Con 18 años ya era la actriz más conocida de todo el panorama hollywoodiense. Ahora, con 26, ha tenido que emigrar a Europa buscando, sencillamente, actuar, y huyendo de los focos mediáticos que tan poco le gustan. Hablo de Kristen Stewart, esa rara avis dentro de las actrices de su generación. Ni está destrozada por los excesos ni es un ser que lo ambicione todo (hola, Alicia Vikander). Kristen quiere ser actriz, y parece que nadie le ha contado que uno de los riesgos de ser una figura pública es que tu vida puede convertirse en un escaparate.
Kristen Stewart ha tenido varias relaciones en su vida. De algunas todavía se hace eco la prensa, como si el paso del tiempo y el que la estadounidense haya tenido otros amores no sirviera para nada. Pero la tónica en todas ha sido el absoluto mutismo de Kristen, que jamás ha confirmado o desmentido a un periodista nada de nada. Por supuesto, su orientación sexual es un tema que despierta un interés casi morboso, un interés que viene de la mano con la falta absoluta de referentes para las mujeres LGBT, esas que cada vez que vemos un rayo de sol fuera de la heteronormatividad damos saltos de alegría.
La actriz no es tonta. La actriz sabe perfectamente lo que dice y a quién se lo dice. Por eso, sus últimas declaraciones a la Marie Claire francesa, son un ‘dejadme en paz’ con luces de neón.
MC: En tu opinión, ¿qué es peor en Hollywood, ser mujer, ser negra o ser gay?
KS: No tengo mucha experiencia en esos asuntos. No tengo mucho que decir.
¿Quiere decir esto que Kristen no es ni mujer ni gay (lo de negra lo dejaremos a un lado)? Ni sí, ni no, ni todo lo contrario. Ni aún cuando se lo preguntan directamente contesta. Kristen sólo quiere actuar.