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Comienza la Tercera Edad de Oro de Michelle Pfeiffer

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Cuando tu primer papel relevante es de protagonista de Grease 2, es posible que tu carrera termine antes de empezar. Pero Michelle Pfeiffer lo fue todo en el cine, lo fue varias veces, y lo va a seguir siendo. La que quedara sexta finalista en el certamen Miss California 1978 tuvo la enorme suerte y a la vez desgracia de que Brian de Palma se fijara en ella para el papel de Elvira Hancock en Scarface, un papel que la condenaría para siempre, porque a partir de entonces sólo la reconoceríamos como una belleza gélida y hierática, una mujer permanentemente a punto de gritar de desesperación en la pantalla, pero también fuera de ella.

La inseguridad ha sido siempre el factor más condicionante de la vida de Michelle. La artista contaba hace relativamente poco que, al llegar a Hollywood, con escasos veinte años, fue captada en la secta del “respiracionismo”, un movimiento que te hace creer que la gente puede vivir sin la ingesta de alimentos ni bebidas, solamente alimentada por la luz del sol.  Además, Michelle ha vivido siempre con el “síndrome del impostor” a cuestas. Siempre pensando que estaba a punto de arruinar la película en la que estaba trabajando. Siempre haciéndose de menos. Ella, precisamente, que es una de esas actrices que con su sola presencia levantan cualquier escena, que es capaz de irradiar calor en los espectadores sin mover un sólo músculo. Pero las inseguridades tienen que ver con cómo te ves a ti mismo, no con la percepción de los demás.

Michelle ha sido Lady Halcón, Sukie Ridgemont en Las brujas de Eastwick, esa loca delicia, Madame De Tourvel en la película favorita de mucha gente, Las amistades peligrosas, Susie Diamond en Los fabulosos Baker boys y Selina Kyle en Batman Vuelve. Los ochenta fueron suyos, en la medida de que se convirtió en un icono poderosísimo de la década.

Pero, ay, llegaron los noventa, y llegó esa maldición de Hollywood que te obliga a decidir entre el ostracismo o los papeles asignados a las mujeres que pasan la treintena, esos roles asexuados, porque no eres los suficientemente joven como para seguir siendo el objeto de deseo de la audiencia. Cuando Michelle hizo de Louanne Johnson en Mentes Peligrosas tenía 37 años, y ahí fue cuando inició una serie de papeles protagonistas que la terminaron de encumbrar como una de las mejores actrices de la historia del cine. Personajes maduros, fuertes. Papeles que ella misma decidía como productora. Íntimo y personal de Jon Avnet, junto a Robert Redford, Un día inolvidable, junto a George Clooney, y la maravillosa Heredarás la tierra, acompañada de su amiga Jessica Lange.

Por el camino rechazó algunos de los papeles que encumbraron a otras actrices: Pretty Woman, Thelma y Louise, El silencio de los corderos, Evita, Casino, Instinto Básico

Lo que la verdad esconde, ese thriller psicológico junto a Harrison Ford, fue la última vez que la crítica y la taquilla acompañaron a la actriz. A partir de entonces, abandonó el trabajo para cuidar a su familia. Cuatro años después, intentó retomar su carrera donde lo había dejado, pero le resultó imposible. El novio de mi madre, junto a Paul Rudd, fue la película escogida para el regreso, una comedia romántica sin más trascendencia que ser su comeback. A partir de ahí, guiones mediocres de películas perfectamente olvidables.

Y Michelle se retiró de nuevo.

“La pérdida de la juventud y la pérdida de la belleza sin duda causan estragos en tu mente. Pasas de escuchar ‘vaya, parece más joven de lo que es’ a ‘está genial para su edad’. Y esa es una diferencia enorme. Ahora mismo estoy en la fase ‘está genial para su edad’. Y me genera cierto sentimiento de duelo”, decía la actriz en 2013, justo antes de desaparecer de la vida pública. Y es que las mujeres, pero muy especialmente aquellas que viven de su belleza, estamos condenadas a ser criticadas siempre, a tener que escuchar juicios ajenos que nadie ha pedido. ‘Parece más joven de lo que es’ no es un piropo, es la afirmación velada de que eres vieja; lo mismo que ‘está genial para su edad’. Si se cede a la presión social y se pasa por el quirófano, ahí estarán los dedos acusadores para valorar lo bien o mal que ha quedado el arreglito. Y si no se pasa, las actrices quedan relegadas al papel ya no de madres, sino de abuelas.

Para alegría de todos, Michelle parece haber sacado ganas y fuerza para volver, y lo va a hacer por todo lo grande:  el pasado mes de enero nos dejó un aperitivo con Where is Kyra, película indie donde interpreta a una mujer que pierde su trabajo y se ve obligada a vivir en la calle, y tiene pendiente el estreno de tres proyectos fastuosos e interesantísimos. El primero, The wizard of lies, serie de HBO sobre Bernie Madoff, interpretado por Robert De Niro. Después, de la mano de Darren Aronofsky, Mother!, una película de horror. Y, para culminar un 2017 plagado de alegrías, Michelle estará en la nueva adaptación de Asesinato en el Orient Express, interpretando a Mrs. Hubbard. En el clásico de 1974, este papel estuvo reservado para Lauren Bacall. Las comparaciones son innecesarias: las dos son estrellas inmortales del cine.

 

Naomi Watts habla sobre su personaje bisexual en ‘Gipsy’, lo nuevo de Netflix

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Jean Holloway es una terapeuta de Nueva York que tiene una vida perfecta. Una carrera con mucho éxito, una casa que haría las delicias de los amantes del architecture porn, y un hijo precioso con su marido, abogado de alto nivel. La envidia de muchas. Pero lo que le pasa a Jean es que se aburre. Mucho. Y es entonces cuando empieza a hacer cosas que, según la ética de su profesión, no debería, y a trazar relaciones con sus pacientes que no le harían ninguna gracia al colegio de psicólogos en el que esté colegiada.

Esta es la premisa de Gipsy, la nueva serie de Netflix, y que cuenta con la dos veces nominada al Oscar Naomi Watts en el papel protagonista. Es la primera vez que vemos a Watts en televisión desde hace nada más y nada menos que veinte años, y la actriz ha hablado con Entertainment Weekly sobre su personaje.

Antes de saberlo, ella está creando otra identidad, y parece que la historia va a tener moraleja. Podemos vivir nuestras fantasías, pero ella está actuando en ellas. Es una cosa muy difícil para vivir cuando las mentiras van creciendo y creciendo.

Jean es una mujer que vive con deseo, y que tiene lujuria por el poder. Esras cosas, con una protagonistas femenina, están consideradas de algún modo feas o locas. Es posible que ella esté en la cuerda floja en lo que se trata de su cordura [risas]. Ella tiene algunos demonios en su pasado, y todavía están con ella. A lo mejor ella los mantiene a raya porque en el papel parece que su vida es perfecta. Vive en los suburbios, en una casa preciosa en Connecticut, tiene una familia genial, un marido que es un abogado sexy, y un niño genial. Ella ha hecho los tics en todos esos puntos, pero hay algo que le falta. A lo mejor es su antigua vida. Sus intenciones eran empezar desde un lugar puro, pero antes de que lo sepa, la curiosidad se apodera de ella y se embarca en un viaje que no había planeado

Lisa Rubin, creadora de la serie, también ha charlado con el medio sobre cómo ha sido la experiencia de escribir esta serie con protagonista femenina.

Es muy interesante escribir un personaje que tiene algunos impulsos oscuros, algo que normalmente vemos que los personajes masculinos tienen, pero también cosas reseñables que vemos en las mujeres. Creo que todas las personas tienen capacidad para lo bueno y lo malo. Incluso cuando lancé el programa, recuerdo que la gente debatía sobre ella… de un modo extraño, eso dice más de la persona que de Jean. hemos visto muchos personajes masculinos, desde Walter White a Tony Soprano y Don Draper, haciendo cosas que son amorales, y lo hemos permitido. ¿Por qué no lo vamos a poder permitir de una mujer?

En la serie, Sophie Cookson interpretará a una de las pacientes de Naomi Watts, y según lo que vimos del rodaje, entre las dos habrá una relación bastante más profunda que la que debería existir entre una terapeuta y sus pacientes, pero oye, veremos a donde lleva este asunto. Gipsy se estrenará en verano en Netflix.

Vía: EW

¡Gracias Lola por el aviso!

 

¿Qué tiene que ver con quién nos guste follar con quienes somos?

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croqueta librePodéis enviar los textos que queráis (preferiblemente que no incluyan ninguna imagen) a la dirección de correo que figura en el banner, con el asunto “La croqueta libre”. Los textos se leerán para escoger, pero no se editarán. Es decir, que si tu texto se ajusta a la temática de la web, lo publicaremos, pero sin corregir las posibles faltas. Los textos deben ir firmados con nombre o seudónimo. ¡Ah! ¡Y un título! 

Hace un par de días, una conocida mía, en una conversación sobre las etiquetas sociales, me preguntó ¿qué tiene que ver con quién nos guste follar con quienes somos?, es una pregunta, y muchas veces una afirmación, que he escuchado demasiadas veces en mi vida. Yo no puedo hablar en nombre de todo un colectivo y tampoco quiero, pero si que voy hablar de porque para mi, ser lesbiana va necesariamente unido a quién soy hoy en día.

No sé en que momento de mi vida empecé a considerarme lesbiana, no recuerdo si fue un momento de lucidez concreto o si fue un proceso que se fue forjando poco a poco dentro de mi, la verdad es que aún sigo sin tenerlo claro. Pero de lo que si me acuerdo es el momento en el que dije “soy lesbiana” por primera vez.

Pasaron muchos años antes de esa frase, en mi cabeza ya era lesbiana, por supuesto, ya lo había decidido, pero nunca lo había expresado en alto, convencida y segura. Y ese día, ni si quiera recuerdo la conversación, lo dije, “soy lesbiana”. Fue como la explosión de una presa de agua que llevaba demasiado tiempo contenida a presión. Fue una sensación única e indescriptible, que todavía hace que se me pongan los pelos de punta.

Hay gente, gente hetero más concretamente, que me ha dicho con muchísima condescendencia, que esa “sensación” es una gilipollez, y en mi fuero interno no puedo evitar hacerme siempre la misma pregunta: ¿cómo va a ser una gilipollez estremecerse por algo que transforma y determina tu presencia en el mundo de una manera tan profunda?

Cuando era pequeña nadie me dijo que no solo no me podían no gustar los chicos, si no que me podían gustar las mujeres. A la tierna edad de ocho años yo ya empecé a sentir cosas que no veía reflejadas a mi alrededor; nunca me fijaba en los chicos, la verdad es que su existencia pasaba bastante desapercibida para mi, estaban en un plano de interacción distinta a la que lo estaban las chicas de mi edad. Yo me fijaba en ellas, sobre todo en una amiga en concreto; me despertaba sensaciones que no sabía como etiquetar. Antes no lo entendía, ahora sí, aquello era gestionar lo ingestionable. No podía resolver unas emociones que ni siquiera sabía que existían, porque ni siquiera sabía que podían existir.

No resolver esas emociones a tiempo me ha traído muchísimas complicaciones, complicaciones que han determinado mucho como he crecido, no solo como persona, si no como mujer y sobre todo como mujer que se relaciona con mujeres. Cuando tenía trece años (en primero de la ESO), me enamoré de mi compañera de mesa en el instituto (la llamaremos Ana). Con esa edad no tenía ni idea de lo que podía significar enamorarse de alguien, los entresijos del amor eran demasiado complejos y difusos para mi. Y me daban mucha pereza, así que decidí que yo no estaba enamorada de Ana, decidí que lo que sentía era admiración, “Uxue, Ana te cae muy bien y te gusta como amiga, y ya está”. Me repetí muchísimas veces esa frase.

Ese mismo año, una amiga mía empezó a salir con un chico de nuestra clase. Ella me contaba como se sentía respecto a él, y que cosas le despertaba. “Me gusta mucho hablar con él y compartimos muchas ideas”, “me gusta que me abrace y me reconforta estar con él”. En esa conversación se me encendió una bombilla y me di cuenta de la similitud que existía en como mi amiga se sentía respecto a su novio y como me sentía yo respecto a Ana. Me vinieron un montón de preguntas a la cabeza “¿estaré enamorada de Ana?”, “no puedo estar enamorada de Ana, es una chica”, “pero ¿y si estoy enamorada de Ana?”.

“Pero, ¿y si estoy enamorada de Ana?”.

El instituto, aunque suene estereotipado, ha sido una de las etapas vitales donde he experimentado un crecimiento personal más alto. Fue la etapa donde nos hablaron de la sexualidad, el sexo y todo ese espectro de cosas que íbamos a experimentar años más tarde. Esas clases de sexualidad fueron determinantes para mi. Cuando nos dijeron que “unos expertos” iban a venir a hablarnos sobre la sexualidad, pensé en que sería un espacio en el que poder resolver todo aquello que me estaba “pasando” (me costó muchos años entender que no me pasaba nada).

En esas clases de sexualidad solo hablamos de relaciones heterosexuales. Recuerdo que hablamos un montón de la penetración y de los condones, de cómo ponerlos y de lo importante que eran. También hablamos del amor y la atracción (heterosexual, claro). De la fecundación, e incluso nos pusieron el vídeo de un parto real. Ninguno de esos expertos me habló de lo que yo estaba experimentando, y seguían sin decirme que lo que yo sentía era válido y real. Así que yo asumí que lo que yo sentía no podía ser ni válido ni real porque nadie hablaba de ello. Fue devastador porque si, estaba enamorada de Ana, e intentar luchar contra algo válido y real que sentía fue horrible y una responsabilidad demasiado grande para una niña de trece años.

Después de eso decidí que tenía que cortar mi relación con Ana porque cada vez me sentía más y más atraída por ella, y me gustaba muchísimo, o bueno, todo lo que puede gustarte una persona cuando tienes trece años. Y no podía ser. Ana y yo éramos muy amigas, y de verdad, estábamos muy unidas. Ella lloró mucho porque no entendía nada, y yo ni siquiera sabía como explicárselo. Dejó de hablarme ese mismo día, y esa fue la primera vez que me enfadé muchísimo conmigo misma por sentirme como me sentía. Con trece años fue la primera vez que me invalide como lesbiana.

Los siguientes años de instituto se centraron en enterrarme a mi misma en un agujero para no tener que asumir que, efectivamente, me gustaban las chicas. Pasaba de estudiar y de ir a clase porque tenía que enfrentarme todos los días al estigma de no tener novio y no sentirme atraída por ningún chico, y lo peor, no mostrar interés en ellos más allá de que eran mis compañeros de clase. En la primera evaluación de tercero de la ESO suspendí cuatro asignaturas, y no me atreví a decirle a mi madre porque.

Ese mismo año, a principios de la segunda evaluación llegó una chica nueva, María. La sentaron a mi lado y mi tutora me hizo “encargada” de acompañarla en su proceso de adaptación. Ella venía desde muy lejos, y creo que fue de las primeras cosas que me atrajo de ella, que no era de España y venía de una cultura totalmente diferente, así que empecé a preguntarle muchísimas cosas y a cambio, ella me preguntaba como era la vida en España. Nos costó muy poco acercarnos la una a la otra. Y yo volví a sentirme atraída por una mujer, otra vez.

Durante este enamoramiento, pusieron un ordenador en mi casa, ¡con Internet! E hice lo que cualquier chica de quince años haría, buscar que me estaba pasando, porque me sentía como me sentía y en parte, buscar algo que me dijera que si, que yo era válida y real. Porque necesitaba que alguien me lo dijera. Y ahí descubrí que ser lesbiana era algo que se podía ser, que era real. Qué había mujeres que se declaraban lesbianas. Pero también descubrí que muchísima gente y muchísimas instituciones decían que las lesbianas estaban enfermas, que se merecían que les dieran una paliza, que merecían que las encerraran… entre otras cosas igual de agradables. También encontré un montón de movidas que decían que “experimentar” con chicas era solo una fase, que finalmente encontraría a mi hombre ideal, me casaría y tendría muchos hijos. Y ese discurso, tan peligroso, me atravesó.

Y es que María me trataba diferente a las demás, yo me daba cuenta, y en mi más pura inocencia, me ponía todas las excusas posibles para evitar pensar que si me trataba diferente era porque se sentía diferente respecto a mi, una conclusión bastante lógica, pero sabotearme era mucho más fácil (y siempre se me ha dado mejor) que asumir la realidad tal y como era. Así que no, María no se sentía atraída por mi, era yo, yo y mi absurda percepción. Pero María si que se sentía atraída por mi, aunque tuvieron que pasar muchos años para que ella me lo dijera.

Puse mucho empeño y mucho esfuerzo en intentar que se pasara la tontería esa de pillarme por chicas, porque solo era una “fase”. Así que intentaba por todos los medios que me gustasen los chicos, para sentirme falsamente encajada en un mundo que se me quedaba demasiado pequeño. Conocí muchos chicos maravillosos, que me trataron muy bien, pero ninguno de ellos me llegó a despertar las emociones que Ana y María si consiguieron. Así que si, quedaba con chicos, pero cuando llegaba a casa me tragaba quince capítulos seguidos de The L Word porque ellas representaban la vida que yo realmente quería, vivir mi sexualidad tal y como era.

Viví bastante tiempo en esa dicotomía, intentando encajar pero en el fondo sabiendo que no encajaba, porque lo que yo era es lesbiana, no estaba pasando por ninguna fase. Lo que pasa es que el mundo no hacía más que decirme lo contrario. Los libros, las películas, la cultura, el instituto, todos esos agentes de socialización (tan importantes en la adolescencia) sólo me hablaban del amor y las relaciones hetero, y sólo un puñado de producción cultural hablaba no sólo de ser lesbiana, si no de ser bisexual, trans o cualquier otra identidad que no encajase en la heteronorma. Y si a eso le sumas que la poca representación que había era nefasta (ahora ha cambiado sólo un poco), era imposible que yo pudiera asumir que mis experiencias eran válidas porque la sociedad producía una imagen que no representaba en absoluto lo que yo estaba sintiendo respecto a mi sexualidad.

Cuando acabé el instituto conocí a otra chica. Era amiga de un amigo mío y todo se desarrolló como se desarrollan este tipo de acontecimientos, empezamos a pasar mucho tiempo juntas y supongo que simplemente pasó. Compartí con ella una etapa de mi vida algo difícil y creo que la intensidad con la que vivía las emociones en aquel entonces me dio el empujón. Y esa chica se convirtió en la primera chica a la que besé, y me di cuenta de que efectivamente, me gustaba. Y también me di cuenta de que los chicos no me gustaban y que, realmente, no me habían gustado nunca.

Besar aquella chica marcó un principio; pero no fue el hecho de besarla, besar a una chica no te hace lesbiana, ni mucho menos, al igual que no haber besado a ninguna chica no te hace menos lesbiana (o menos bisexual). Besarla significó asumir que quería besar a una mujer y no a un hombre. Besarla lo hizo más real para mi, que al fin y al cabo, era (y es) lo único importante.

No puedo obviar como todas estas experiencias han tenido un impacto y una influencia brutales en mi vida. Y es que, ser lesbiana ha sido (y es) una parte fundamental de mi existencia. Entiendo perfectamente y soy muy consciente de que para muchas personas su orientación sexual sea algo aislado de su identidad personal, de quiénes son, pero yo no soy de esas personas. Ser lesbiana lo ha transformado todo: mis experiencias, mis relaciones y, en general, mi vida. No es a “quien me follo”, es quien soy. Es con quiénes decido compartir mi vida. Es como ser lesbiana ha afectado a mi identidad y a mi autoestima.

En definitiva, es como me relaciono con el mundo y como ese mundo se relaciona conmigo, como reacciona. Es en qué sitios decido no coger de la mano a mi pareja porque sé que no son espacios seguros; es cómo el mundo me invisibiliza continuamente porque asume que tienen que gustarme los hombres; es como ningún adulto responsable decidió contarme que enamorarme de mujeres era algo que estaba bien, o simplemente, algo que podía ser; es cómo me echan de un vagón de metro por darme un beso con mi novia; es como los tíos me sexualizan porque las lesbianas somos un objeto sexual de consumo masculino; es como en una entrevista de trabajo me preguntan de manera irrelevante por la pulsera arcoiris que asoma bajo mi camisa; son los insultos y los golpes que he recibido a lo largo de mi vida; es como mi vida se ve reducida a estereotipos insultantemente simples.

Son demasiadas cosas que influyen día a día en mi vida, y que tienen un efecto (a veces devastador) en quién soy y quién quiero ser. Ser lesbiana influye en muchas de mis decisiones vitales y ha influido en muchas de mis experiencias de crecimiento personal. Ser lesbiana y haber vivido todo lo que me ha brindado serlo, ha tenido una influencia que simplemente no puedo ignorar en la construcción de mi identidad como persona.

Así que ¿qué tiene que ver con quién nos guste follar con quienes somos?, para mi tiene que verlo todo.

Uxue Álvarez  (@nuvolerrant)

La VI Muestra de Cine Lésbico de Madrid llega del 12 al 20 de mayo

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La Muestra de Cine Lésbico de Madrid llegará a su sexta edición del 12 al 20 de mayo con más de 15 películas y actividades en seis distritos de la capital. La muestra será una de las citas más importantes antes del World Pride de este verano -del 23 de junio al 2 de julio-, y estos son los títulos que podrán verse y las actividades en esta VI Muestra de Cine Lésbico de Madrid.

Videoforum Eli Navarro

La realizadora de cortos como A oscuras, Naranjas, Vecinas y El día que Marty McFly llegó al futuro presenta su libro Bollologueando. 

¿Cuándo?: 12 de mayo a las 19.30 horas.

¿Dónde?: Fundación Triángulo Madrid (Calle Meléndez Valdés, 52).

 

Sesión de cortos 

Proyección de los cortometrajes Not K.O, Mamis Gleisdreieck, junto con un coloquio con la directora de Mamis. 

¿Cuándo?: 16 de mayo a las 19.00 horas.

¿Dónde?: Programa LGBTI de la Comunidad de Madrid (Calle Alcalá, 22).

Sesión de cortos

Proyección de los cortos Betty, Ciudad de Neón, La segunda primera cita Pastel de Cereza, además de un coloquio con las directoras de Ciudad de Neón La segunda primera cita. 

¿Cuándo?: 16 de mayo a las 20.30 horas.

¿Dónde?: Fundación 26 de Diciembre (Calle Amparo, 27).

 

“Regarding Susan Sontag” (documental) + coloquio

El documental Regarding Susan Sontag de Nancy Kates es una investigación de la vida de una de las pensadoras más influyentes y provocadoras del siglo XX. Susan Sontag se convirtió en uno de los iconos literarios, políticos y feministas más importantes de su generación, y Regarding Susan Sontag explora su vida a través de materiales de archivo, testimonios de amigos, familiares y colegas.

Desde su temprana pasión por los libros a su primera experiencia en un bar gay; de su precoz matrimonio hasta su último amor, el documental es una mirada fascinante a una escritora y crítica cultural imponente, cuyas obras en fotografía, la guerra, la enfermedad y el terrorismo siguen resonando hoy.

¿Cuándo?: 17 de mayo a las 12.00 horas.

¿Dónde?: Universidad Complutense (Sala por confirmar).

 

“Political Animals” (documental) 

Documental de Jonah Markowitz y Tracy Wares que cuenta la lucha de los derechos civiles del siglo XXI desde el punto de vista de cuatro mujeres elegidas como representantes políticas. La película sigue a cuatro lesbianas revolucionarias que lucharon por causas personales y comunitarias, en las calles y en los pasillos del Gobierno.

¿Cuándo?: 17 de mayo a las 20.00 horas.

¿Dónde?: Artistic Metropol (Calle Cigarreras, 6).

 

“Io e Lei” (largometraje)

Marina y Federica han estado juntas desde hace cinco años, viven en un precioso apartamento en Roma, pero todavía no saben si son una pareja. Marina cree que sí. Federica, tras encontrarse con un hombre por el que sintió algo en el pasado, experimenta una crisis de identidad y comienza a preguntarse qué es lo que realmente quiere de la vida y del amor.

¿Cuándo?: 18 de mayo a las 20.00 horas.

¿Dónde?: Artistic Metropol (Calle Cigarreras, 6).

 

“Julie” (largometraje) con las protagonistas 

Julie decide marcharse precipitadamente dejando atrás todo aquello que la rodea. Se embarcará en una huida que la llevará hasta un remoto pueblo, donde creerá poder esconderse de sí misma. Allí, Julie encuentra su lugar como maestra, e incluso sus habitantes creen llegar a conocerla. Sin embargo, nadie sabe quien es Julie. Nadie sabe quien se esconde detrás de esa mirada esquiva.

¿Cuándo?: 19 de mayo a las 20.00 horas.

¿Dónde?: Artistic Metropol (Calle Cigarreras, 6).

 

“Rara” (largometraje)

Que te gusten los chicos, igual encontrar que son estúpidos, ser supercercana con tu mejor amiga, y aun así no contarle tus secretos, tener problemas en el colegio y unos padres aburridos: este es el tipo de problemas que enfrenta una niña de 13 años. Para Sara eso no tiene nada que ver con el hecho de que su mamá viva con otra mujer. Pero su padre no piensa lo mismo…

¿Cuándo?: 20 de mayo a las 19 horas.

¿Dónde?: Cineteca (Plaza Legazpi, 8).

 

“Chavela” (largometraje) 

La cantante Chavela Vargas ganó un nombre por sí misma primero en México y más tarde en todo el mundo principalmente por su interpretación de rancheras tradicionales. Estas canciones eran compuestas principalmente por hombres y en su mayoría hablaban de amor no correspondido por las mujeres, el cansancio del mundo y la soledad. Chavela las interpretaba con su propia ritmo y su voz áspera y vulnerable.

El material inédito de esta película, así como las entrevistas con la propia Chavela y sus contemporáneos, colegas y parejas, han dado como resultado un cariñoso retrato de una artista carismática y excepcional, que fue abiertamente lesbiana a lo largo de su vida.

¿Cuándo?: 20 de mayo a las 21.00 horas.

¿Dónde?: Cineteca (Plaza Legazpi, 8).

 

“El Derecho de Voz/s” (exposición paralela)

La VI Muestra de Cine Lésbico de Madrid organiza, como actividad paralela, la exposición El Derecho de Voz/s, que parte de la campaña El Derecho de Voz/s. La iniciativa es de la Fundación Círculo de Estudios de Colombia, y tiene como objetivo ofrecer tratamiento a las víctimas de violencia sexual y la visibilización del conflicto a través de las personas que lo han padecido.

¿Cuándo?: del 3 al 31 de mayo (de lunas a viernes de 9.00 a 22 horas. Sábados de 9.00 a 15.00 horas).

¿Dónde?: Centro Cultural Pilar Miró (Plaza Antonio María Segovia, sin número).

¿Quieres ver la WNBA gratis? Ahora, con Twitter, puedes

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El salto inicial, el que marcará el comienzo de la temporada 2017 de la WNBA, está a punto de caramelo. Será el 13 de mayo, con las campeonas del año pasado, las Sparks, defendiendo el título y recibiendo en casa a las Storm, y las subcampeonas viajando hasta Nueva York para medirse a las Liberty.

Disfrutar de la emoción y las emociones fuertes de una de las ligas femeninas más potentes del mundo este año va a ser todavía más fácil de lo que lo era antes. Además de la opción del League Pass que ofrece la propia WNBA en su web y que es bueno, bonito y barato (muy barato), ahora tenemos una opción adicional que no le va a costar un duro a nuestro bolsillo: Twitter. La red social de los 140 caracteres, tras haber dado el salto al streaming de deportes en directo el año pasado con la NFL, acaba de cerrar un acuerdo con la WNBA para retransmitir 20 partidos de temporada regular cada año hasta 2019.

“Estamos encantados de poder llevar la WNBA a Twitter, nos permitirá presentar la liga ante una audiencia más global, dice Lisa Borders, la presidenta. “Este acuerdo muestra el extraordinario compromiso de Twitter con el deporte femenino y una creciente popularidad de nuestras deportistas y nuestro deporte”.

Este acuerdo tan top, que nos permitirá disfrutar de Elena Delle Donne con su nueva camiseta de las Mystics, las primeras canastas de Kelsey Plum como profesional, o comprobar si Breanna Stewart es capaz de mantener el ritmo de su perfecta temporada como rookie en su segundo año, se va a estrenar con representación española. El 14 de mayo, a las 6 de la tarde hora americana, tenéis una cita con el equipo de Marta Xargay, las Phoenix Mercury, liderado por Diana Taurasi y Brittney Griner que se enfrenta a las Wings de Skylar Diggins.

Vía: WNBA

El crush de Katherine Langford (‘Por trece razones’) con otra chica

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Una de las últimas series de Netflix, Por trece razones, se ha convertido en todo un fenómeno. Todo el mundo está comentándola, para bien o para mal, y el tema central de la serie es tan importante, y tan necesario que se saque a la luz, que realmente no importa cómo se hable, sino que se hable. Según Naciones Unidas y la Organización mundial de la salud, el acoso escolar o bullying se cobra alrededor de 200 mil suicidios al año entre jóvenes de entre 14 y 28 años. Es gravísimo.

Pero hoy no hemos venido a hablar de la serie, sino de su protagonista, la actriz australiana Katherine Langford. El papel de Hannah ha sido el primero de su carrera, descontando una pequeña aparición en un cortometraje. Por eso, al saltar a la fama, los medios se han puesto a buscar su huella por internet, y Buzzfeed ha encontrado su canal de Youtube, en el que Langford nos enseña sus talentos musicales. Cantando y tocando el piano, la australiana grabó en 2013 esta canción, escrita por ella misma, que se titula “Estoy colada por Zoe Bosch”.

¿Quién es Zoe? No sabemos. Pero lo que le canta Katherine es muy bonito.

Eres divertida, eres atrevida; eres amorosa y te preocupas por todos los de tu alrededor. Eres una mujer increíble, eres cautivadora. No me asusta decirlo, voy a gritarlo por los tejados. Zoe, eres super guay, y estoy colada por ti, y todos los demás también

Las pequeñas fangirls que tenemos en nuestro interior están gritando muy fuerte de emoción. *IIIIIIIIIIIH*. La actriz, de 21 años, tiene un par de proyectos muy interesantes para el futuro. El primero, The misguided, es una película rodada en su país natal, mientras que el segundo, titulado Simon vs. The Homo Sapiens Agenda, es una adaptación de una novela de Becky Albertalli, y que está dirigido por Greg Berlanti, el creador de, entre otras cosas, Supergirl. La carrera de Katherine no ha hecho más que empezar. 

Vía: Diva

Los Milagros de Gloria Fuertes

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Hace unos años escribía en esta misma web que Gloria Fuertes era “una de las grandes, y tristemente tan poco reivindicada”. Hoy, me llena de alegría poder escribir que eso ya no es así, y que la Poeta de los niños lo es ya de multitud de adultos que la están descubriendo y redescubriendo. Con motivo del centenario de su nacimiento, muchos son los libros que se están editando, pero hoy nos detenemos en un proyecto precioso que convierte los poemas de Gloria en canciones.

Ana Molina Hita, una de las componentes originales del grupo indie Hola a todo el mundo, en su labor como profesora del colegio público Pío XII de Madrid, formó con algunas de sus alumnas un pequeño coro llamado Milagros. Con las voces de estas niñas, las letras de Gloria, y la música electrónica de Ana Molina, el resultado es tan bonito que dan ganas de saltar en la silla al escucharlo.

Cinco son las canciones que han subido a su bandcamp, siendo la primera una introducción biográfica de voz de la misma autora. Porque quién mejor que ella misma para desvelar lo importante.

NOTA AUTOBIOGRÁFICA

Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
a los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.

Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores
-no digo nombres-,
gracias a eso, pude sobrellevar mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta
-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.

Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.

Puedes escuchar el resto de canciones en este enlace. 

Susan Sarandon, Cheryl Hines, y Christine Baranski, las malas madres de las ‘Malas madres’

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El año pasado nos lo pasamos fenomenal viendo Bad moms, esa película sobre un grupo de madres que, hartas de tener que ser seres perfectos más robóticos que humanos, y de estar siempre pensando en los demás antes que en ellas, deciden un día que todo eso se va a acabar. Que las protagonistas fueran Mila Kunis, Kristen Bell y Kathryn Hahn… ayudaba, y mucho. Una nos impresionó en Cisne Negro. Otra formó parte de nuestra adolescencia con Veronica Mars, y la tercera es de nuestros personajes favoritos de Transparent. Con estos mimbres, el resultado estaba claro que iba a ser guay. 

Ahora, Susan Sarandon, Cheryl Hines, y Christine Baranski van a interpretar a las madres de las malas madres. Sarandon será la progenitora de Hahn, Hines de Bell, y la alucinantemente alucinante Christine Baranski hará de madre de Mila Kunis. La secuela se llamará A Bad Moms Christmas, y, claro, tendrá lugar en Navidad. El guión contará como se las apaña el trío de protagonistas para crear unas navidades geniales para su familia, y también para sus madres, que van a visitarlas. La primera película ingresó una brutalidad de dinero, unos 113 millones de dólares con 20 millones de presupuesto, y se espera que esta sea otro éxito de taquilla. ¿Cuando lo veremos? Pues casi ya: el 3 de noviembre se estrena en Estados Unidos.

Vía: Vulture

Las protagonistas de ‘Vis a vis’, en su entrevista más croqueta

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Pese a que la cadena que emitía Vis a vis decidió cancelarla, su éxito internacional parece asegurado. La serie carcelaria española por excelencia ha comenzado su desembarco en Reino Unido de la mano de Channel 4, la cadena de otras series con contenido LGBT como Cucumber, y lo está petando. “The sexy spanish prison hit”, como han denominado a Locked up, es la primera serie española que se emite en Reino Unido, que no es poco dada la cantidad de series británicas que nos hemos tragado aquí, y con motivo del estreno de la segunda temporada Diva Magazine ha entrevistado a Maggie Civantos, Berta Vázquez y Nawja Nimri, y sus declaraciones no tienen desperdicio alguno.

Nawja: para mi, es muy importante [que la serie sea toda sobre mujeres]. Fue alucinante cómo nos las arreglamos para llevarnos tan bien. Y fue porque no había hombres involucrados, hazme caso.

Berta: Nos ayudamos las unas a las otras.

Magie: Somos un equipo.

Dado que Diva es un medio LGBT, las preguntas sobre las experiencias homosexuales de sus personajes son algo obligado, y las actrices resuelven muchas de nuestras dudas sobre Macarena, Rizos y Zulema.

Diva: ¿Crees que Macarena tuvo experiencias lésbicas antes de entrar en la cárcel?

Maggie: no, no tuvo. Puedo entender muy bien a mi personaje porque pienso lo mismo. A lo mejor crees que eres hetero pero un día te enamoras de alguien. A lo mejor porque tú necesitas cierta clase de amor o porque realmente te enamoras de una persona. Y creo que es el caso de Macarena. Ella es heterosexual, pero un día cuando está en la cárcel se encuentra con Rizos. Y al principio es raro para ella.

Berta: Creo que el amor no va de género. Creo que es acerca de las necesidad que tenemos dentro de nosotras.

 

Diva: ¿Crees que Rizos estaba interesada en las mujeres antes de ingresar en prisión?

Berta: Creo que Rizos es del tipo de personas que ama a los dos [géneros]. Creo que tuvo un novio fuera, eso me dijeron, pero ella lo ha intentado con chicos y chicas. Es muy abierta.

 

Para mi gusto, las chicas patinan un poco al hablar de lo “guay” que es ser gay o lesbiana en España ahora mismo. A mi me suena todo un poco a los dos miles, cuando se tenía esa percepción de ser “cool”, pero ahora mismo… pues no. Pero quedémonos con lo que dicen Maggie Civantos y Berta Vázquez al final de la entrevista.

Maggie: Soy muy abierta. Soy heterosexual, pero quien sabe. Nunca puedes decir nunca porque creo que me puedo enamorar de una persona.

Berta: Yo no sé lo que soy.

Vía: Diva

¡Gracias Sara por el soplo!

 

#Croquetovideo musical: ‘Happy now’, de Deejay Rupp

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Madison Paige es modelo. Terra Renegade es modelo. Las dos son LGBT. Y, mucho más interesante, las dos son novias en la vida real. Sus cuentas de instagram son básicamente fotos de ellas, bien juntas o por separado, mira, a veces no hace falta más.

https://www.instagram.com/p/BQTqAjwDxL0/?taken-by=madisonpaige

Life Was Easy @camraface

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Can't wait to see how the film develops @paulcapra

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El caso es que Deejay Rupp las ha escogido para que ilustren el videoclip de su último single, titulado Happy now. La canción mola. El video, que son ellas dos enrollándose todo el rato, mola. Ellas molan. Chica, no se puede pedir más.

Vía: Curve