Rat Queens, escrita por Kurtis J. Wiebe y dibujada desde 2015 por Tess Fowler tomando el relevo de Roc Upchurch y Stejpan Šejić, ha sido calificada como el equivalente a un colocón de Buffy, El señor de los anillos y Tank girl. Y tienen razón. Wiebe la ha definido como una mezcla entre La boda de mi mejor amiga y El señor de los anillos. Y también la tiene.
Y, ¿qué hay en Rat queens?
¿Fantasía medieval? Sí. ¿Sexo, drogas y rock ‘n’ roll? También. ¿Humor incisivo y mordaz? Por supuesto. ¿Aventuras y peleas? Obviamente. ¿Croquetas? Claro. ¿Chicas dispuestas a partirle la cara a cualquiera? No hace falta ni preguntar.
La serie de cómics, que ganó en 2014 el Eisner a mejor nueva serie, en 2015 el GLAAD por su representación de personajes LGBT y, de la que se dice, se rumorea, se comenta que tendrá su propia serie de televisión, se centra en las aventuras y peripecias de estas mercenarias a las que les sobra chulería y actitud, que se beben hasta el agua de los floreros y hablan como camioneros, en su lucha contra hechiceros, ogros y otros villanos varios.
De izquierda a derecha, está Hanna, la elfa badass con look rockabilly que pasa un poco de todo. Violet, una enana guerrera que se afeita la tradicional barba de su raza como declaración de intenciones. Dee, una clériga atea que proviene de una familia devota de un calamar volador gigante inspirado en el horror Lovecraftiano. Y, por último, la croqueta, Betty, una hippiosa y ladronzuela obsesionada con los caramelos y las drogas.
Rat queens supera todos los límites posibles de guay de este mundo. Es oscuro, retorcido, divertido y gamberro a partes iguales. ¿El problema? No está disponible en nuestro idioma y no hay visos de que eso vaya a cambiar en un futuro próximo. Jum.
Este 4 de mayo se publica ya el número 16, así que tenéis deberes.