Todo en nuestra historia ha girado en torno al pene como símbolo de poder.
Señoras, señores y señoros, estamos en el siglo XXI, año 2017, y hay quien cree que si no hay penetración no es sexo.
En nuestra sociedad falocrática, el pene manda. Yo no tengo nada en contra de los penes. De hecho me encantan. Comería penes todos los días. A la carbonara, al ragú, al pesto…
Las que han leído Sea saben que me encanta la pasta y la pizza.
Todo en nuestra historia ha girado en torno al pene como símbolo de poder. Es el punto de apoyo sobre el que se ha movido el mundo a lo largo de los siglos. Guerras, machismo, capitalismo… Pues bien, BREAKING NEWS: el 50% de la población carece de él.
La anatomía genital femenina ha sido ignorada, ninguneada y ocultada. Se llegó a pensar que la vulva era un pene invertido, y también que era un pene no desarrollado. De ahí que se considerara que las mujeres éramos seres incompletos sustentando así la idea de que éramos inferiores.
Hubo un tiempo en que se conocía mejor la anatomía genital de la hembra del cerdo que la de la humana. Triste, pero cierto. Aun teniendo delante de sus narices la composición genital femenina, los ginecólogos seguían influidos por sus sesgos machistas y denominaban a los ovarios como testículos, reforzando su idea de que la vagina era un pene sin desarrollar.
Ablaciones, violaciones correctivas, psiquiatría freudiana, diagnósticos errados, complejos de inferioridad y humillación por tener el pene pequeño…
Aún hoy se les denomina histéricas (el término actual es “exageradas”) a las mujeres con endometriosis.
Otra consecuencia de esta falocracia es la de no considerar violación una agresión sexual mientras no haya penetración. Que te obliguen a hacer una mamada o que te toquen la entrepierna o los pechos sólo es considerado abuso sexual.
Una tercera consecuencia de la falocracia es la que nos afecta también como lesbianas. ¿A cuántas de vosotras os han preguntado cómo hacéis el amor dos mujeres? Me entristece escuchar esta pregunta, más si viene de una mujer. No hay nada que hagamos las lesbianas que no pueda hacer un hombre.
Y no es que cuando naces lesbiana se te otorgan unos dedos y una lengua con super poderes. Únicamente es que somos mujeres dando placer a otras mujeres. Tampoco me voy a poner a divagar acerca de cómo hacen el amor dos mujeres porque, sorpresa, cada pareja lo hace como le da la gana. Oral, masturbación, arneses, BDSM… Todo es válido dentro de nuestro marco. Por eso es tan difícil responder a la pregunta “¿qué hacéis las lesbianas en la cama?”. Yo, a partir de ahora, si alguien me lo pregunta, le pondré Below her mouth para que se haga una idea de lo que es el sexo lésbico.
Below her mouth, tutorial de sexo lésbico
Repito, siglo XXI y todavía hay gente que no entiende el sexo sin un pene. Es más, que no entiende el sexo como algo de dos. Las chicas de la web babe.net salieron a preguntar a los tíos sobre su último polvo. En el vídeo, una reportera pregunta a los chicos heteros con los que se encuentra si sabían si su última pareja sexual se había corrido, y TODOS dicen ignorarlo. Es desolador, y cuando lo vi di gracias por ser lesbiana.
C’mon, guys! ¿Qué coño (nunca mejor dicho) os pasa? Luego que somos las lesbianas las que odiamos a los hombres, pero sois vosotros los que no amáis (bien) a las mujeres.