Confesión número uno del día: desde que vi las magic wands en algún que otro vídeo porno siempre quise tener una. Por eso, en uno de mis viajes a Copenhague me lancé y compré una que resultó ser un chasco. ¿Y los gemidos brutales de las actrices que la usaban? A duras penas yo llegaba al orgasmo con aquello. Luego me llegó la Smart Wand de Lelo y, tras probarla, me di cuenta de que aquella que había comprado en Dinamarca era de todo menos mágica. Déjame que te cuente…
Antes de nada, debes saber que Lelo ofrece su Smart Wand en tres tamaños distintos. Yo voy a hablarte de la grande, que es la que he probado a fondo, porque a mí me gusta hacer las cosas a lo grande. Como cualquier otra magic wand, tiene su cabezal y su mango, como puedes observar:
De entrada, vemos que el diseño es insuperable. No os enseño la danesa porque os reís, vamos. Smart Wand forma parte de Insignia, una selección de juguetes de Lelo que cumplen con la elegancia y el acabado de sus productos. Fabricada en silicona, tiene un tacto agradable y muy suave al cuerpo.
Asimismo, cabe decir que este juguete, además de usarse para actividades de índole sexual, también se comercializa como herramienta terapéutica para liberar tensiones musculares. En serio. Hablo de contracturas, dolores en las piernas, etc. magnífico. Yo me traigo a Smart Wand conmigo cuando me doy un baño y estoy muy cansada, ya que es sumergible.
Para que te hagas una idea de hasta qué punto lo han diseñado con ese fin, resulta que tiene un sistema llamado Sensetouch™ que consiste en lo siguiente: cuando tú aprietas el cabezal contra tu cuerpo las vibraciones se vuelven más potentes simulando lo que ocurriría en un masaje profesional. También ayuda mucho su forma y mango ergonómicos, pensados para acceder a zonas como la espalda sin problemas. Si ya suena increíble para masajearte la espalda imagínate en otros lugares…
Con ocho patrones de vibración y sus distintas intensidades tienes para descontracturarte o divertirte para rato. Encontrarás una interfaz sencilla con tres botones (patrón, subir intensidad o bajar intensidad) y bastan dos horas de carga para otras dos de terapia… del tipo que tú quieras. Además, la potencia es, desde luego, lo que más destaca de este juguete. Tanto es así que las vibraciones irradian por todo el dispositivo hasta llegar a la mano con la que lo sujetas y pueden causar un ligero hormigueo si te pasas mucho tiempo.
Smart Wand es bastante silenciosa pese a su imponente potencia, aunque con las intensidades mayores puede volverse más audible. De todos modos, sigue tratándose de un juguete que brilla también por su discreción.
El cabezal es flexible, pero también ancho. Eso me ha gustado sobre todo enfocado en el uso más sexual porque cubre una zona de estimulación mayor a lo que estoy acostumbrada. Eso es, además de vibrar sobre el clítoris lo hace sobre los labios de la vulva cubriendo muchas más terminaciones nerviosas. No hace falta que te diga que el orgasmo es intenso no, lo siguiente.
Ya que estamos, voy a recomendarte una postura genial con Smart Wand. Debes estar sentada (usa cojines para ponértelos tras la espalda y estar cómoda), colocar el cabezal en la vulva con el mango hacia arriba y… disfrutar. Si juntas las piernas la vibración será (aún) más potente y podrás usar el juguete sin manos.
Como todos los Lelo, viene en un packaging de lujo y trae su funda para que puedas guardarlo. Además, tienes un año de garantía y diez años de garantía de calidad.
Recomiendo este juguete a personas muy estresadas, porque funciona de lujo. Si no liberas tensiones por un lado… las liberarás por otro. If you know what I mean. No lo veo demasiado indicado para usar en pareja como en solitario, aunque puede funcionar muy bien si quieres sorprender a tu chica con un buen masaje erótico.
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