Eley-Grey-cromosomaNo conozco mucho a Inma Cuesta, en realidad no la conozco de nada. Aunque me me encanta el cine (en especial el de producción nacional), no soy muy dada a recordar los nombres de las actrices o los títulos de las películas. Sin embargo, he empezado el artículo hablando sobre Inma Cuesta porque hace poco, un par de semanas o tres (si no recuerdo mal), fue noticia en todos los medios y las redes sociales por una denuncia que publicó sobre los retoques de una de sus fotos. La imagen publicada (y retocada) aparecía en la Revista Dominical de un famoso periódico nacional. Para las que desconozcáis el caso, resumo desde aquí que la actriz calificó de “vergonzosa” la sensación que tuvo cuando vio la foto por lo irreal de la misma, además añadió que “me dejan casi en la mitad de lo que soy”. Al principio, me sorprendió tanto la noticia como sus declaraciones, pero cuando analicé cada una de las fotos (la que ella tomó con su móvil y la que finalmente se publicó) entendí su enfado.

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Verte y no reconocerte, descubrir que tu imagen está en manos de personas que tienen un sentido de la belleza absolutamente irreal. Imagino que era necesario resaltar el azul cobalto del vestido, quitar algunos pliegues del mismo y subir los niveles de luz para hacer brillar más mi piel, pero no entiendo la necesidad de retocar mi cuerpo hasta dejarme casi en la mitad de lo que soy, alisar mi piel y alargar mi cuello hasta convertirme casi en una muñeca sin expresión. No es la primera vez que pasa, pero esto sobrepasa los límites de la realidad y me avergüenza. La foto de la derecha fue sacada con mi móvil directamente del ordenador en la sesión de fotos, yo al completo, sin trampa ni cartón, Inma entera, la de al lado es una invención, es eso que se supone que debería ser… los "cánones" de belleza que "deberíamos" seguir, no me acompleja, no lo entiendo como una señal de lo que lo debería ser, sencillamente me indigna como mujer y me hace reflexionar muy seriamente hacía dónde vamos y reivindicar con fuerza la necesidad de decidir y defender lo que somos, lo que queremos ser independientemente de modas, estereotipos o cánones de belleza.

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Más me sorprendió leer otros comentarios de compañeras de profesión de Inma, asegurando que también habían “sufrido” el mismo tipo de retoques y nunca se habían atrevido a denunciarlo públicamente.

Y yo me pregunto, ¿cuánto de famosa tienes que ser para atreverte a denunciar este tipo de invasión contra tu propia imagen? ¿qué peligro vemos las mujeres cuando desde fuera critican nuestro cuerpo? ¿por qué consentimos que los retoques y los “modelos irreales” (parafraseando a Inma Cuesta) rijan nuestras vidas y, a veces, hasta nuestra salud?

 

Decidí preguntar a distintas personas (conocidas) qué pensaban respecto del revuelo que se había montado y mi indignación creció hasta límites insospechados. Varias de las entrevistadas afirmaron que no es ninguna novedad que se retoquen las fotos de las famosas y que, si tanto les molesta que retoquen sus fotos, por qué no han denunciado antes. Además de sus respuestas, observé cierta animadversión ante el posicionamiento que las actrices habían tomado. Hay que aclarar que las personas que contestaron de esta manera son mujeres (de ahí mi indignación) y que tras sus respuestas traté de explicar varias cosas:

1.- Que los modelos que se fomentan desde los medios de comunicación y publicidad no son reales.

2.- Que dichos modelos provocan una necesidad en la sociedad de alcanzar unos cánones de belleza que enfrentan aspecto y salud.

3.- Que las personas que más sufren esta imposición de perfiles físicos son las mujeres, en concreto las niñas y adolescentes.

4.- Que si las actrices no han denunciado antes se debe, posiblemente, a que ellas también creían en esos cánones de belleza que nos venden las marcas y la televisión.

 

Sé que es un tema muy comentado y que hay mucha gente que piensa como estas personas con las que discutí mi punto de vista. Sin embargo, me gustaría saber vuestra opinión al respecto.

Sentíos libres de escribir.

Sentíos libres de pensar.

2 COMENTARIOS

  1. Comparto totalmente tu opinión y tu indignación, Eley. Cuando vi la foto retocada de Inma Cuesta, antes de ver el pie de foto, creí que la de la imagen era Vicky Martín Berrocal. ¡Fíjate! Que ni siquiera la reconocí a ella con lo que me gusta. Cuando ya leí el artículo, no pude sino felicitarla por haber tenido los santos ovarios de hacer algo así. Porque aunque Inma esté poco a poco ganando fama y posición, aún no es “una grande” como las pocas que se han atrevido a salir sin photoshop ni maquillaje en revistas y redes sociales. Y eso la honra. Me alegra que no se case con nadie (o eso es lo que por el momento parece) y que haya sido capaz de denunciar el no reconocerse en sus propias fotos.

    Cuando otras mujeres empiezan a criticar este tipo de actos y a “dejarlos pasar” porque “siempre se ha hecho así”… En fin… Me enervo. Me enervo y me asusto de lo interiorizados que tenemos ciertos estereotipos, machismos e imágenes mentales y cómo las reproducimos sin percatarnos y sin plantearnos nada.

    Buen artículo, Eley. Sigue así.

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