Se acercan los días más importantes en la vida de Ernesto. Blanca, su sufrida y devota esposa, la mujer que lo ha acompañado toda la vida, lo sabe bien. Cuando comience la campaña electoral a la alcaldía de su ciudad, él por fin podrá demostrar que es algo más que un digno hijo de su padre, y hacer algo por si mismo. El día de la presentación de la campaña los dos conocerán a Ari, la nueva propietaria de la bodega Modus Vivendi, situada en una plaza de gran interés para constructores y políticos. Lo que al principio parecía un encuentro sin importancia cobrará una relevancia inusitada en las vidas de los tres, haciendo que Blanca se cuestione todo aquello que creía firmemente asentado en su vida.
A veces te encuentras, por casualidad, pequeñas joyas en forma de libros desconocidos. Yo llegué a Encrucijadas a través de una amiga, que me lo recomendó con fruición. Y no se equivocaba al hablar bien de él. Encrucijadas es un libro más que interesante, con unas historias principales que te atrapan desde el primer momento, y que, literalmente, hacen que quieras saber más y más de todos los personajes. El trasfondo político de la novela creo que es un acierto, es un tema de actualidad y, además, permite poner en relive aspectos de los personajes que, de otro modo, no saldrían a la luz.
Mención aparte merece el detalle, el mimo, el cuidado, con el que Mamen Gargallo describe los escenarios de la obra. Cada vez que la protagonista se adentra en la bodega Modus Vivendi, nosotras sentimos que entramos con ella. No es una novela de excesos: se asemeja más, me vais a permitir el símil, a paladear una copa de un buen vino. Encrucijadas no se encuadra del todo dentro de la etiqueta de literatura lésbica, pero es por una razón muy simple: La novela sobrepasa el marco, es más grande que eso. Es un buen libro, un libro adulto, que creo que merece más atención de la que está recibiendo. Mis felicitaciones a la autora. Esperamos que sea el primero de muchos.
Puedes seguir a la autora en su blog personal.