Lanzada hace dos semanas, la cuarta temporada de Black Mirror lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a copar conversaciones y titulares, y ha vuelto a demostrar que es una de esas ficciones indispensables. Charlie Brooker sigue con la imaginación cargada a tope, y pese a que esta vez no hay ningún episodio tan sobresaliente como San Junipero, la nueva tanda de Black Mirror, con alguna excepción, se ve y se disfruta como sus predecesoras.
Como todas las antologías, ese género que estoy segura puso de moda Ryan Murphy, los episodios de Black Mirror pueden verse de manera individual, aislados, sin perder ni un ápice de interés. Pero las fans que se hayan tragado, como yo, todas y cada una de las entregas, encontrarán más que divertido el ir uniendo las piezas del puzzle, y ver cómo, por ejemplo, la tecnología que hace posible San Junipero, es un tema presente en esta ultima temporada, donde podemos ir apreciando el desarrollo de la misma. Pero, consciencias virtuales aparte, hay un detalle croqueto más en uno de los episodios que, aunque no sea LA GRAN COSA, nos ha gustado.
En Hang the DJ nos cuentan la historia una APP de citas que te promete que, en algún momento, va a encontrarte a tu alma gemela, esa con la que pasarás en paz, amor y armonía todos los días de tu vida. El episodio habla de cosas más profundas de las que parece en un primer momento, como por ejemplo el saber que estás con alguien por estar, por incercia, y no porque te aporte nada. Pero también de aquellas personas con las que pasas una noche guay, pero que se queda solamente en eso, una noche. Amy, la protagonista, se ve sumergida por obra y gracia de la APP en un carrusel de citas de una noche con un montón de chicos. Pero también con una chica.
Estos cinco segundos pueden parecer escasos si los comparamos con, claro, todo un episodio dedicado a la relación de dos mujeres en la temporada pasada, pero en realidad, son todo un triunfo en cuestión de visibilidad. ¿Cambian la trama? En términos generales no, pero la dotan de mas profundidad con un chasqueo de dedos. La protagonista, como millones de mujeres en el mundo, también ha pasado una noche con alguien de su mismo género, y este flash nos da más información sobre ella, algo que nos ayuda a construir un mejor personaje, porque le da más profundidad. Y eso es lo que hace mejores series.