Una de las series que Ryan Murphy ha estrenado esta temporada, a bombo y platillo, ha sido Scream Queens. La premisa era lo suficientemente llamativa, viniendo de quien venía, como para tener muchas cosas a favor y que funcionara. Porque Murphy es el mago del mamarrachismo y de los excesos, y un show que tenía asesinos en serie, sororidades universitarias, homenajes a lo mejor del género y una protagonista tan odiosa y a la par Queen Bitch como Chanel Oberlin tenía que ser divertida y enganchar. Pero… no.
Las audiencias no han acompañado en absoluto a Scream Queens, que ha terminado su primera temporada con unos datos realmente poco esperanzadores de cara a una segunda temporada: De los más de cuatro millones de espectadores que vieron la season premiere, solamente dos y medio han llegado al final, pasando por el camino de 1.65 en demográficos a 0.9. Si renueva, será porque Murphy lo puede todo (o porque la media de demográficos de la cadena sea flojita). Porque Scream Queens ha conseguido enganchar a cierta parte de la población, los más jóvenes, los que ven la serie con el móvil en la mano y la comentan por Twitter. Pero a veces eso no basta.
El problema principal de Scream Queens es que lo menos interesante de la serie era, precisamente, el misterio principal. Después de trece episodios nos importaba ya un pimiento quién era Red Devil, si había uno, dos, o mil, así como la niña de la bañera y, en fin, todo lo que rodeaba a este asunto. Pero ya no nos interesaba desde hace muchos episodios, porque ha sido una trama confusa y mal llevada, y sobre todo porque todo lo de alrededor era muchísimo mejor.
Chanel haciendo Chaneladas, la Decana, La policía empeñada en detener a Zayday hiciese lo que hiciese, la obsesión de las chaneles por matar a la decana, Chad y su cabeza llena de mierda de pájaros… Casi cualquier cosa que rodeara a Kappa Kapa Tau nos hacía mucha más gracia que saber quién se encontraba debajo del disfraz de Red Devil. Y eso, depsués de tantos episodios, hace mella en la audiencia.
Bajo mi punto de vista, sólo hay un personaje que podría robarle el premio de “Lo mejor de la serie” a Chanel Oberlin, y es Chanel #3. Todo, todo, todo lo que ha hecho durante esta temporada ha sido digno de aplauso, y cada frase que ha salido de su boca era oro puro. Además, no podemos dejar de mencionar su bisexualidad, aspecto que ha ido explorando durante los trece episodios. Predatory Lez fue la excusa perfecta para, al fin, besar a una chica. Pero no fue la última.
¿Puede que estemos ante uno de los pocos personajes bisexuales que Ryan Murphy ha sabido retratar sin que nos den ganas de tirarnos del pelo? Pues muy probablemente. La evolución de Chanel, con todas las rarezas del personaje (a ver, lleva orejeras perpetuas por miedo a que le corten las orejas, a partir de ahí ya…), es una de las más naturales que hemos podido ver en sus series. Todo lo contrario, por cierto, que lo que estamos presenciando en American Horror Story, de lo que quizá hablemos en otro artículo.
Pese a todo, esperamos que Scream Queens renueve por una segunda temporada. Lo bueno compensa, con mucho, a lo malo, y si hemos seguido religiosamente esta serie todas las semanas… por algo será.