Muchas veces hemos hablado aquí de Caitlyn Jenner, de lo relevante que ha sido su anuncio público de que, por fin, iba a empezar a vivir como una mujer, y de la trascendencia que este gesto tiene no para ella, sino para todo el mundo. Caitlyn es una heroína nacional a esos niveles en que sólo pueden serlos las estrellas del deporte estadounidenses. Ganó el oro en los Juegos Olímpicos de Montreal en una de las disciplinas más exigentes, el decatlón, y desde entonces ha estado trabajando en la promoción del deporte como valor inherente a los Estados Unidos, convirtiéndolo casi en una cuestión de estado. Cuando alguien tan sumamente famoso y reconocido cuenta en público, se atreve a salir en una portada y decir “Hey, no soy Bruce, soy Caitlyn”, el sistema de valores cambia de inmediato, y se produce un cortacircuito en aquellas mentes que nunca jamás se habían planteado nada.
Total, que ayer noche se entregaron los premios ESPYs del deporte, y una guapísima y exultante Abby Wambach, capitana de la selección estadounidense de fútbol, y reciente ganadora del Mundial, fue la encargada de entregarle a Caitlyn Jenner el premio Arthur Ashe al coraje. Ya no hablamos de logros deportivos, ni de medallas, sino de gestos valientes. El discurso de Caitlyn fue muy emocionante.
Mi transición fue más dura para mi que nada que hubiera imaginado. Hasta hace unos meses, no conocía a ninguna persona que hubiese transicionado. Nunca.
Hay que promover la idea de que hay que aceptara la gente por quien es. Mi plegaria para esta noche es que os unáis a mi para hacerlo. ¿Como empezamos? Empecemos con la educación. Aprended todo lo que podáis sobre otra persona.
Para finalizar, dejó claro su juego: “Esto no es sobre una persona. Es sobre miles. No sólo sobre mi, sino sobre todos vosotros”.
Vía: ABC