Vengo a confesar que no conocía la increíble música de los Paramore hasta que Ain’t it fun no se hizo cabeza de listas internacionales. Y no es hasta hace muy poquito que vi una foto del grupo. Y entonces tuve que volver a mirar porque mis ojos no podían creerlo: ¿Esa voz de rockera venía con pelirojísima incorporada?
M, has vivido debajo de una roca, diréis. Y tendréis razón, maldita sea, cómo nadie había venido a plantarme una foto de Hayley Williams es una cosa terrible. Culpo a Srta. Lawliet de todo, obviamente, porque una cantante tan guapa y con una sonrisa tan fantástica debería habérmela descubierto mucho antes.
La cantante de Paramore es el fetiche lésbico por excelencia: voz intensa, rockera, con mucha actitud pero con una carita de pilla que te enloquece. Ese rollito tomboy super femenino que deshace tus defensas y te deja con ganas de lamerla entera.
Es genial contemplarla en videoclips y conciertos y ver como pasa de sexy e intensa a alocada y desenfadada en un segundo. Hayley, yo sé que tu religión te lo impide, pero hazme muchos hijos. Más si eres tan fan de Tegan and Sara que os las llevastéis de teloneras en vuestro tour.