Jennifer Lawrence, la Jenni, nos mola. No podemos, ni queremos, negarlo, y es que cuando nos encontramos con una chica tan divertida, con tantas ganas de reírse de una misma, y que a la vez es capaz de ponerse seria en los momentos importantes, no puede sino enamorarnos. O, vale, si no queréis que me ponga épica vamos a decir que nos cae muy simpática. El caso es que la actriz, a la que esperamos ver caerse de nuevo este domingo en la gala de los Globos de Oro, está de promoción de Joy, su nueva película, y en una de las infinitas entrevistas que está dando ha hecho unas declaraciones sobre su estilismo la mar de curiosas.
Jennifer: Mi estilo es power-lesbian provocativa. O, al menos, es lo que le digo a mi estilista que quiero. No sé si es ofensivo
Glamour: Pero eso me hace pensar en smokings, y no te veo en uno
Jennifer: Bueno, lo primero, visto de Dior, que es muy femenino y bonito. Así que no me verás a menudo como una power-lesbian provocativa, porque represento a la mujer Dios, que es un honor… pero tengo tetas y culo. Y hay muchas cosas que están hechas para gente muy delgada, y eso me hace parecer gorda.
Luego habla también de que las tetas tienen que parecer tetas y no celulitis, y, en fin, se mete en un berenjenal ella sola. Así es Jennifer: Sabe cuando empieza a hablar, pero no cuando parar. Espontánea, vamos. La cosa es que muchas voces se han alzado, como siempre, en contra, porque quién es ella para decir que quiere vestir como una lesbiana, que si todas las lesbianas visten igual, que shut up Jennifer, y todas esas cosas que pasan cuando se tocan fibras sensibles.
No sé vosotras, pero a mi me parece que la actriz no lo hace con ningún ánimo de ofender, y que tenemos en JLaw una importante aliada para el feminismo y lo LGBT en general. La misma Ruby Rose ha salido en su defensa argumentando eso mismo. Además, todas sabemos a qué (a quién, más bien) se refiere cuando nombra ese estilismo.

Vía: Glamour


Luke tenía un sable láser. Han Solo, el Halcón Milenario. Leia… Ensaimadas en la cabeza. No se le puede negar su posición de icono feminista, allá por el año ’77, cuando salió la trilogía original porque tenía swag y no se dejaba ningunear por nadie, pero la época y el tener que ser la princesa a rescatar, no le permitió llegar lo lejos que se merecía. Por no mencionar que la diversión intergaláctica se la dieron toda a sus compañeros masculinos de reparto. Caca de la vaca.








En una época en la que todavía no existía la chupipandi de The L word, ni Alex Vause, ni Ellen, ni siquiera Carol y Therese, se publica El pozo de la soledad de una tal Marguerite Radclyffe Hall, John para los amigos.









Yo soy una clásica, una de esas que sigue pensando que 2020 es El Futuro (leído con voz de terror, algo así como «Eeeell Futuuuuuurooooo»), algo que queda muy lejano, y más si todavía no tenemos ni monopatines voladores ni colonias en Marte. Pero a los productores de NBC les parece que 2020 es pasado mañana, y han renovado alegremente el programa conducido por Ellen DeGeneres, The Ellen Show, por tres temporadas más, para que podamos seguir disfrutando de videos tan sumamente graciosos como este con Wanda Sykes.
