomé, autora de Desayuno en Júpiter, para decir en un hilo que la literatura LGTB no existe.
- Días después, Emma Mars hizo un experimento en el cual escribió una novela hetero y obtuvo mayores ingresos que con todas sus otras novelas juntas.
Al lío. En una entrevista en directo le preguntaron a Laura Gallego si metería personajes LGTB. Esto fue lo que dijo:
Patinazo de Laura Gallego diciendo que no tiene protagonistas LGTB porque sería escribir “un panfleto”. No somos propaganda, @_LauraGallego pic.twitter.com/gPDMSgJ2Kt
— Tigrillo (@TigrilloTW) 21 de mayo de 2017
“Lo principal es la historia. Si a raíz de esa historia ya aparecen otros temas, estupendo. Pero cuando tú escribes una historia solamente para denunciar una cosa, para hablar de un tema en concreto, no estás escribiendo una historia realmente, estás escribiendo un panfleto, no sé si me explico. Y esto no es bueno tampoco. Porque entonces pierde naturalidad.”
No creo que Laura Gallego sea homófoba ni tenga nada en contra de la comunidad LGTB. Puede que no fueran las palabras más apropiadas, pero también es verdad que últimamente en Twitter tenemos la piel muy fina y todo nos indigna.
Muchos la acusaron de hipócrita ya que no le parece forzado meter dragones en sus historias, pero sí personas homosexuales. Twitter sacó las antorchas y se cebó bastante con la escritora.
En mi opinión, si a Laura Gallego no le sale natural escribir personajes LGTB no lo hace y punto.
Aunque por poner un pero, creo que fue la palabra “panfleto” lo que más dolió. Puede que ahí sí pudiera haber una matización, dado que lo que se le pedía desde las redes era dar visibilidad a un colectivo, no meter con calzador en sus libros el debate sobre la adopción en familias homoparentales o el matrimonio igualitario.
Que es importante que se reflejen y visibilicen otras realidades sexuales, sí, pero no montemos el pollo porque a una escritora no le salga natural.
El debate siguió en las redes y todo el mundo se apuntó a dar su opinión. Una de esas personas fue Andrea Tomé, a la que conoceréis por su libro “Desayuno en Júpiter” (historia de amor entre dos chicas). Andrea Tomé quiso criticar con su buen hilo el hecho de que Laura Gallego pensara que al meter a un personaje LGTB en sus novelas su trama giraría en torno a su sexualidad y que eso no era normalizar. Otros tuiteros comparten esta misma visión. Somos bolleras esencialmente cuando amamos, pero también cuando vamos a la compra al súper, cuando madrugamos para ir a trabajar/estudiar, o cuando luchamos contra un dragón. Finalmente, llegó a la conclusión de que la literatura LGTB no existe, sino que existen los personajes LGTB en la literatura.
No hay novelas lgbt como género al igual que no hay novelas hetero. No hay autores lgbt (como autores de fantasía o terror) o hetero
— andrea ???? (@andreatome_) 21 de mayo de 2017
Discrepo con la autora de Plataforma Neo. En realidad, es una pregunta que, desde que empecé a publicar, me llevo haciendo: ¿Existe la literatura lésbica? Yo pensaba como ella hasta que me di cuenta de lo difícil que era llegar a un público no LGTB con una historia de amor entre dos chicas.
Existe un rechazo por parte del público hetero a leer literatura LGTB. Las lesbianas podemos leer literatura con protagonistas hetero, pero las hetero no suelen leer literatura lésbica. Ellas se la pierden.
Lo que nos lleva al punto tres del que partíamos, el experimento de Emma Mars. Emma, a la que conocéis de sobra, escribió una novela romántica en diez días (doce si contamos maquetación y diseño de portada) y la publicó en Amazon. Como bien explica Emma en su blog, su intención era descubrir hasta qué punto, una novela “plana, lineal, predecible y sin demasiada enjundia” era capaz de llegar a un público más amplio. Y descubrió que sí. Las ventas de su libro escrito en 10 días cuadruplicó las de sus libros lésbicos escritos con dedicación y cariño.
Claro que hay literatura lésbica, pero sólo es visible para las personas LGTB. La literatura lésbica está encerrada en un gueto al que nadie entra porque se piensa que es necesario tener un triángulo rosa cosido en el pecho.
La respuesta a porqué a Laura Gallego le parece “panfletario” meter personajes LGTB es la misma que responde a porqué Andrea Tomé no cree que haya literatura lésbica.
Porque somos invisibles. ¿Por qué si no, no hay una pregonera lesbiana en este Orgullo 2017?
Tinder España se abre a más identidades (y hay una cosa del anuncio que no nos gusta)
Hace unos meses, la aplicación de ligoteo Tinder actualizó en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido el abanico de identidades con el que sus usuarios podían identificarse, yendo más allá de la dicotomía hombre/mujer. Ahora, y coincidiendo con las fechas del Orgullo, Tinder España hace lo propio.
Para aquellos usuarios que se identificaban como trans, o con un género entre o más allá del género binario, la limitación de tener que identificarse como hombre o mujer no se ajustaba en absoluto con su identidad. Ahora, con la inclusión de nuevas identidades de género, y la opción que el usuario pueda escribir ‘otros’ en caso de no sentirse identificado con ninguno, todo el mundo cabe dentro de la app.
Javier Giner ha dirigido el spot publicitario, protagonizado por rostros conocidos entre los más jóvenes (o, bueno, que pasan muchas horas en internet) como Jedet o Miss Nina, y otras personas que cuentan un poco cómo se identifican, y cómo imaginan el futuro.
Una persona genderless, una mujer trans, una mujer pansexual, un hombre homosexual, una mujer bisexual, una mujer heterosexual, y una persona de género fluído, en un discurso sobre la necesidad o no de etiquetas e identidades. El video es chulo, necesario, y nos da esperanza de un futuro mejor.
Pero (¿que creíais, que no iba a haber un pero?), una vez más, como si fuera esto el Pregón del Orgullo, las lesbianas se quedan fuera de la sopa. No consigo comprender cómo, en un video por la diversidad, las únicas personas del abanico que tienen relaciones sexoafectivas exclusivamente con otras mujeres, es decir, que no las tienen con hombres, no están incluidas como parte fundamental del relato. Que sí, que hay una mujer bisexual, otra pansexual, ¡incluso una heterosexual!, pero la falta de espacio público que las mujeres lesbianas parece que tienen (tenemos, vaya, que la que escribe se identifica también como lesbiana), no voy a decir que sea preocupante, pero vamos: es escasa y necesitamos más. Mucha más. Más visibilidad, más voces, más potencia.
Es muy probable que este texto nazca del cabreo que me está suponiendo toda la información que recibo estos días sobre el Orgullo, un Orgullo pensado en su mayoría para hombres cisgays. Porque, ¿dónde están las mujeres en los carteles promocionales? ¿Y en las ruedas de prensa? ¿Cuantos de los actos programados nos tienen en cuenta?. De todos modos, me quedo con las palabras de Valeria a las nuevas generaciones: no bajéis la guardia. El camino ya está hecho, pero es más fácil desandarlo que andarlo.
‘Hello again’: De Broadway a la gran pantalla
La Ronde es una novela de Arthur Schnitzler publicada en 1900 y adaptada para escenarios y cine sucesivas veces a partir de 1921, siempre con gran éxito. Y es que el encanto de esta historia radica en que cuenta historias que son atemporales: historias de seducción y sexo. Hello again, su versión para Broadway, se estrenó en 1993, y ahora Tom Gustafson vuelve a llevarla a la gran pantalla, con un montón de rostros conocidos.
Diez personajes, diez escenas, diez décadas, y varios famosos: Rummer Willis, TR Knight, Cheyenne Jackson, Jenna Ushkowitz, y, una cosa muy guay, Martha Plimpton y Audra McDonald haciendo de La actriz y La senadora, en un giro croqueta al asunto que oye, mola. El trailer salió publicado ayer, y te lo dejamos por aquí.
Durante el último siglo, los autores han sabido darle vueltas al guión de la obra para adaptarlo a la escena del momento. En 1989, Mihály Kornis lo trasladó a la Hungría comunista. El montaje de Suzanne Bachner también incluía personajes gays y lésbicos, y este mismo año Max Gill estrenó en The Bunker, en Londres, con una propuesta genderfluid, en la que cualqueir actor o actriz podía interpretar cualquier personaje, algo que se decidía cada noche mediante una ruleta.
Todavía no hay fecha de estreno prevista para la película, pero esperamos que no tarde mucho.
Vía: IW
La increíble historia de Elena, que navegó dos océanos para estar con la mujer que amaba
Hay veces que la realidad super con creces la ficción, y aunque esta frase suene manida, la verdad es que la historia de Elena es digna de cualquier película. Porque su historia conjuga los ingredientes principales de cualquier drama romántico, y lo más importante, tiene final feliz. Su relato empieza en Ivanovo, una ciudad media rusa, a 250 kilómetros de Moscú, en la que las chicas tienen un plan: casarse con un hombre.
Era 2006, y aunque las leyes rusas anti propaganda LGBT no habían empezado todavía, ser lesbiana en Rusia era, cuanto menos, arriesgarse a una vida de exclusión y desprecio. Por eso, Elena iba a citas que le concertaba su madre.
Nunca quise estar con un hombre. Lo sabía desde el principio. Y, por supuesto, no me quería casar, pero el problema era que mi familia, y casi todo el mundo, me forzaba a tener citas con hombres y de vez en cuando arreglarme alguna
Finalmente, accedió a salir con un hombre llamado Dima. Pero, a la vez, conoció por internet a Meg, una canadiense que le demostró que podía haber otro mundo ahí fuera.
Meg puede hacerlo todo, ella es música, toca el piano, pilota aviones, conduce barcos… Para mi, era una mujer increíble, ella simplemente me impactó con lo que podía hacer y, por supuesto, casi instantáneamente me enamoré de ella
Tras seis meses hablando con Meg, Elena decidió que lo iba a dejar todo para irse con ella… aunque sin decírselo a nadie, ni siquiera a la canadiense. Quedaron en Kiev, y la primera vez que se vieron, fue todo muy emocionante para Elena, que se deshizo en lágrimas: su nueva vida estaba a sólo unos metros.
En las películas siempre hay un punto de tensión, y en la historia de Elena comienza ahora, justo después de conocer a la mujer de quien estaba enamorada. Estando todavía en Kiev, comenzó a recibir llamadas de su familia, pidiéndole que regresara, que qué hacía feura de su casa. Es entonces cuando le contó la verdad a su madre, y esta accedió a que Elena hiciera lo que quisiera, pero le pidió verla una vez más.
Ese encuentro no era sino una encerrona para intentar secuestrarla y llevarla a casa, algo que terminó con una pelea campal y todos en el calabozo, aunque afortunadamente la policía se puso del lado de Elena y Meg. Cuando su familia su fue, Elena se dio cuenta de que llevaban su pasaporte, algo que necesitaba para salir del país, pero afortunadamente uno de los pocos amigos que le quedaban en Ivanovo se las arregló para conseguirselo y hacérselo llegar.
Las dos mujeres llegaron a Turquía, que si andas justa de geografía te diré que está MUY lejos de Canadá, pero entonces Meg tuvo una idea que les cambiaría la vida: comprar un barco. Estuvieron practicando durante dos meses, y entonces se lanzaron al mar. “Como los rusos no podemos entrar en algunos países sin un permiso, planeamos un viaje sin escalas”. Cruzaron el Mediterráneo, sobrevivieron a un huracán en el Atlántico, pasaron por el Mar Caribe, y a través del canal de Panamá llegaron al Océano Pacífico.
Después de dos meses, Meg y Elena llegaron a Canadá en abril de 2007. Las dos mujeres todavía siguen juntas, y viviendo en el mismo barco que les salvó la vida. Ahora, Elena ha descrito su experiencia en un libro.
Ella navega conmigo, estamos viajando por el mundo, después de lo que ha pasado, ¿cómo explica una su vida en pocas palabras?. Mírala, no sé, es una persona increíble. Mientras esté con ella, seré feliz
Vía: Prospektmag
¡Gracias Alba por el soplo!
Wonder Woman tiene una gemela y queremos verla en la secuela
A horas del estreno en nuestro país, y sea como sea la acogida que tenga aquí la película, Wonder Woman ya es uno de los taquillazos del verano y una de las películas de superhéroes que más han recaudado al superar ya los 500 millones de dólares.
Con un primer fin de semana en el que rompió todas las expectativas, los rumores de secuela ya se tenían por confirmados y Patty Jenkins, aunque no tiene nada firmado, ya se da por supuesto que participará en ella. La veda para comentar, especular y pedir que incluyan cosillas en la segunda entrega queda abierta pero es probable que, junto con que le busquen a Diana un interés romántico femenino, se haya hecho ya la mejor petición posible y podamos irnos todos ya a casa: Que aparezca Nubia, la hermana gemela (y desconocida para el ciudadano medio) de Wonder Woman.
Todo comenzó cuando Marcus Williams colgó uno de sus dibujos. La red gritó al unísono que quería que Nubia apareciese junto a Diana en la segunda entrega.
La gemela de la princesa Diana salió del mismo molde de arcilla que ella, pero tuvo una vida totalmente diferente a la que hubiera tenido de haberse quedado en Temiscira. Dirigente de una comunidad guerrera formada sólo por hombres en Floating island, fue robada por Marte, el rey de la guerra, nada más nacer y entrenada en el combate. Tuvo su primera aparición en 1973, en Wonder Woman #204. Ambas se enfrentan en duelo y, tras vencer Nubia a Diana, decide marcharse de Temiscira y volver a Floating island advirtiéndole que volverá para reclamar su derecho al título de Reina que le pertenece y que la propia Reina Hipólita, que no se atreve a confesarlo públicamente, le reconoce como legítimo.
Los rumores apuntan a que Patty Jenkins tiene intención de centrar la acción en la época actual y dejar más de lado Temiscira, pero poder contar con Nubia en la secuela lo molaría todo.
Vía: Pink News
Teatro lésbico en Madrid: ‘Petra y Carina’
Dentro del ciclo Iguales, programado en el marco del World Pride de Madrid, nos encontramos con Petra y Carina, una obra de teatro que, seguro, te va a interesar. El guión nos cuenta la historia de estas dos mujeres, irremediablemente diferentes e irremediablemente destinadas a estar unidas: Petra es una rica y pragmática empresaria y Carina una cantante de copla posmoderna, muy emocional y de escaso éxito. ¿Podrán sobrevivir a estas diferencias?
La obra está dirigida por Sandra Dominique, con guión de Mar Gómez Glez, y las actrices que dan vida a los personajes son Paula Foncea y Fabia Castro. Esta obra se estrenó en los Teatros Luchana, y las opiniones de aquellos que fueron a verla no pueden ser mejores. Ahora, tienes la oportunidad de volver a verla si ya la disfrutaste, o de descubrirla: Martes 27, miércoles 28 y jueves 29 de junio en Nave 73 (Calle de Palos de la Frontera, 5).