Durante el mes de junio las producciones y estrenos e inciativas, y anuncios, y campañas, y mil cosas, como diría Rocío Jurado, pro gay, o lo que es lo mismo, en apoyo a la comunidad LGBT, proliferan como setas. Sin ir más lejos, en Netflix se han estrenado un puñado de películas lésbicas, o con protagonistas LGBT, que, bueno, no están mal. De dos te hablamos el otro día. Hoy, te hablamos de Los gustos y los colores, una película francesa con la que no contábamos, y que, bueno, recomendar lo que es recomendar, la recomendamos flojito.
La sinopsis oficial de esta comedia nos cuenta que justo cuando Simone se arma de coraje para decirles a sus padres conservadores que es lesbiana, viene un chef senegalés y le mueve los cimientos de su vida. A ver. A partir de aquí, espoilers.
En un principio, la película parece que plantea el asunto una y mil veces visto de salir del armario en una familia conservadora. Bueno, este es un paso verdaderamente importante para cualquier persona LGBT, y mira, más veces hemos visto el argumento chico conoce chica y se gustan y se casan, así que por mi parte no hay problema con esto. Siempre defendemos que no sólo hacen falta más películas croqueta, sino que hacen falta más películas malas, exactamente igual que sucede con las que no son LGBT. No todas las ficciones tiene que ser obras de arte, ni fundamentales en la historia del cine. Qué va. A veces lo que necesitas es una comedieta romántica de sábado por la tarde, con sus situaciones previsibles y sus conflictos de pacotilla.
Pero, por otro lado, además del asuntillo de Simone saliendo con una chica a espaldas de sus padres, sucede que Simone se ha colado también de un chico. Bueno, cosas que pasan. Simone se debate entonces entre dos aguas, entre su relación de tres años con otra chica, a la que ama profundamente, y la novedad de la atracción por un chico, que la ha conquistado a través de la comida. Ella sigue manteniendo que es lesbiana. A nosotras nos cuesta un poco más creerlo, pero quienes somos nosotras para decirle a nadie lo que es.
Entre infartos, bodas, tradiciones judías, secretos, traiciones y demás, en la escena final se descubre que Simone pasa de elegir y se queda con los dos. Una decisión que toma ella unilateralmente, sin consultar a nadie más, pero que parece que es del agrado, de repente, de todos. La película termina con una clara infracción de las normas de tráfico, pero eso es otra historia.
Por resumir: tenemos una chica que dice que es lesbiana, que tiene novia, pero que se enamora de un chico, y al final termina saliendo con los dos porque mágicamente todo el mundo parece estar de acuerdo con un trato que jamás han hablado.Yo le haría unos ajustillos en el guión, pero igual a la directora le sentaba regular. Los gustos y los colores parece extraída directamente de 2002 pero, bueno, a lo mejor como película para echar la siesta puede servir.