[Espoilers de la última temporada. Avisadas quedáis]
Ya está, ya terminó. AHS: coven se ha ido, dejándonos, como todas las temporadas, huérfanas de más historias. Como cuando terminas un libro que te ha encantado. Como cuando te vas de un sitio en el que has sido inmensamente feliz y al que sabes que nunca, nunca volverás. Han dicho de esta tercera temporada de la saga que ha sido la más floja, por ser la menos terrorífica. Y sí, es verdad que Ryan Murphy ha cambiado el terror por el asco. Pero también hemos encontrado terrores cotidianos, que son los que más asustan. A mi no me dan miedo los zombies, ni los vampiros: a mi lo que me asusta es lo que es capaz de hacerle una madre a su hijo en la intimidad de su casa. Eso es lo verdaderamente horrible. Pero, con sus highlights y sus bajones, ha sido una temporada estupenda.
Lo mejor
Empezando por lo obvio, Fiona Goode ha sido la insultantemente obvia protagonista de esta temporada. Desde el primer minuto hasta el último, incluso cuando ya no estaba presente, ha sido la vertebradora de todas las historias, o por lo menos de todas las que han merecido la pena, la iniciadora de todo lo que ha pasado a lo largo de todos los capítulos. Su vuelta a Robichaux dio el pistoletazo de salida a la precipitación de los hechos. Ella finalizó la tregua con Marie Laveau, desenterrando a Delphine LaLaurie, y cuando le vino bien volvió a ponerla en marcha. Tuvo el valor de iniciar un romance que sabía que tenía fecha de caducidad, y que finalmente se revelaría definitivo para cerrar el círculo. Ella es la serie. Y eso se nota cada vez que aparece en escena. A Fiona le perdonamos todo, hasta lo mal, lo fatal que trata a su propia hija. Y ésta, en la mejor escena que ha dado la televisión este año, también la redime de todos sus pecados, en el mismo abrazo que le daríamos todas. Bravo, Fiona. Y bravo, Jessica Lange. Cada año nos tenemos que rendir más a tu actuación.
Pero si la Suprema (qué lástima de referencias perdidas… ni una sola en toda la serie a Diana Ross) ha estado inmensa, la nueva Suprema no ha estado muy alejada. Sarah Paulson, quien ya nos impresionó en Asylum, ha sabido mantener el pulso interpretativo a su madre ficticia durante toda a temporada. Manteniéndose en la sombra hasta los dos últimos episodios, ha surgido inesperadamente de la oscuridad, del mero papel secundario, y ha sabido robar todo el protagonismo. Sarah tiene el honor de que la escena más desgarradoramente impactante sea suya, porque que levante la mano la que no gritó con ella cuando vió las tijeras acercarse a sus ojos.
Y otra medalla que le ponemos es la de miembro de la pareja más shippeable de la temporada junto a Misty Day, esa suerte de hippie caída de un guindo obsesionada con Stevie Nicks a la que, francamente, nunca le encontré sentido. Si antes no habías visto que su relación era… dada a interpretaciones más sutiles, con la escena en que Misty, literalmente, se evapora en los brazos de Cordelia deberías haber visto la luz.
Cordelia en la season finale, haciendo ese estupendo discurso en defensa de las brujas que TODAS interpretamos como una defensa de los derechos de los homosexuales, y robándose completamente la escena a ella misma en el final de Asylum ha sido tambien uno de la concentración de momentazos que nos dio el último episodio. El guiño nada discreto hacia la lucha por los derechos LGBT, “las brujas han nacido de esta manera, y tienen que enfrentarse al odio de los ignorantes” (cita libre), es una constante en las series de Murphy, y tiene todo el sentido del mundo que sea, precisamente, Sarah Paulson quien tome la palabra en él.
La música, como en todas las series de Murphy, ha tenido un papel de apoyo importantísimo. Si Asylum tenía el sonsonete de Dominique, en Coven nos encontramos ya no con Fleetwood Mac: nos encontramos con Stevie Nicks. Han sido casualidades del destino que, parafraseando su propia canción, Alguien escribiera algo para ella (Has Anyone Ever Written Anything for You?), y que las Siete maravillas, que no dejan de ser las siete brujas del aquelarre, den nombre a un tema de Stevie, que ha servido para un Cold Opening en la season finale que, de tan sencillo, es super efectivo. Por mucho que esta temporada estuviera ambientada en nuestros días, el hilo de fondo que ha sido Fleetwood Mac, aún cuando pensábamos que no iba a ser mas que otra idea de cabeza de Misty, ha servido para hacer de la historia algo atemporal, algo fuera de toda época.
Lo peor
Lo bueno de esta temporada entusiasma, y lo malo… lo malo clama al cielo, pero no podemos decir que no nos lo esperáramos, porque Ryan Murphy sigue repitiendo los mismos errores una y otra vez, serie tras serie, temporada tras temporada. En Coven todas las protagonistas son mujeres, mujeres poderosas, mujeres que, por Dios, son capaces de de mover muebles, carbonizar una casa hasta los cimientos… ¡pueden bajar al infierno, traer muertos a la vida! Están destinadas a hacer grandes cosas. Pero no, ellas se dedican a jugar al pilla-pilla con sus poderes de traslación y a tirarse de los pelos por un hombre en cuanto tienen ocasión. ¿Qué clase de sinsentido es que Madison Montgomery se quede a las puertas de ser la Suprema y muera estrangulada a manos del chico frankenstein, sin resistirse ni un poquito? ¿Cómo es posible que la impresionante Marie Laveau, en su omnipotente inmortalidad, no sea capaz de detener la matanza de la peluquería? Murphy nos presenta mujeres poderosas, pero sólo a veces, cuando no están obnubiladas por una figura masculina. Que Cordelia, la Suprema, la capaz de dominar las siete maravillas, incluída la adivinación, estuviera casada chopocientos años con un cazador de brujas no sé si es coña o qué. En Coven los hombres son siempre secundarios, pero secundarios con el poder de cambiar la situación con una decisión suya. Ni siquiera la victoria del aquelarre contra los cazadores de brujas nos basta. Nos sabe a poco, a casi nada.
Como en todas las temporadas de AHS, el desaprovechamiento de las tramas es una constante: si empiezo a enumerar todas las de Coven, no acabo. Y total, ¿Para qué? Para que al final todo el peso del episodio final se vaya en la elección, vía concurso de talentos (talentos que, por otra parte, algunas sólo habían mostrado parcialmente con anterioridad, e iban a probar suerte) de la nueva Suprema. El resto de hilos argumentales desaparecen, diluídos en la loca cabeza de los guionistas, que queman cartuchos rápidamente. La guerra entre brujas parecía que iba a ser, en un principio, la que llevara el peso de la temporada, pero no. Después, la guerra contra los cazadores, pero tampoco. La vecina que maltrataba a su hijo, junto con éste, desaparecieron a los dos episodios. Y así, todo es un abrir hilo para rápidamente cansarse. Que, bueno, no es que esté mal, pero deja una sensación de oportunidad desaprovechada muy amarga. Angela Basset y Kathy Bates supongo que para echar cohetes no estarán tampoco, por mucho que las hayan intentado contentar con estar en la cuarta temporada.
Y lo peor, LO PEOR, de la temporada, bajo mi punto de vista, ha sido la ABSURDÍSIMA trama de Zoe. La que parecía que iba a ser la killer witch, la que tenía una vagina mortal (lo juro), se pasa toda la serie de un lado para otro con cara de lechuguino, intentando arreglar desaguisados de otros, enamorándose del chico frankenstein (a Evan Peters yo creo que al final ni le daban guiones escritos, le decían que gruñera un poco y ya), perdiendo las bragas por el chico hasta el punto de realizar esperpénticos tríos con Madison y él, y perdiendo toda oportunidad de, en ese momento justo, hacer de su vida algo aceptable lejos del aquelarre y el peligro que entonces suponía estar en él, sólo para descubrir que él, bueno, no es humano pero hay que quererlo igual, aunque vaya estrangulando indigentes (eso debería habernos dado una pista de que a alguien se iba a cargar más bien pronto que tarde). Un desperdicio total, una broma de mal gusto, una pérdida de personalidad absoluta.
¿Y ahora?
Para la temporada que viene se han barajado ya muchas opciones. Según lo confirmado por el creador, tendrá lugar en la década de los 50, y ya ha puesto a Jessica Lange a aprender alemán. En un primer momento se barajó que pudiera ser American Horror Story: Circus, ya que en entonces se reconstruyó un circo alemán que fue bombardeado en la segunda guerra mundial, pero Ryan Murphy ya ha explicado que no, que por ahí no van los tiros. Él ha dejado unas pistas en los dos últimos episodios, la más obvia sería la referencia a la caza de brujas McCarthy, que tuvo lugar en esa década, pero dudamos que sea TAN obvia. ¿Tendrá Balenciaga algo que ver?