En el episodio 20:
Erwin ha planeado toda la misión para poder capturar a la persona que puede transformarse en el titán con cuerpo de mujer. Sin embargo, en el último momento esta se escapa y va directa a por Eren y la unidad de élite que le protege.
Pero nosotras, para que nos vamos a engañar, todavía estamos sufriendo con la muerte de Gunther a manos del traidor y las explicaciones de Armin y Erwin nos la traen un poco al pairo. Sin embargo, es interesante ver como ambos tienen un cerebro más rápido de lo habitual e infieren rápidamente dos cosas: Que Eren es un novatillo en eso de transformarse y que es más que posible que cada persona que se transforma en titán tenga sus propias habilidades, y que la transformación de Eren ha interrumpido los planes de destrucción de la humanidad de estos infiltrados.
Sabes que las cosas van a ir fatal cuando Erwin dice que no pueden pelear con esta gente a la manera tradicional y va Eren y decide que es justo lo que van a hacer. Eren no es un chaval muy brillante pero claro, si Petra te dice que confíes en ella tu vas y lo haces. Y punto pelota.
Porque no se llaman unidad de élite por nada. En cuatro movimientos acorralan a la titán y parece que están a punto de conseguirlo. Pero Shingeki no Kyôjin no sería Shingeki no Kôjin si las cosas fueran bien y todo el mundo saliera vivo.
La transformación de Eren somos todas con él, esperando que destroce a la titán que todavía anda tuerta y con esa cara de estar a punto de destrozarse las muelas. El rugido de furia es tan característico que Mikasa y Levi lo reconocen enseguida.
Por si no habíamos sufrido suficiente en la primera parte del episodio, se encargan de restregarnos por la cara nuestro dolor viendo como Levi contempla los cadáveres de sus soldados. Llegados a este punto no se puede ni escribir este recap de las lágrimas.
Eren es todo cabreo, pero como siempre ha sido perro ladrador más que mordedor, la titán se lo pule en un ataque salvaje con esa habilidad suya ideal para enfriar cubatas. Mikasa llega justo a tiempo para ver como se mete a Eren entre pecho y espalda.
Y por supuesto, se recupera de su shock rápidamente para mostrar esa faz dulce y apacible que tanto nos gusta.
Llegados a este punto ya estas con la nariz en la pantalla, jaleando cada vez que uno de sus cortes desestabiliza la carrera de la enemiga. Y no puedes evitar corear cuando aparece Levi a la fiesta. Con estos dos el rescate de Eren (o lo que queda de él) es pan comido. ¿O no?
A estas alturas uno quiere cortarse las venas con un plátano de tanto sufrir, pero no os preocupéis. El bueno de Hajime Isayama todavía nos tiene muchas y muy desagradables sorpresas en cartera. Podéis llorar con algunos fanarts aquí o aquí, pero yo me quedo con este, más mono, para superar el trauma del episodio de esta semana: