[SPOILERS DE LA QUINTA TEMPORADA]
Otro junio más, otra temporada de Orange is the new black. Otra temporada que me dura no más de los días que puedo contar con los dedos de una sola mano, pero una temporada que ojalá pudiera decir que me ha entusiasmado tanto como las anteriores.
Con la muerte de Poussey, y con un motín a punto de estallar mientras Daria apunta con un arma a uno de los guardias, nos dejó la cuarta temporada y es ese justo el momento en el que retoma la quinta. Con un disparo y una revuelta en Litchfield comienza la nueva tandada de 13 episodios que se desarrollan en el marco de 72 horas y que concluye con la entrada de las fuerzas de seguridad y la toma del control de la situación.
Determinados aspectos funcionan, pero otros muchos no llegan a cuajar y, haciendo balance, me pesan más los últimos que los primeros. Aunque con un episodio final que funciona tan bien, la verdad, es que por unos momentos estuve dispuesta a olvidarlos.
Danielle Brooks, Taystee, y Selenis Leyva, Gloria, han hecho sus mejores interpretaciones hasta la fecha en la serie de Jenji Kohan, aunque también eran de las pocas que tenían algo dónde rascar. La primera, tratando de que la muerte de Poussey no fuese en vano, saca su lado más reivindicativo y busca mejores condiciones de vida para las reclusas y, la segunda, desesperada, hace todo lo que está en su mano para poder visitar a su hijo fuera de la cárcel. Las demás reclusas se pierden, sin embargo, en un batiburrillo de tramas demasiado dispersas y desordenadas que pasan sin pena ni gloria.
En los momentos iniciales de esta quinta temporada parecía que íbamos a poder disfrutar de un intercambio de papeles y ver a las reclusas, tras haber derrocado al poder establecido y la falta de normas, dirigiendo Litchfield, pero nunca se llegó a dar el paso a lo que hubiera sido un planteamiento mucho más interesante.
El marco de tiempo tan reducido jugó en su contra. Y la tensión y el dramatismo de la situación tampoco ayudaron mucho. Orange is the new black encuentra su mejor versión cuando consigue equilibrar drama y comedia, hace malabares con ambos géneros y casi siempre acierta. Pero esta esta no es una de esas veces. No consigue hacernos reír como acostumbra y se pierde entre tanta paja dándonos una temporada muy irregular.
En otro orden de cosas, ojalá Vauseman nos invite a la boda.