El episodio 5 de esta segunda temporada empieza con la guerra hispano-afroamericana que tienen montada en Litchfield. Las duchas están llenas de mierda. Literalmente. Disculpad que sea tan gráfica, pero cuando la mierda empieza a brotar como un géiser, lo suyo es hacer un sálvese quien pueda. Así que el Harlem hispano invade el guetto afroamericano para conseguir una ducha, y la cosa termina calentándose hasta el punto de que una de las agentes tiene que intervenir para separarlas. Pero las facciones están claras y sus líderes también. Por un lado está Gloria, al frente de las latinas y de la cocina. Y por el otro Vee, que sigue tramando… algo. ¿El qué? Es complicado decirlo, pero es un personaje muy desconcertante. Empiezo a pensar que por mucho que me cuenten su historia, nunca voy a empatizar con Vee.
Con la que sí hemos simpatizado un poco más es con Gloria gracias a este episodio que nos mete de lleno en su trastienda, la de su vida y la de su negocio. Aprendemos así que Gloria tiene un pasado tristemente común. No tanto por el fraude que hizo al Estado con los bonos de comida, sino por su relación con Arturo, un ser despreciable, uno de tantos hombres cuyos actos violentos protagonizan muchos telediarios. De todos modos, este viene con justicia universal. El karma televisivo es lo que tiene: si pegas a tu pareja, estás jugando con fuego. Yo tengo el presentimiento de que esta fue una pequeña venganza personal de Jenji Kohan, que se quedó muy a gusto dándole a Arturo un final así, en plan romántico, a la luz de la velas.
En el episodio anterior vimos que Big Boo y Nicky empezaron su propia competición. Las Olimpiadas de los orgasmos y que en ellas no todas las pruebas son iguales. Cada obstáculo tiene su puntuación propia. A Piper no le hace demasiada gracia cuando descubre que solo puntúa 3 de 10 (¿en serio? venga, gente, Chapman es por lo menos un 8). Ella cree que merece mucho más porque no es una chica fácil. A lo que Big Boo le recuerda que se acostó con su peor enemiga… Alex. Yo no sé vosotras, pero yo me he hecho ya fan de la frase: “Es complicado, Alex tiene ese efecto en mí”. Solicito una impresión de camisetas con este lema por la verdad que implica (no solo para las croquetas; amigas heteroflexibles, manifestaos, sabemos que estáis ahí, en las sombras, agazapadas).
No obstante, Piper tiene cosas más importantes de las que preocuparse ahora. Acaba de descubrir que su abuela está enferma tras jugar a las adivinanzas con su hermano. ¿La abuela está enferma? ¡¡¡Sí!!! ¡Choca esos cinco! Oh… wait… la abuela está enferma… impagables momentos de guión de Orange is The New Black.
Por su parte, Red ha alistado a su propio ejército para limpiar el invernadero, y todas ellas tienen la misma alegría de vivir que un personaje sacado de una película de Tim Burton.
Por su lado, Caputo está muy frustrado con las órdenes de Figueroa, esa mujer a la que no tocarías ni con un palo, de verdad. Pero el bueno de Caputo, que cada vez se parece más a un personaje sacado de una carretera de Estados Unidos y desmontado de su Harley Davinson, se desahoga con su música porque toca en una banda que se llama “Sideboob”. Yo os pido un minuto de silencio para pensar en el nombre del grupo, porque es algo como muy arraigado a la cultura pop actual eso del sideboob (o teta lateral), debido a indumentarias como estas.
El caso es que mientras Caputo le arranca notas a su guitarra, el bueno de Healy se encuentra casualmente por allí, ahogando en alcohol sus penas con su villana mujer rusa. He de reconocer que Healy no es un personaje que me inspire mucha simpatía, pero los desplantes que le hace su esposa consiguen suavizar el rencor que le guardo desde el final de la primera temporada. Él y Caputo discuten su trabajo en la cárcel, Caputo quejándose de los malos tragos que le hace pasar la bruja de Figueroa porque, según él, lo mínimo que pueden hacer por estas mujeres es mantenerlas limpias y a salvo. De verdad, qué gran frase de Caputo, gracias al cual veremos a Healy ablandándose y permitiendo que Piper opte a una condicional para ir a visitar a su abuela moribunda. Grandes cosas van a pasar con ese permiso, si no… tiempo al tiempo. Alex Vause, ¿dónde te has metido? Chapman, no nos falles.
Y ya para finalizar, en el mundo exterior Larry nos habla de cosas interesantísimas como….. z-z-z-z-z-z….. sí, pues eso, fascinante lo que Larry nos estaba diciendo… nos vemos en el episodio siguiente.