A veces pasa que un día dado te toca hacer las maletas y mudarte a una ciudad en un país lejano (Portugal cuenta como extranjero aunque estés en un pueblo a 10 minutos de la frontera) y ahora, gracias a nuestros políticos, es algo muy en boga. Lo que nadie te cuenta es que es como resetear tu vida: tienes que aprender a hablar como si fueras un niño de nuevo (a veces te tratarán como a uno), buscar nuevos amigos y, por supuesto ligar, o al menos intentarlo. Porqu.e amigas. que no os engañen: no es nada fácil a menos que seas un pibonazo a la altura de Scarlett Johansson, entonces sí es fácil.
Casualmente estoy afincada en Berlin, la ciudad más gay de Europa o igual del mundo. Aun así no me como un colín y es que el proceso es más complicado de lo que parece:
Al venir aquí todos tus amigos te animan: “buah ya veras como te las llevas de calle, allí todas son rubias de ojos claros, caerán rendidas con tu aire sureño”
No caen en la cuenta de lo multi-culti que es esto y que hay chopocientas igual que tú.
Hasta ahora no te habías dado cuenta de la importancia del idioma. Mientras que en castellano eres una digna heredera de Góngora, en alemán/inglés/ruso o en mandarín tienes la elocuencia que Pikachu en un buen día.
Visto que las opciones en tiempo real no dan sus frutos, caes en las redes sociales: Brenda ahora Wapa, Lesarion red social para croquetas alemanas, Scissors, nunca tienes suficientes.
Y ves que allí que es casi peor, entre las que están de paso, las que no contestan a menos que les lleves sangre de unicornio, las que se espantan cuando les dices que eres extranjera…
Es un sin vivir, lo peor es que te ves sola a pesar de las infinitas opciones.
Y es que con tanto para elegir ¿quién te va a elegir a ti? ¡Si pareces sacada de una peli de Paco Martinez Soria!
Compruebas además a tu pesar que el mundo croquetil allá donde vayas es siempre del tamaño de un guisante y por asociación os acabáis conociendo todas.
Llegado el punto decides tirar la casa por al ventana y te apuntas sin ningún tipo de filtro hasta el brunch de las 16:00 en la otra punta del metro y es que todo evento/fiesta cuenta.
Poco a poco vas conociendo a otras croquetas y vais haciendo una piña.
Al final, después todo el esfuerzo no has conseguido a tu chica de ensueño, pero te has llevado a un par de amigas con las que compartir tu tiempo. Tu futura chica puede esperar.
*Extra: por cierto no os imaginas el ritmo de vida surrealista que llevamos aquí, que cuando consigues quedar con una chica igual te da cita para julio del año que viene verídico