Lo que me enerva es,
saber que estás de paso,
y aún así,
no acariciar bastante
atardeceres cuerpos,
risas,
manos,
muslos,
senos,
hombros,
brazos.
Y no acariciar bastante
la vida en vano.
(Historia de gloria, 307)
Gloria Fuertes es uno de los nombres capitales en la poesía española del siglo XX. Autora precoz, durante su infancia comienza a escribir, pero la Guerra Civil le arrebata a su madre, lo que marcará a Fuertes durante toda su vida, dejando ese poso de melancolía perpetuo en sus renglones. Mecanógrafa en el Ministerio de Información por profesión, pero en absoluto por vocación, en 1961 obtiene una beca para impartir clases de Literatura española en la Universidad de Bucknell. A su vuelta a España, enseña a toda una generación de niños a seguir siéndolo toda la vida, desde los programas televisivos Un globo, dos globos, tres globos y La cometa blanca. Nunca abandonó su faceta creativa, tanto en poesía infantil como adulta, hasta su muerte en aquel triste día de 1998.
Me siento sola y una
como una sola luna
-por ser igual a todas las mujeres
y no parecerme a ninguna-,
me siento sola y una
en mi vacía cuna.
(Historia de Gloria, 198)
Gloria Fuertes era lesbiana. Reservada, por obligación social, hasta el paroxismo, sólo trascienden de su vida privada algunos datos sueltos: que fue a vivir con su novia a Estados Unidos cuando le fue concedida la beca Fullbright, que Mujer de verso en pecho está dedicado A Marisa, su defensa absoluta a través de sus escritos de los bichos raros, los marginados, los locos. De ella. Su obra es eminentemente biográfica, y de ahí podemos extraer un retrato de su personalidad nítido a la vez que velado. Porque la única manera de contar las verdades cuando están prohibidas es disfrazarlas. Gloria nos habla en sus poemas de soledad, de la falta de amor, del miedo al dolor, pero también de todo lo contrario: de la alegria, del placer, de lo que siente al ver a la persona amada.
Tus besos cambian el curso
de mis aguas
y humedecen la sequía
de mis desiertos interiores
(Mujer de Verso en pecho, 156)
Yo aprendí a leer con los poemas de Gloria Fuertes. La oca loca, la cara de doña Sara, Cómo se dibuja un payaso. Todos esos textos forman parte de mi infancia, de mi vida. Pero me sorprendió mucho descubrir, ya de mayor, su poesía adulta, porque en ella es donde verdaderamente podemos alcanzar a descubrir la inmensidad, creativa y personal, de este personaje. Una de las grandes, y tristemente tan poco reivindicada.