Nico se ha enamorado. Ha sido en el metro, de una chica morena de la que no sabe nada más que la parada en la que sube todos los días. Pero lo raro no es eso, lo raro es que… es una chica. Nico no esperaba que le gustaran las chicas, de hecho no sabe si le gustan. A ella le gusta la morena, eso sí lo sabe. Su amigo Raúl le ha animado a que le hable, para ver si es de verdad. Porque… es de verdad, ¿no? La única manera de salir de este mar de dudas en el que está envuelta es coger aire y lanzarse a lo desconocido.
Nico, por favor, es la primera novela de A.M. Irún. La fortaleza de la historia reside en su familiaridad, porque ¿quién no se ha enamorado de una desconocida? ¿A quién no se le ha descolgado la mandíbula al ver a esa chica en al cola del supermercado, una y otra vez? Las historias reconocibles son un valor en sí mismas, y al leerlas nos reconforta porque si le ha pasado a Nico, nos puede pasar a nosotras. Pero precisamente esa fortaleza podría haber sido su debilidad: Muchas veces reconocible significa predecible. No es este el caso de Nico, por favor, que sabe dar el punto justo de giro en la trama sin llegar a lo increíble.
La novela es fresca, directa, y se lee en un suspiro. No pierde el ritmo en casi ningún momento, y afortunadamente el drama brilla por su ausencia. La autora ha tenido a bien recompensar a las compradoras con un relato corto al final del libro con aire deportivo en el que nos enseña que también se le da bien armar historias más breves y condensadas sin perder ni un gramo de fuerza. Esperamos de verdad que A.M. Irún continúe su carrera literaria: Las lectoras nos merecemos más historias así.