La vida sexual forma parte esencial del bienestar físico y emocional, y en los últimos años, los juguetes sexuales se han normalizado como herramientas saludables para el placer individual y en pareja. Sin embargo, junto con la popularización de vibradores, succionadores y dildos, también ha crecido la preocupación por los efectos que pueden tener sobre la salud íntima, en especial respecto a infecciones como la candidiasis. Pero ¿hay relación directa? ¿Puede un juguete sexual desencadenar una infección por hongos? ¿Qué prácticas aumentan el riesgo y cómo se puede evitar?
La respuesta corta es: sí, pero de manera indirecta. La candidiasis no se produce por el juguete en sí, sino por una combinación de factores que pueden favorecer la proliferación del hongo Candida albicans en la zona genital. Y ahí, el uso de juguetes sexuales sin los cuidados adecuados puede desempeñar un papel relevante.
¿Qué es la candidiasis y por qué aparece?
La candidiasis es una infección fúngica causada por un crecimiento excesivo del hongo Candida, que vive de forma natural en el cuerpo humano. En condiciones normales, está presente en la piel, la boca, el tracto gastrointestinal y la zona genital sin causar problemas. Sin embargo, ciertos cambios en el entorno corporal pueden desequilibrar esta convivencia y permitir que Candida se reproduzca descontroladamente, generando síntomas como picor, escozor, flujo blanquecino y molestias al orinar o durante el sexo.
Entre los factores más comunes que pueden favorecer este desequilibrio están:
- El uso de antibióticos
- Cambios hormonales (menstruación, embarazo, menopausia)
- Alteraciones del pH vaginal
- Ropa interior sintética o muy ajustada
- Higiene excesiva o uso de productos irritantes
- Sistema inmunológico debilitado
Y sí: también el uso inadecuado de juguetes sexuales.
Juguetes sexuales y candidiasis: ¿cuál es la relación?
Hay varios puntos en los que un juguete sexual mal utilizado o mal higienizado puede contribuir a crear un entorno favorable para la candidiasis:
1. Material del juguete
No todos los juguetes sexuales están hechos con materiales seguros. Algunos contienen compuestos porosos, como ciertas gomas o plásticos de baja calidad, que absorben fluidos y bacterias. Estos materiales son difíciles de limpiar a fondo y pueden convertirse en un caldo de cultivo para hongos como la Candida.
Por el contrario, los juguetes hechos de silicona médica, vidrio, acero inoxidable o plástico ABS no poroso son más higiénicos y fáciles de desinfectar.
2. Limpieza inadecuada
Una de las principales causas por las que un juguete puede convertirse en vehículo de infección es la falta de una higiene correcta. No basta con enjuagarlo rápidamente bajo el grifo. Si el juguete ha estado en contacto con mucosas, fluidos corporales o lubricantes, necesita ser lavado con agua tibia y un jabón neutro (sin perfumes ni químicos agresivos), y en algunos casos, desinfectado con productos específicos o hervido si el material lo permite.
Además, los juguetes deben secarse bien antes de guardarse, ya que la humedad es uno de los factores clave para que los hongos prosperen.
3. Compartir juguetes sin protección
Usar juguetes sexuales con otras personas sin una barrera de protección (como preservativos) puede facilitar el traspaso de microorganismos, incluyendo no solo bacterias y virus, sino también hongos como la Candida. Aunque esta no es considerada una infección de transmisión sexual (ITS) en sentido estricto, puede transmitirse si una persona ya la tiene en exceso y se introducen esos microorganismos en el cuerpo de otra.
En las relaciones entre mujeres, el uso compartido de juguetes sexuales es habitual y puede formar parte de la intimidad de la pareja. Sin embargo, esto también implica ciertos riesgos si no se toman medidas de higiene adecuadas. Compartir un dildo, un succionador o un arnés sin lavar ni usar preservativo entre uso y uso puede facilitar el traspaso de flora vaginal, lo que en algunos casos puede alterar el equilibrio de una de las personas y provocar candidiasis. Esto es especialmente importante cuando una de las dos tiene una infección activa o recurrente: aunque la otra persona no tenga síntomas, podría estar actuando como portadora o verse afectada si el juguete no se limpia correctamente. En estos casos, se recomienda usar protección o esterilizar el juguete entre un uso y otro, y no asumir que el hecho de que ambas personas tengan vulva elimina el riesgo de infección cruzada.
4. Uso durante un episodio de candidiasis
Si se utiliza un juguete mientras se tiene una candidiasis activa, es muy probable que ese juguete se contamine. Y si no se limpia de manera rigurosa, puede causar una reinfección incluso después de que los síntomas hayan desaparecido. Esto se conoce como “ciclo de reinfección” y puede alargar el tratamiento o cronificar el problema.
5. Lubricantes y su impacto en el pH
Muchos juguetes sexuales requieren el uso de lubricante para evitar la fricción. Sin embargo, no todos los lubricantes son iguales. Algunos productos contienen glicerina o azúcares, que pueden alimentar al hongo Candida. Además, algunos lubricantes alteran el pH vaginal, lo que puede favorecer la infección.
Lo ideal es optar por lubricantes a base de agua, sin perfumes, sin glicerina y con pH equilibrado para la flora vaginal (entre 3,8 y 4,5).
Cómo evitar que los juguetes sexuales contribuyan a una candidiasis
La clave está en la prevención y en adoptar hábitos de autocuidado responsables. Aquí van algunas recomendaciones básicas:
- Elige juguetes de materiales no porosos y seguros. Prioriza silicona médica, vidrio o acero inoxidable.
- Limpia los juguetes antes y después de cada uso. Usa agua tibia y jabón neutro, y desinféctalos si es necesario.
- No los compartas sin protección. Si vas a compartir, utiliza un preservativo sobre el juguete y cámbialo entre usos.
- Evita usarlos durante una infección activa. Espera a que los síntomas hayan desaparecido completamente y consulta con tu médico si hay riesgo de reinfección.
- Guárdalos en un lugar limpio, seco y protegido del polvo. Algunos vienen con fundas específicas: úsalas.
- Presta atención al lubricante. Asegúrate de que sea compatible con el material del juguete y con la salud vaginal.
¿Qué hacer si ya tengo síntomas?
Si sientes picor, escozor, irritación o flujo blanco espeso, consulta con un profesional de salud. Aunque muchas veces la candidiasis se puede tratar con antifúngicos de uso tópico o comprimidos orales, es importante tener un diagnóstico certero para evitar automedicaciones ineficaces o contraproducentes.
Además, si has usado juguetes sexuales recientemente, límpialos cuidadosamente o considera reemplazarlos si son porosos y difíciles de desinfectar por completo.
Cuidado, placer y responsabilidad
El placer no debería estar reñido con la salud. De hecho, el autoconocimiento del cuerpo y una vida sexual satisfactoria suelen ir de la mano con un mayor cuidado y respeto por una misma. Los juguetes sexuales pueden ser una herramienta fantástica para el disfrute, pero como todo, requieren un uso consciente e informado.
La candidiasis, aunque común, puede ser molesta y persistente si no se toman medidas preventivas adecuadas. Si introduces juguetes sexuales en tu rutina, hazlo con información, limpieza y atención. El cuerpo lo agradecerá.