Carmen y Lola son dos gitanas adolescentes que viven en el extrarradio. Carmen no conoce otra vida más allá de ayudar a sus padres en el mercado. Su única aspiración es casarse con un gitano guapo, ser novia y luego esposa. Lola quiere seguir estudiando, pese a la oposición de su padre y llegar a ser profesora. Las jóvenes se conocerán un día de mercado y poco a poco comenzarán un romance secreto en contra de las tradiciones de su pueblo.
Carmen y Lola es el primer largometraje de Arantxa Echevarría, quien se ha liado la manta a la cabeza para contar una historia de amor entre mujeres gitanas, con tan buen tino que ha sido una de las películas seleccionadas para la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes.
Más allá de si el reflejo cultural es acertado o no, algo que escapa a mis conocimientos, sí que huye de ciertos tópicos a la hora de reflejar al pueblo gitano como son la delincuencia, la pereza o el analfabetismo, y tampoco se corta a la hora de mostrar el racismo del lado payo. Por otro lado, el machismo y las férreas tradiciones asociados a la cultura gitana se muestran desde el principio de la película.
Pero donde Carmen y Lola triunfa es a la hora de mostrar una historia de amor entre adolescentes. La inocencia, maravilla y ese despiste con lo que te rodea que provoca el primer enamoramiento. En ese sentido es un bonito viaje en el que merece mención especial la interpretación de Zaira Morales (Lola).
La película está rodada con aire de documental, movimiento de cámara en algunas partes incluido, y todas las interpretaciones son muy naturales, lo que aumenta la sensación de estar viendo un “reportaje” dramatizado. Realmente casi no hay actores profesionales en la película, pero el resultado es muy bueno. Por ponerle un pero, diría que le sobran algunos minutos (la escena introductoria es demasiado larga).
Os aviso de que no os vais a librar de pasarlo mal en algunas partes pero creo que podemos añadir Carmen y Lola a esa, aún pequeñita, lista de películas lésbicas con un final esperanzador.